Monseñor Carrara: «La reparación social empieza en la conversión del corazón y, a partir de allí, la conversión de las estructuras»

Por Redacción

En el marco del Jubileo de la Esperanza, monseñor Gustavo Carrara, arzobispo de La Plata, presidió la misa del Jubileo de los Empresarios, inspirada en la figura del Enrique Shaw. La celebración se realizó en la catedral platense y contó con la concelebración del presbítero Santiago Rocca, la presencia de representantes del sector empresarial de la región y una de las hijas de Shaw.

Durante la ceremonia, Carrara reflexionó sobre el significado del compromiso cristiano en la vida cotidiana y en el ámbito laboral. El arzobispo afirmó: “Una puerta estrecha es porque el amor es siempre exigente, exige compromiso, creatividad y audacia de vivir el Evangelio en la vida cotidiana”. Sobre los empresarios , agregó: “Rezamos hoy de modo especial por todos los empresarios de la Arquidiócesis, por su trabajo en las empresas”.

Carrara destacó que el Jubileo representa “el llamado a contribuir concretamente a una reparación social que vuelva a encender la esperanza”. El arzobispo sostuvo que  “una mirada teologal de la realidad afirma que es evidente que el pecado tiene consecuencias en la vida de las comunidades y en el tejido social”.

El prelado instó a los asistentes a participar activamente en la construcción de una civilización del amor. “La reparación social empieza en la conversión del corazón y, a partir de allí, la conversión de las estructuras”, dijo, y señaló que “si el Jubileo tiene que ver con la reparación social, podemos preguntarnos por dónde pasa el aporte típico del empresario a esa reparación social. Y el principal aporte es la producción y el trabajo”.

Carrara instó a los empresarios a mirar el ejemplo de Enrique Shaw para inspirar sus vidas. Preguntó: “¿Es posible vivir el Evangelio en la empresa, en el mundo del trabajo? Sí, claro que sí, porque a Dios no se lo encuentra solo en los templos, sino en la empresa, en el mundo del trabajo, y es aquí donde quiero presentarles la figura del venerable siervo de Dios, Enrique Shaw”.

El arzobispo resaltó la obra de Shaw en favor de los más pobres y su interpretación del Evangelio aplicada a la actividad empresarial. Citó al empresario: “El deber de procurar la ascensión humana no es más que la consecuencia lógica de la enseñanza básica del cristianismo sobre la eminente dignidad de todo ser humano. Hay que extender la propiedad privada. Es necesaria una distribución más justa de las riquezas. Hoy es cosa sabida que nada anda bien en una sociedad donde muchos están mal”.

Carrara explicó que esta enseñanza “nos inspira a afirmar que, en orden a la dignidad de toda persona humana, es necesaria la extensión de la propiedad privada, que todos puedan acceder a una tierra para trabajar, para construir un techo y cuidar a una familia”.

El encuentro buscó consolidar la reflexión sobre la responsabilidad social de los empresarios y el papel de la fe en la vida laboral, promoviendo la integración entre principios cristianos y desarrollo económico con justicia social.

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