Por Redacción
Miembros de distintas religiones se reunieron en la Plaza de Mayo para rezar por la paz, de este modo respondieron a la convocatoria del papa Francisco, quien instó el último lunes a una jornada de ayuno y oración. La iniciativa tuvo lugar ante el Olivo de la Paz, plantado en el año 2000 como símbolo de unidad y compromiso por la paz entre los pueblos, cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, presidió el acto junto a representantes religiosos.
Monseñor Gustavo Carrara, vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, destacó la importancia de la convocatoria papal, señalando que se trataba de un llamado a todos, sin distinción de creencias: “El Papa nos invita a rezar no solo a los creyentes de todas las religiones, sino también a todos los hombres de buena voluntad”.
El rabino Damián Karo, por su parte, instó a un compromiso personal con la paz, aseveró que “no podemos pedir la paz mientras mantenemos conflictos con aquellos que nos rodean”. Enfatizó que el camino no es dividir entre “buenos” y “malos”, sino apostar por el bien común y vencer el mal que se manifiesta en la envidia y la agresión.
Fernanda Miño, laica católica de la villa La Cava, en San Isidro, hizo un llamado a ser agentes de paz desde lo cotidiano. Resaltó el rol de la fe para enfrentar la cultura del odio que se extiende en muchas partes del mundo. Miño insistió en la importancia de la oración por aquellos que sufren la exclusión social y la pobreza.
El presbítero Marcelo Figueroa, de la Iglesia Presbiteriana, destacó que la paz no es un concepto estático, sino una realidad que implica acción y fraternidad. Recordó las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña, resaltó que los pacificadores son bienaventurados porque trabajan activamente para construir la paz.
Alejandro Salomón, representante de la comunidad musulmana, también participó del acto, ponderó la importancia del pedido del Papa como un símbolo de unidad. “El encuentro interreligioso debe ser también un espacio de acción”, manifestó y llamó a enfrentar las desigualdades con un espíritu de unidad y compromiso.
El acto, que reunió a alrededor de treinta personas, concluyó con la tradicional oración de San Francisco de Asís, en la que todos los presentes pidieron ser “instrumentos de paz”. La ceremonia contó con la presencia de diversos representantes sociales, incluidos miembros del Movimiento Misioneros de Francisco y de la Unión Empleados Judiciales de la Nación (UEJN), quienes aportaron banderas y estandartes.
El papa Francisco, en un mensaje manuscrito enviado al doctor Marcelo Figueroa, expresó su cercanía y apoyo a la iniciativa: “Querido hermano: Gracias por la noticia. Los acompaño desde aquí. Que el Señor los bendiga. Fraternalmente. Francisco”. El diputado Eduardo Valdés, ex embajador argentino ante la Santa Sede, también se acercó al final del acto para brindar su saludo.
8/10/2024