“Todo lo que nos rodea es falso o irreal…Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen… Volver a la realidad es el imperitativo inexcusable”
Raúl Scalabrini Ortiz
La Argentina sufre los delirios ideológicos de Milei pero el Movimiento Nacional también padece el ideologismo. La situación actual del Peronismo es más que preocupante. Sin conducción desde hace años y con exiguos dirigentes dispuestos a dar el debate público, varios de los que lo hacen son escasamente representativos y manifiestan un alejamiento de la realidad pasmoso, cayendo en discusiones que son irrelevantes para la inmensa mayoría del pueblo.
El gran mérito del pensamiento nacional argentino del siglo pasado fue reflexionar desde nuestra propia realidad. Repetir consignas de otras latitudes acerca de luchas contra el “fascismo” (caracterización que denota cierta pereza mental y que, para colmo, no tiene efectividad a la hora de convocar a las grandes mayorías que no hablan en esos términos) y el “racismo” (en un país que es ejemplo mundial de integración de personas de las más diversas procedencias) son muestra de una patética actitud simiesca.
Lo mismo les cabe a los que compraron el esquema trumpista de “patriotas” y “globalistas” (que no tiene aplicación en nuestro país) y que llegaron a usar denominaciones de la guerra civil rusa de hace más de un siglo, ubicando al Movimiento Nacional en el bando perdedor e instigando a una disputa en un país que requiere predicadores de la unidad nacional. Todo repleto de ideologías y planteos ajenos a la tradición nacional.
El gran desafío del Movimiento Nacional es generar e instalar una agenda propia, y no apenas reaccionar, voluntariosamente, ante las acciones y provocaciones del gobierno liberal.
A los que creen que es correcto plantear diversos reclamos y que instalar un tema no va en desmedro del otro, es preciso recordarles la enseñanza peronista de la economía de las fuerzas que indica que los medios principales deben utilizarse para obtener el objetivo principal. Perderse en temas secundarios, es funcional al enemigo.
En ese sentido, compartimos que la agenda principal de la Patria sea la de la producción, el trabajo y la defensa de la soberanía nacional, pero tenemos claro que el peronismo es, principalmente, un “hacer”. No es suficiente “decir” lo que habría que hacer. Por ende, la tarea de construcción política requiere ser exitosa. Nadie puede creerse el “guardián” del peronismo, si no acredita la representación popular correspondiente.
Las abstracciones ideológicas dividen. Debemos atender a los hechos concretos para unir al Movimiento Nacional. Es necesario armonizar en las diferencias, una unidad de acción contra Milei pero no reducidos por planteos ideologizados exóticos, sino en sintonía con las anhelos y necesidades del pueblo argentino.
Hoy recupera vigencia el consejo de Scalabrini Ortiz y es preciso tener en cuenta las enseñanzas del Papa Francisco: Las ideas separadas de la realidad son ideología. Las ideas solo sirven si están en diálogo con la realidad y son instrumentos de la comunidad en la que pretenden ser aplicadas.
*Abogado, Magister en Derecho del Trabajo y especialista en Derecho Constitucional. Docente Universitario. Autor de los libros: Haciendo Justicia Juntos; ¿Cómo se gestó el peronismo? y General Jorge Leal: Héroe del Polo Sur y prócer de la Patria Grande.
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