Misa de San Cayetano: monseñor García Cuerva afirmó que «no podemos desentendernos de los que sufren»

Por Redacción

Como es tradición todos los 7 de agosto, miles de personas se congregaron este miércoles en el santuario de San Cayetano, ubicado en el barrio de  Liniers, para celebrar la tradicional fiesta patronal del santo del pan y del trabajo. Bajo el lema «Con San Cayetano, todos hermanos», la jornada estuvo marcada por una fuerte convocatoria del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, a recomponer el tejido social argentino desde el perdón, la fraternidad y el trabajo digno.

En su homilía, García Cuerva señaló: «La casa del Padre también es casa de encuentro y de trabajo: el padre de la parábola organiza una fiesta por el regreso del hijo, quiere que todos festejen y se sienten a su mesa, quiere forjar la cultura del encuentro. El Papa Francisco decía que el aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, sí».

Asimismo, el Obispo de Buenos Aires remarcó: «También la casa del padre es casa de fraternidad, él no quiere que nadie quede afuera, quiere a sus hijos reunidos, no quiere que se distancien, quiere que se reconozcan hermanos, responsables unos de otros».

En tal sentido, señaló´que «somos custodios y guardianes de la vida de los demás, de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna, somos custodios de los discapacitados y los enfermos; no podemos desentendernos de los que sufren, de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer, como el hijo menor de la parábola, que deseaba comer las bellotas que comían los cerdos».

Durante la misa, García Cueva imploró: «San Cayetano, ayúdanos a hacer de la Argentina, una casa de encuentro y de trabajo, que podamos dialogar, que podamos encontrarnos para buscar soluciones a los problemas que aquejan a nuestro pueblo». Del mismo modo, pidió «San Cayetano, ayúdanos a hacer de la Argentina una casa de hermanos, donde nos preocupemos por los demás, donde nos duela profundamente lo que sufren los desocupados, los marginados, los excluidos. No nos salvamos solos. San Cayetano, anímanos a desterrar la cultura de la indiferencia y a vivir la fraternidad».

Al mismo tiempo, agregó: «así como bajó la inflación que es el impuesto de los pobres y que desde hace años perjudica a las familias, también le pedimos a san Cayetano que interceda por nosotros para que, nos comprometamos a bajar los niveles de agresión, de indiferencia, de individualismo, de crueldad».

Por último, Monseñor García Cuerva citó al Papa León XIV «que el domingo pasado dirigió a los jóvenes del mundo, y que creo son muy precisas para nosotros también, para los devotos de san Cayetano y para todos los argentinos: la plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, más bien, está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría. Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto, a las cosas celestiales, para darnos cuenta de que todo tiene sentido, entre las realidades del mundo, sólo en la medida en que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad, haciendo crecer en nosotros sentimientos de profunda compasión, de benevolencia, de humildad, de dulzura, de paciencia, de perdón y de paz como los de Cristo».

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