*Por Guadi Calvo
Mientras Estados Unidos aún no se resigna a abandonar las bases de drones, una de ellas, la más grande del mundo, ubicada en Níger, el gobierno de este país africano ha declarado ilegal el convenio que permitía la presencia de alrededor de mil efectivos estadounidenses y un número desconocido de contratistas (paramilitares) en la base 201 en la región de Agadez.
Esta base fue terminada de construir en 2019 por los estadounidenses a un costo de cientos de millones de dólares. Como resultado de acuerdos entre Niamey y Moscú, recientemente han llegado al país saheliano cientos de efectivos rusos con importante equipo militar para apoyar al ejército nigerino, además de encargarse de entrenar y construir un sistema de defensa aérea, lo que representa el mayor despliegue que Rusia ha realizado en Níger.
Este extraño y peligroso episodio marca la primera vez en la historia en la que las fuerzas rusas y estadounidenses se enfrentan directamente en un mismo territorio, fuera de cualquier guerra proxy, con objetivos obviamente opuestos.
El proceso militar que comenzó en Níger en julio del año pasado, muy similar a los de Mali en mayo de 2021 y al de Burkina Faso en septiembre de 2022, no solo ha logrado expulsar a las fuerzas militares francesas, unos mil quinientos hombres, remanentes de la desmantelada Operación Barkhane, que finalizaron su retirada en diciembre pasado, sino que también ha exigido la retirada de las fuerzas estadounidenses.
La arriesgada jugada del Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CNSP) de Níger, encabezado por el general Abdourahamane Tchiani, que también revocó el acuerdo de seguridad con la Unión Europea a mediados de marzo, da por concluido el extenso ciclo de presencia colonial francesa en la región, que había comenzado en 1890.
Además de la conclusión de la Operación Barkhane, liderada por Francia con alrededor de cinco mil hombres en Mali, Mauritania y Níger, el gobierno del presidente Emmanuel Macron ha decidido retirar a los 1,600 efectivos de la Operación Sangaris en la República Centroafricana, los 400 de la Operación Sabre en Burkina Faso y los 950 en Chad de la Operación Épervier, fuerzas que también ejercían presión política en esos países.
A pesar de la salida de las fuerzas francesas y la llegada de los rusos, los estadounidenses siguen presentes en la Base Aérea 101, ubicada en el principal aeropuerto comercial de Niamey, y en la Base Aérea 201 en la región de Agadez, que comenzó a operar en 2013 y es la mayor de su tipo en el mundo.
Esta base fue construida para monitorear y reprimir actividades terroristas, así como para detectar y disuadir movimientos migratorios hacia los puertos del sur del Mediterráneo, con destino final en Europa. Con estas inversiones, Estados Unidos pretendía extender su influencia hacia el sur del continente y el Golfo de Guinea, donde se concentra el 60% de la producción petrolera africana.
Según un informe del Departamento de Estado, en estos momentos ninguna de las dos unidades de Agadez está autorizada por el gobierno del general Tchiani a efectuar vuelos de entrada o salida del país, lo que impide la llegada de correo, alimentos, equipos y suministros médicos. Se ha advertido que en mayo se terminará la provisión de algunos medicamentos críticos para uso del personal.
Niamey, al igual que Bamako y Ouagadougou, también ha expulsado las representaciones diplomáticas francesas y ha puesto en marcha una asociación político-militar que, entre sus primeros objetivos, tiene la sustitución del franco CFA de África Occidental, instaurado por París en 1945 y que, a partir de las sucesivas independencias en los años sesenta, siguió siendo un instrumento de control político y económico de sus antiguas colonias. Incluso el nuevo gobierno de Senegal, presidido por Bassirou Faye, también una excolonia francesa, tiene pensado sustituir esa moneda, lo que sería un paso casi definitivo para el fin de la ominosa presencia francesa en el continente.
La excusa para tanta presencia militar, tanto francesa como estadounidense, en estos tres países sahelianos ha sido el combate contra las facciones terroristas afiliadas a al-Qaeda y el Daesh, conocidas respectivamente como Jama’at Nasr al-Islām wal Muslimin (Grupo de Apoyo al Islām y los Musulmanes) y el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS).
Dado que la presencia de estos grupos terroristas está superando en diferentes regiones a los ejércitos locales de estos tres países, sus gobiernos han solicitado la asistencia del Grupo Wagner, la empresa de mercenarios de origen ruso. Aunque se ha discutido la presencia de los Wagner, especialmente en el norte de Mali, donde se los acusa de haber perpetrado matanzas de civiles, su colaboración ha contribuido a contener los avances de los muyahidines, algo que no habían logrado los cinco mil militares franceses de la Operación Barkhane, desplegados en el norte de Mali en 2012. Tras diez años de presencia y su absoluto fracaso, la junta de gobierno de Mali, liderada por el coronel Assimi Goita, decidió ordenar su retirada, lo que más tarde también sucedió en Burk.
El fin de una larga visita
Esta decisión de la junta nigerina, obstaculiza el proyecto de Washington, para instalar una línea de bases militares y puestos fronterizos, que cruzarían el Sahel, y que tenía a Níger, como pieza de articulación, con la que pretende entorpecer las relaciones cada vez más fluidas del continente con China, que desde hace al menos tres décadas, ha comenzado una campaña de fuertes inversiones en una importante cantidad de países del continente, en el contexto de la Ruta de la Seda, en diversas áreas productivas, como grandes proyectos, de construcción, siderúrgicos y petroleros.
En las que también hay participación rusa, nación que además ha desplegado un ambicioso plan de modernización de armamento y entrenamiento para ejércitos locales. Beijing, además, desde principios de este siglo ha construido cien puertos en todo el continente.
En vista de esta realidad, Estados Unidos, intenta negociar algún tipo de acuerdo para mantener cierta presencia militar en Níger y no verse obligados a abandonar totalmente el país como lo ha debido hace Francia, mientras que la Junta, sigue sosteniendo que la presencia militar de Washington es una violación de la constitución del país. Por lo que el destino de las dos bases militares, sigue siendo más que incierto. Más allá que la presencia militar rusa, se puede considerar una respuesta a los pedidos norteamericanos de los militares nigerinos.
Aunque todavía la fuerza militar norteamericana sigue en Níger controlando las bases de drones. El presidente norteamericano Joe Biden, cuya mirada parece centrada a las elecciones de noviembre, sin atender los agobiantes problemas para la seguridad mundial, que su desastroso gobierno ha generado: Desde la sangrienta retirada de Afganistán, a principio de su mandato; a la Operación Especial Rusa, en Ucrania, el genocidio sionista en Gaza; los ataque Houthies sobre el Mar Rojo; y los bombardeos directos entre Teherán y Tel-Aviv, generan total incertidumbre de considerar que quizás en Níger, se vaya a librar la primera batalla del fin del mundo.
19/4/2024