Las políticas libertarias atentan contra el trabajo formal: durante el segundo trimestre del año la informalidad laboral trepó al 43%

Por Redacción

El Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), dependiente de la UBA y el CONICET, presentó en las últimas horas el informe «Panorama del empleo informal y la pobreza laboral». En este marco, precisó que durante el segundo trimestre de 2025 que comprende la franja abril-junio, la informalidad laboral llegó al 43,2% y afectó a 4 de cada 10 trabajadores. En comparación con el mismo período del año anterior, se registró un aumento de 1,6 puntos.

De acuerdo con el trabajo de los especiales,  el análisis por categoría ocupacional, entre asalariados la informalidad fue del 37,7%, mientras que los trabajadores por cuenta propia alcanzaron 62,5% y los patrones 22,2%. Dentro del total de empleo informal, los asalariados representaron 63%, los autónomos 34%, los patrones 2% y los familiares sin remuneración 1%. El peso del empleo asalariado se explica por su mayor participación en el empleo total, que llegó al 72%.

El informe destacó que la informalidad asalariada alcanzó el valor más alto desde 2008, con excepción del segundo trimestre de 2022. Sobre esta situación, el documento señaló: «Más allá de las fluctuaciones (y excluyendo el período de la pandemia), la tasa de informalidad asalariada se ha mantenido en valores muy elevados desde hace 17 años».

En el primer trimestre de 2025, la informalidad femenina alcanzó 43,2%, frente a 41,1% en los hombres, con una diferencia promedio de 2 puntos porcentuales. La mayor proporción de hombres en el empleo total (56%) implicó que representen el 55% de la informalidad general.

Los jóvenes fueron los más afectados. Entre 16 y 24 años, 6 de cada 10 trabajadores eran informales, con una tasa del 63%, 21 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. En tal sentido, se explicó que «esta elevada proporción es una de las variadas manifestaciones de las dificultades que este grupo etario experimenta en el mercado de trabajo argentino».

El rango de 25 a 44 años registró 41,4% de informalidad, el de 45 a 64 años 34,5% y los mayores de 65 años 51%. Según el estudio: «No se observa una correlación lineal entre la edad y la incidencia de la informalidad, sino cierto comportamiento en forma de U. Por lo tanto, la mayor incidencia de la informalidad se da tanto al comienzo de la vida laboral como en su etapa final».

Al analizar ingresos laborales frente a la línea de pobreza individual, el 40% de los trabajadores informales percibía menos que lo necesario para cubrir una canasta básica, mientras que esto afectaba al 5% de los formales. El informe concluyó: «Estas cifras muestran que tener un puesto de trabajo en Argentina no es un reaseguro para vivir fuera de la pobreza».

En comparación regional, Argentina se ubica en una posición intermedia: Chile, Costa Rica y Brasil presentan tasas de informalidad entre 24% y 32%, mientras Ecuador y Paraguay superan el 60%. El documento de EDIL analiza la evolución del empleo informal, la brecha salarial entre formales e informales y su relación con la pobreza laboral, tomando como fuente la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.

Las políticas de Javier Milei intensificaron la precarización laboral. El desmantelamiento de organismos estatales y la reducción de regulaciones aumentan la vulnerabilidad de los trabajadores, esta política tiene incidencia en la seguridad social y la protección legal de los empleos. El modelo libertario promovido incrementa la exposición de los trabajadores a empleos sin registro ni cobertura y consolida  la informalidad como característica estructural del mercado laboral.

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