Internacionales

Nigeria: El escozor de un presidente

*Por Guadi Calvo

La inestabilidad continúa asolando vastas regiones de Nigeria, con diferentes focos de violencia debido no solo al accionar de los grupos rigoristas como Boko Haram o Daesh-WAP (Estado Islámico Provincia del África Occidental), ambas tributarias del Daesh, sino también al de las bandas criminales, que, en muchas oportunidades, para cuestiones puntuales, les alquilan sus servicios a las khatibas integristas.

El pasado domingo 1° de septiembre, en horas de la tarde, aproximadamente ciento setenta personas fueron asesinadas y varias decenas resultaron heridas, mientras se sigue sin conocer el número de desaparecidos después de la irrupción de una columna de terroristas, según las primeras versiones pertenecientes al Daesh-WAP, en la aldea de Mafa, del Consejo de Tarmuwa en el Estado de Yobe, al noroeste del país.

Unos ciento cincuenta muyahidines, en docenas de motocicletas y apoyados por varios vehículos, llegaron a la aldea armados con fusiles y lanzacohetes (RPG), comenzando a abrir fuego cuando muchos de los pobladores se dirigían hacia la mezquita para la asr (oración de la tarde). Tras el fuego indiscriminado, pasaron a saquear viviendas y comercios, para después arrasarlo todo.

Según las autoridades locales, el ataque habría sido una venganza por la muerte de dos insurgentes por parte de miembros de un grupo de autodefensa local, el Trabajo Conjunto de Civiles (CJTF, siglas en inglés). Otra versión señala que fue una respuesta a la negativa de los aldeanos a seguir pagando impuestos a los terroristas.

La cifra de muertos es todavía provisoria, ya que una de las tácticas terroristas es dejar sembrados artefactos explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés) no solo en el terreno, sino también escondidos en el cuerpo de sus víctimas, para que estallen cuando son asistidos. En lo que va del año ya son 1.500 los muertos, en total que excede los cincuenta mil, desde que la insurgencia wahabita apareció en 2009.

La mayoría de los pobladores hasta hace pocos meses había retornado a la aldea, después de que las autoridades les aseguraran que el área ya estaba controlada y que abandonaran los campamentos en los que estaban refugiados. Miembros de la aldea declararon que: «Durante años pagamos bajo coacción. No podíamos seguir así y ahora estamos pagando el precio máximo».

No deja de ser extraño que la khatiba atacante haya pertenecido al Daesh-WAP, ya que cuando se escindió de la organización madre, Boko Haram, en 2015 lo hizo debido a los atentados y los asesinatos contra civiles que el emir de la organización, Abubakar Shekau (muerto en 2021), organizaba tanto contra objetivos civiles como militares. Por lo que este nuevo grupo, desde entonces, concentró sus operaciones contra objetivos militares y policiales.

El ataque del domingo contra Mafa, que ha sido uno de los más letales del último año, agrega un nuevo eslabón a la ya larga serie de atentados que los terroristas provocan en el país y profundiza las críticas al presidente nigeriano, Bola Ahmed Tinubu, quien asumió en mayo del año pasado, tras una campaña que se fundamentó en la promesa de poner fin al conflicto armado.

Sus opositores le reprochan que hasta ahora no ha logrado ningún objetivo y que sus estrategias son erráticas y confusas. Mientras tanto, los expertos en seguridad también han criticado las políticas de Tinubu, reprochándole que no ha tomado ninguna medida contundente para resolver el largo conflicto. Si bien es responsabilidad de los gobiernos anteriores, el actual, que ya cumple dieciséis meses, no dispone de más recursos y medios para esta guerra.

Apenas dos días después del ataque en Yobe, en la noche del tres de septiembre, hombres armados atacaron la sede del Gobierno Local de Isiala Mbano, en el estado de Imo, en el centro sur de Nigeria, mientras se desarrollaban las primarias del Congreso de Todos los Progresistas (APC), que se celebraban para seleccionar diferentes candidatos a consejos y distritos del estado.

Durante el ataque, que dejó al menos cinco agentes de seguridad muertos, fueron vandalizados e incendiados varios edificios. Según los informes, entre los muertos habría varios miembros del Grupo de Seguridad Ebubeagu, una fuerza parapolicial creada en abril de 2021 por el gobierno estatal, que ya ha sido fuertemente cuestionado por sus abusos contra la comunidad. El ataque del martes no ha sido reivindicado por ninguna organización, mientras que la policía tampoco ha dado explicaciones.

Estos ataques son solo síntomas de la grave situación en que se encuentra la seguridad del país.

No siempre uno más uno es dos

Como ya ha sucedido en Sudán, Mali, Burkina Faso, Libia, Níger y Chad, donde en las protestas populares surgían banderas rusas como un elemento más de reclamo y advertencia a las autoridades, también han comenzado a verse en Nigeria. Algunas crónicas periodísticas e incluso fuentes oficiales han adjudicado el hecho a agentes nigerinos infiltrados en dichas protestas para generar inquietud política en el país.

Cabe recordar los fuertes choques diplomáticos que se produjeron entre Abuya y Niamey a partir de julio del año pasado, tras el golpe de militares nigerinos. Tinubu aprovechó la situación para realizar una “sobreactuación democrática”, alentando fuertes sanciones contra Níger y amenazando con invadir el país con una fuerza militar de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) encabezada por el ejército de Nigeria, con el objetivo de derrocar el nuevo gobierno de Níger y restituir al derrocado presidente Mohamed Bazoum. Esta postura de Tinubu, que asumió la presidencia de la CEDEAO con solo dos meses en el cargo, buscaba impresionar a Occidente y consolidarse como una figura destacada en África Occidental (ver: Níger: preámbulos para una guerra impensada).

Sin embargo, esa actitud se diluyó, ya que ni la CEDEAO, ni los Estados Unidos, ni Francia lo apoyaron. Tampoco los generales del ejército de Nigeria respaldaron la medida, y el oscuro pasado de Tinubu, vinculado al tráfico de drogas, empezó a ser noticia en la prensa. Esto terminó por convencerlo de que no era el mejor camino.

Sin duda, el presidente Bola Tinubu, quien critica tanto a los gobiernos de los tres países que hoy conforman la Alianza de Estados del Sahel (AES), creada en septiembre del año pasado tras los acuerdos de la Carta Liptako-Gourma, firmada por los tres jefes de Estado: el coronel Assimi Goïta (Mali), el capitán Ibrahim Traoré (Burkina Faso) y el general Abdourahamane Tchiani (Níger), debe sentir un cierto escozor al ver flamear banderas rusas en su propio país.

Los movimientos revolucionarios en los países de la AES comenzaron con la aparición de banderas rusas en las protestas populares, mientras que los militares hacían serios planteos a la conducción política por el pésimo manejo de la guerra contra el terrorismo, asociado a las estrategias de Francia y Estados Unidos.

Siete estados nigerianos comparten fronteras con Níger; históricamente esas fronteras han sido traspasadas libremente por las poblaciones de un lado y del otro, por intereses comerciales y familiares. Abuya teme que, entre tanta mercadería, se filtren las nuevas políticas de sus vecinos, que han estrechado vínculos con Rusia, y que este fenómeno derive hacia el interior del ejército, particularmente en la oficialidad media y joven, que sobrelleva el peso de la guerra.

Si bien es cierto que no siempre los mismos factores dan el mismo resultado, más allá de que existan elementos para considerar que están dadas las mismas condiciones, atendiendo la importancia estratégica de Nigeria para Occidente, por ser principalmente Nigeria el mayor productor petrolero del continente; ser el país más poblado de África, con cerca de 195 millones; y contar con el cuarto ejército más poderoso del continente, Occidente y, particularmente, los Estados Unidos, que disputa palmo a palmo el continente con China en lo comercial y con Rusia en lo militar, no va a permitir gratuitamente que Nigeria abandone su bando. Una encrucijada que debe producir mucho escozor en el presidente Bola Tinubu.

 

 

*Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

 

 

 

 

6/9/2024

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