León XIV llamó a derribar los muros de indiferencia que aíslan a los ancianos

Por Redacción

En su mensaje para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se realizará el 27 de julio, el papa León XIV advirtió sobre la soledad y el abandono que enfrentan millones de ancianos en distintas partes del mundo y pidió a toda la Iglesia un compromiso real para revertir esta situación.

En el texto difundido por el Vaticano, el pontífice expresó: «Es importante derribar los muros de indiferencia tras los cuales a menudo se encierran las personas mayores. En todo el mundo, nuestras sociedades se están acostumbrando con demasiada frecuencia a ver marginada y olvidada una parte tan importante y rica de su ser».

El mensaje insta a un «cambio de actitud» que responsabilice a parroquias, asociaciones y grupos eclesiásticos de generar una verdadera «revolución de la gratitud y del cuidado». León XIV afirmó que «toda parroquia, asociación o grupo eclesiástico está llamado a ser protagonista de la ‘revolución’ de la gratitud y del cuidado, que se realizará visitando frecuentemente a los ancianos, creando redes de apoyo y oración por ellos y con ellos, y forjando relaciones que den esperanza y dignidad a quienes se sienten olvidados».

Este año, la Jornada adoptó como lema «Bienaventurado aquel que no ha perdido la esperanza», en sintonía con el Jubileo que celebra la Iglesia Católica. El Papa resaltó: «A lo largo de la historia, el Jubileo representó un tiempo de liberación». Desde esta mirada, propuso comprender la vejez como una etapa de gracia y liberación.

«Al mirar a los ancianos desde esta perspectiva jubilar, nosotros estamos llamados a experimentar con ellos la liberación, especialmente de la soledad y el abandono. Este año es el momento perfecto para hacerlo: la fidelidad de Dios a sus promesas nos enseña que hay una bienaventuranza en la vejez, una alegría auténticamente evangélica que nos invita a derribar los muros de la indiferencia en los que a menudo se ven confinados los ancianos», sostuvo León XIV.

 El Papa aseguró que  «en la Biblia, Dios demuestra repetidamente su providencia al dirigirse a los ancianos. Así sucedió con Abraham, Sara, Zacarías, Isabel y también con Moisés, llamado a liberar a su pueblo a los 80 años. Con estas decisiones, nos enseña que, a sus ojos, la vejez es un tiempo de bendición y gracia, y que, para él, los ancianos son los primeros testigos de la esperanza».

En ese sentido, recordó la importancia de los abuelos como transmisores de valores y memoria: «Los abuelos fueron a menudo un ejemplo de fe y devoción, de virtudes cívicas y de compromiso social, de memoria y perseverancia en las pruebas». Y agregó: «Nuestra gratitud y constancia nunca serán suficientes para agradecerles este hermoso legado que nos dejaron con tanta esperanza y amor».

El documento difundido subraya que el aumento de la población mayor constituye un «signo de los tiempos» y un llamado a fortalecer los lazos intergeneracionales. Finalmente, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida convocó a diócesis, parroquias y comunidades a organizar celebraciones que recuperen «la alegría de un renovado encuentro entre las generaciones».

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