Por Redacción
Monseñor García Cuerva presentó, el pasado viernes, su libro “Una alegría que nadie nos podrá quitar” en la parroquia San Nicolás de Bari, ubicada en el barrio de Retiro, Buenos Aires. El evento, organizado por la Editorial Claretiana, contó con la participación del obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de la zona centro, monseñor Alejandro Pardo, y el director de la editorial, Ezequiel Takaya.
Ante un auditorio colmado de jóvenes estudiantes, el libro se destacó por su mensaje central: la alegría como herramienta de esperanza. Takaya agradeció a García Cuerva por confiar en la editorial y subrayó que la obra “es la expresión esencial y profética del arzobispo porteño, que desgrana en sus homilías el valor de la alegría en confluencia con la esperanza”.
En tal sentido, agregó que “en cada una de sus páginas, el autor defiende la alegría como en una trinchera e invita al lector a vivir la experiencia revolucionaria de la alegría en medio de los contextos difíciles que le toquen vivir”.
Desde la editorial, también se destacó que la obra busca despertar en el lector “la responsabilidad de la propia alegría, pero también la de los demás”. Se remarcó que “solo desde la alegría es posible ir en búsqueda de los sueños, la justicia y la vida en abundancia, que es para todos sin distinción”.
Durante la presentación, monseñor García Cuerva reflexionó sobre el origen de su obra, vinculándolo a la pandemia: “Quisiera resaltar que, si bien alguna homilía es del año 2019, toda la reflexión es posterior a la pandemia. La génesis del tema de la alegría es propiamente pandémico, porque creo que todos, también me pasó a mí, traté de sostenerme en el título de la obra que en definitiva son palabras del evangelio de San Juan. Jesús no miente, por lo tanto, tenía que encontrar la certeza de una alegría que nadie nos podrá quitar”.
El arzobispo de Buenos Aires compartió su experiencia personal durante la pandemia: “Durante el tiempo en que estábamos encerrados, en la soledad, me di cuenta de que el amor es más fuerte y la vida triunfa, aún en esos momentos de intenso dolor. Lo que tengo claro es que el encuentro con Jesús resucitado, el encuentro con Jesús que está vivo, genera alegría”.
Monseñor García Cuerva puntualizó que “la alegría cristiana se fundamenta, primero en la fe, luego en tener un horizonte y en seguir sosteniéndonos en la esperanza”. Agregó que la verdadera alegría no puede depender de factores externos como “el estado del tiempo, el índice de inflación o el estado anímico”.
No obstante, advirtió sobre las falsas concepciones de la alegría: “Las sonrisas de plástico no valen la pena, y por eso planteo también qué es la alegría cristiana y qué no lo es. Hay que transitar el dolor primero para tener la alegría, y por eso creo que muchos han perdido la alegría, porque primero perdieron la capacidad de sufrir y de llorar. Vivimos en una cultura donde no hay que llorar, una cultura en la que de la muerte no hablamos y a los cementerios no vamos”.
1710/2024