Por Redacción
El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó sus perspectivas económicas para Argentina y advirtió sobre un panorama más complejo que el anticipado. En su actualización del World Economic Outlook (Perspectivas de la Economía Mundial), el organismo recortó el crecimiento esperado del Producto Bruto Interno y elevó la inflación proyectada para 2025 y 2026.
Según el informe, el FMI prevé que la economía argentina crecerá 4,5% este año, un punto menos que la proyección de abril, y alcanzará un 4% en 2026, medio punto inferior al cálculo anterior. La inflación anual se ubicaría en 41,3% el próximo año, 5,4 puntos más que la estimación previa, lo que refleja un menor dinamismo acompañado de un aumento sostenido de los precios.
En tanto, el Banco Mundial presentó cifras similares. El organismo internacional proyecta un crecimiento de 4,6% en 2025 y 4% en 2026, explicado la desaceleración por factores internos como el ajuste fiscal y la pérdida de poder adquisitivo, y un contexto global más débil marcado por la ralentización del comercio internacional y las tensiones entre potencias.
El FMI sostuvo: “El ajuste fiscal impulsado por el Gobierno y la fragilidad del consumo privado, asociada al menor poder de compra de los ingresos, explican buena parte de la desaceleración esperada”. El informe reconoció el «esfuerzo» del Ejecutivo por equilibrar las cuentas públicas, pero advirtió que la contracción de la demanda interna puede frenar la recuperación y profundizar la desigualdad.
Los datos oficiales confirman esa tendencia. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC registró tres meses consecutivos de caída entre mayo y julio, y apenas dos meses positivos en lo que va del año, evidenciando un freno en la reactivación.
El FMI contrasta con las proyecciones oficiales del Presupuesto 2026. Mientras el Gobierno anticipa un crecimiento del 5% y una inflación de 10%, el organismo internacional prevé un 4% de expansión y un aumento de precios del 16,4%, dos puntos más que en su pronóstico anterior. El empeño del gobierno en enfriar la economía y el sostén del desequilibrio entre capital y trabajo, azuzado por el organismo financiero tienen un impacto social negativo en la estructuración económico-productiva del país.
El informe concluye que Argentina tendrá dos años de crecimiento consecutivo, aunque con una expansión más moderada y desigual, y remarca que Milei deberá afrontar los efectos sociales de la recesión previa y la lenta recomposición del poder de compra.