Por Redacción
En un diálogo con miembros de la comisión arquidiocesana de Piedad Popular, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre la importancia de la unidad en el marco de la 50ª peregrinación juvenil a Luján. “Buscamos la unidad”, expresó el prelado, quien destacó que “la mirada de María es una mirada que quiere hermanarnos, que nos mira como hijos”.
En ese sentido, García Cuerva resaltó que, al igual que una madre reconoce las diferencias entre sus hijos, la sociedad debe aprender a mirarse en la diversidad y a valorar aquello que une y diferencia. El arzobispo insistió en que la mirada de María es inclusiva y desafía a la sociedad a reconocerse en sus diferencias y a enriquecerse mutuamente.
Este desafío, explicó, tiene que ver con fortalecer la fraternidad y la idea del Papa Francisco del poliedro, donde “nadie quede afuera y podamos entendernos como una sociedad en la que todos sean incluidos”.
Consultado sobre lo que observa al caminar como peregrino, el prelado porteño detalló: “Se ve un pueblo creyente, con historia, mucho dolor, mucha esperanza y mucha alegría”. Asimismo, expresó que en esa caminata descubre a “Jesús que camina con nosotros en la solidaridad de tantos que dan una mano, en los que caminan solos, en los que caminan acompañados y en las comunidades que avanzan con mucha alegría”.
Monseñor García Cuerva se refirió a las historias personales de los peregrinos y reveló que, año tras año, en octubre, “hay corazones que palpitan, con dolor y alegría, y que llevan sus cruces a los pies de María”. Este año, el arzobispo compartió que llegaba a Luján conmovido, tras participar en la peregrinación de los mineros desde San Antonio de los Cobres a Salta, recorriendo 178 kilómetros. Sostuvo que su corazón estaba más sensible, cargado de las intenciones de tantas personas que le pidieron oraciones.
Al hablar de las “damianas”, esas personas sencillas que, con fe y gratitud, continúan enfrentando adversidades, el prelado enfatizó la necesidad de estar más cerca de los sectores humildes y creyentes. “Tenemos mucho que aprender de ellos”, afirmó y subrayó la importancia de descubrir la presencia de Dios en medio del pueblo.
Finalmente, García Cuerva alentó a los peregrinos a participar nuevamente en la caminata a Luján. “Siempre habrá excusas para no ir: el cansancio, el clima, o que ya fueron otros años. Anímense a caminar juntos, a sentirse parte de este pueblo”, exhortó. Recordó que “la basílica es la casa de todos, pero fundamentalmente el corazón de María es donde todos tienen un lugar”. Con una bendición final, el arzobispo los invitó a preparar el corazón y los pies para la “hermosa aventura” que representaba la 50ª peregrinación a la basílica de Luján.
23/9/2024