Por Redacción
El Subsecretario de Gestión Institucional y mano derecha de la Secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem, negó este lunes cualquier relación con las denuncias por supuestas irregularidades en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). A través de un comunicado el funcionario libertario estableció un estrategia de victimización y culpó por el escándalo a una operación política del kirchnerismo.
La desmentida de Lule Menen llega tarde y mal. Sus declaraciones son demasiado básicas y tienen como objetivo desviar la atención de una situación que tiene impacto directo en el núcleo duro del gobierno reaccionario. En este marco, el socio político de Karina Milei, explicó: «Jamás imagine tener que salir a desmentir una burda operación política del kirchnerismo, a la que se sumaron algunos medios, dirigentes y periodistas, utilizándola para intentar manchar la honestidad y la imagen de un gobierno. Por el tamaño de dicha operación es que me veo en la obligación de manifestarme al respecto».
La burda expresión de Menem evidencia la debilidad del Ejecutivo libertario ante una situación que lo supera. En su intento de defensa, el funcionario expresó: «Jamás tuve intervención de ningún tipo en las contrataciones del Andis. Ni de manera formal ni de manera informal. Nadie me mencionó ningún hecho de corrupción, ni tampoco tuve conocimiento alguno de que algo ilícito ocurriera en el Andis ni en ningún otro organismo del estado».
Por otro lado, repitió: «No es casualidad que este tipo de maniobras aparezcan justo dos semanas antes de las elecciones de la provincia de Buenos Aires, último reducto del kirchnerismo. Ya estamos acostumbrados a estas prácticas que solo buscan dañar la imagen del gobierno para obtener un redito meramente electoral».
A lo largo de su declaración, presentada a través de sus redes sociales. Menem no dio una explicación objetiva sobre el caso que conmueve al gobierno. Sus palabras obedecen más a la retórica vacía del gobierno que a contribuir a esclarecer los hechos. Como es habitual, el discurso del «libertario» ponderó de manera cínica e hipócrita la gestión colonial del gobierno de Milei, sin embargo, no logró despejar las dudas que se ciernen sobre Milei y entorno cercano.
