Si una jugada simboliza a un futbolista al cabo de 20 años de trayectoria, dos Mundiales, ’78 y ’82, defensor de la Selección Nacional, paso exitoso por Talleres, Córdoba, dos ciclos, es la valiente “palomita” al borde del área propia, ante delantero rival con la pierna arriba.
El holandés Van der Kerkhof le daba de volea. Eso era Luis Galván, fallecido a los 77 años. Un gladiador. Lo tapó arrojándose de cabeza al momento de inminente choque con el botín adversario. Pudo ser “Willy”, el “Mellizo” de René. Aquél media punta.
El “Matador” Mario Kempes había abierto el partido. El uno a cero en trámite parejo tras una corazonada de Leopoldo Luque, encarando entre dos rivales. Holanda se vino al humo y en el final del primer tiempo, dos salvadas.
Una de Ubaldo “Pato” Fillol. La otra de Galván.
En un centro, un rebote le quedó al 9 Johnny Rep, goleador de los “tulipanes”. Desde el punto del penal “fusiló” al “1” de River. Volada de Fillol y con la mano izquierda la mandó al córner por encima del travesaño. Johnny Rep, ídolo de las chicas holandesas por su “facha”.
Enseguida, Galván, arriesgando su cabeza, se la sacó al “Mellizo” Van der Kerkhof. Pudo ser a “Willy” más “punta” que su hermano gemelo René. Reemplazantes de dos notables que no vinieron por motivos políticos, Johan Cruyff y Willem Van Hanegem.
El Mundial disputado en plena dictadura genocida tenía impacto en Europa. Holanda, Suecia, entre otros países, denunciaron a distintos organismos de Derechos Humanos por la tragedia argentina. Van Hanegem, titular del Sindicato de futbolistas, dijo: “No”.
Se sumó Cruyff, por ese momento el mejor futbolista de Europa, “Botín de Oro”, campeón con el Barcelona de España, en un momento difícil por el secuestro, luego rescate previo pago, de su esposa.
Los “Mellizos” viajaron por dos grandes de la historia del fútbol holandés. Hoy, Países Bajos. El zurdo Van Hanegem, armador en la “Naranja Mecánica” 1974. Opiniones divididas en el plantel “naranja”.
El recuerdo de Luis Galván, al que el periodista Julio César Pasquato, revista “El Gráfico”, calificó con “10” en la final, lo elogió por su temperamento, limpieza, inteligencia y remitió en la historia a otro santiagueño inolvidable, Rubén Marino Navarro. Aunque éste, un rudo.
Navarro, campeón con Independiente y capitán de la selección nacional desde fines de los ’50 y comienzos de los ’60, 1.80 (Galván 1.75), impresionaba por su físico de atleta. El gran goleador de la época, José “Nene” Sanfilippo, dijo del primer santiagueño:
“En 1959, Independiente-San Lorenzo, chocar con ‘Hacha Brava’ Navarro era chocar contra una torre de alumbrado”. Es posible que, por la condición atlética, César Menotti haya puesto a Galván tras varios ensayos.
“El Flaco había probado con Daniel Killer como central en la gira por Europa del Este en marzo del ’76”, comentó mucho después Jorge Olguín. “En la serie del ’77 en ‘La Bombonera’ ensayó conmigo y Daniel Passarella. Pero no estaba convencido”, siguió.
“Lo de Galván surgió porque como relevó era ideal. Daniel (Passarella) subía, yo lo mismo. Menotti me ubicó como lateral derecho y dejó al santiagueño de central, como relevo de los dos. Luis resultó un hallazgo”, siguió el “crack” campeón con San Lorenzo tres veces. También con Independiente y Argentinos Jrs. Copa Libertadores.
Galván, nacido en el ’48, una localidad agropecuaria del centro de la provincia, el lugar de tierra rica, Municipio Fernández, Dto. de Robles. Un sitio de apenas dos mil habitantes cuando llegó al mundo. Ahora, supera los 15.000.
“Juvenal” (Pascuato) también evocó que Menotti, por distintos motivos, hasta seis meses antes no tenía convocados a Fillol, Kempes y Galván no figuraba entre los titulares. “Las cosas se dieron como nunca”. Al punto de la pelota en el palo de Resenbrik en el minuto 90. Igual, El Gráfico nunca condenó la dictadura genocida.
Galván, en Talleres, tuvo técnicos a varios notables: Ángel Labruna, Nacional ’74, luego a Adolfo Pedernera ’76 y enseguida a Rubén Bravo ’77. Tres jugadores inolvidables de los años ’40 y ’50. En la “T” disputó más de 300 partidos.
Una neumonía lo derrumbó. No pudo asistir a la final que Talleres hace algo más de un mes ganó por penales a River. La “Recopa” en Asunción.
Se destacó en el club local -hoy el Estadio lleva su nombre, Luis Galván- para ir al club Unión santiagueño, cuyo mayor orgullo remite a la figura de Juan Carlos Cárdenas, el célebre “Chango”. A los 16 años impactó en Primera y lo fue a buscar Racing.
Cuando llegó Cárdenas, el gran Sául Ongaro, “5” del tricampeón ’49, ’50 y ’51, DT en el ’61 que ganó el torneo de punta a punta, dijo: “Trajeron un pibe de Santiago del Estero, edad de 3ra”. Lo hizo debutar en Mar del Plata, amistoso.
Centro de Oreste Corbatta, gol de Cárdenas. El técnico cambió de opinión. Estaba lesionado el titular, Pedro Mansilla, y el santiagueño recién llegado vivió el “Sueño del Pibe”: Corbatta, Pizzuti, Cárdenas, Rubén Sosa y Belén.
El Club Unión, al cabo, tuvo al “Chango” Cárdenas primero y más adelante al defensor que sería el mundialista de la historia santiagueña. Recuerdos, vivencias, momentos, entre las pasiones.
En su Oda, Jorge Olguín no hace mucho -Galván internado- afirmó: “No todos los muchachos que ganaron el Mundial están bien. Con (Omar) Larrosa y (Daniel) Bertoni, logramos que el ‘Chiqui’ (Claudio) Tapia resolviera el tema Obra Social”.
Entre los que no quiso mencionar Olguín, uno de los que siempre se ocupó de los demás, estuvieron René Houseman hasta su deceso y el Negro Oscar Ortiz, con mucha depresión desde la pandemia.
Desde el “Rincón de la Memoria”: Luis Galván será recordado por ser un “gladiador”. Así lo evocó Olguín, otro notable.
7/5/2025
