Por José Luis Ponsico
La cita obligada en el recuerdo, la entrevista periodística hace 30 años. En el Senado, desde el área de Prensa, instalamos la idea de una publicación. La colega, compañera de militancia, Noemí Ciollaro, tenía el control de la Edición. El escenario estaba marcado por el gobierno de Carlos Menem, el frente interno “Los 8”, bancada opositora que lideraba Carlos “Chacho” Álvarez.
Crecía Duhalde en la Provincia de Buenos Aires. “¿Por qué no vas a Diputados e hiciste una entrevista a Lorenzo Pepe, quizás hoy el legislador que mejor expresa al peronismo en todo sentido?” dijo ella. Y abundó: “Te conoce y aprecia”. Corría el año 1994.
En el Senado reinaba Eduardo Menem. Todo era muy complejo. Nadie discutiría, en ningún lado, “la clase” que daba Lorenzo Pepe en Diputados. Su conocimiento, estilo y don de la palabra. La cita inolvidable: “Maestro, todo el Congreso, la mayoría en el PJ piensa que usted es el que mejor representa al ‘Peronismo Clásico'”. Conocido como “un Ortodoxo”. “Es más: uno de los pocos que vivió, en modo ‘fundacional’, la gesta del 17 de octubre”, así empezó la charla. Lo esperaban no menos de diez legisladores bonaerenses.
Era la figura del Peronismo en la Cámara Baja. Sin duda. Del Rincón de los Recuerdos: “Mi padre, cuando regresamos de la jornada del 17 de octubre de 1945, hablando conmigo, en ese momento a punto de cumplir 15 años, me dice: “El Coronel Perón, entre tantas cosas desde el pensamiento nacional y popular, con mucho de fe cristiana, dice sobre las cuestiones de la riqueza y el hombre: ‘Nadie tiene el derecho absoluto sobre las riquezas de la Tierra; ni el hombre, tampoco la Sociedad”, evocó.
“Nunca lo olvidé. Quizás mí primer aprendizaje como chico que ingresaba a la adolescencia en el nacimiento del peronismo, lo de mí padre”. El impacto del 17 de octubre produjo el comienzo de la gran transformación política y social. Lo mismo en el orden económico… Se venía el avance de la legislación laboral, el aguinaldo, las vacaciones. El motor de la industria nacional. Un país que nacía de nuevo”, siguió. El recuerdo del 17 de octubre del 45, en el barrio … “Los que estén con Perón, suban al camión”. Nunca más bajé … “.
Lorenzo Pepe, fallecido el domingo por la noche de 1947, había ingresado como trabajador del gremio ferroviario a los 17 años. Habitante de Roque Sáenz Peña, Partido de Tres de Febrero, era alto y delgado, con la estampa de un basquetbolista. Medía 1,96 metros y admiraba mucho al ‘prestidigitador’ (baloncestista) Oscar Ibáñez, apodado “El Loco”, estrella del Club San Andrés , entidad con enorme prestigio deportivo.
“En marzo de 1956, con el Decreto Ley 4161, cuando ‘la Libertadora’ prohibió al peronismo, me echaron de Ferrocarriles Argentinos. En el gobierno de Arturo Frondizi, en la amnistía de 1959, pude volver. Hice el camino gremial y en 1963 estaba en la conducción de La Fraternidad. Teniendo algo más de 30 años, esto significaba una condecoración política”, continuó Lorenzo aquella vez.
El tono agudo en sus intervenciones en la Cámara Baja lo ubicó en un plano tan destacado como el que ocupaba el ex gobernador de Buenos Aires y dirigente histórico Antonio Cafiero. “Cercanos en las bancas, amigos”, solía decir. “Los nacidos en los años 30 vivimos la “Década Infame” de la que hablaba el intelectual nacionalista tucumano, José Luis Torres, fundador miembro de FORJA junto a Scalabrini Ortiz y Jauretche”, enfatizó.
En 1967, con Onganía en el poder, vivió nuevamente la cesantía. Por entonces, se desempeñaba como representante argentino en la Internacional del gremio ferroviario en toda América del Sur. La pérdida de su empleo y la persecución sindical lo obligaron a exiliarse temporalmente. El régimen militar cayó después del Cordobazo de 1969, un levantamiento popular que marcó un punto de inflexión en la lucha contra la dictadura. Gracias a su trayectoria sindical y a la presión ejercida por los trabajadores de todo el país, pudo volver a la Argentina y retomar su actividad gremial.
“Entre otros que pudieron volver, recuerdo a Julio Guillán, del gremio telefónico. Otro cesanteado siempre fue Andrés Framini, del sector textil”, expresó con nostalgia. El tiempo se hizo corto. La publicación, centrada en los primeros años de la década de 1970, no duró mucho debido a las restricciones impuestas por la censura. Crónicas en el Parlamento, muchas; coincidencias en la lucha por los derechos de los trabajadores, pocas.
“Las doctrinas políticas no son eternas -decía el General- pero Sí , los principios que sostienen esa Doctrina” en el don de “la Enseñanza””, citó Lorenzo Pepe en aquella charla inolvidable. Lo dicho en estos casos: No habrá ninguno igual, como la letra de Tango. Lorenzo Pepe dejó su impronta en la condición de sabio, haciendo fácil lo difícil. Profundo y sencillo a la vez. Estará siempre en el corazón de los peronistas.