Por Redacción
Mientras ratifica su apoyo político al ajuste contra la clase trabajadora la Unión Industrial Argentina, a través de su titular, Martín Rapallini, advirtió que en este contexto la industria nacional atraviesa uno de sus peores momentos. Aseguró que la producción industrial se paralizó desde abril y que la caída de la demanda dejó entre 1.000 y 1.500 puestos de trabajo menos por mes.
El representante empresarial, Explicó que algunas ramas como minería, petróleo, automotriz y electrodomésticos lograron sostenerse, pero construcción, textil, calzado y metalmecánica registraron derrumbes de hasta 30 %. AL mismo tiempo, señaló que «la única manera de poder transmitir lo que está pasando es reconocer que la actividad está muy frenada».
En este contexto, la posición de la UIA es ambigua. Como adelantó AGN Prensa, el próximo 7 de agosto se realizará un encuentro donde los principales referentes del sector productivo plantearán una agenda que tiene como incentivo la baja de salarios, la eliminación de las paritarias y la desarticulación de la organización sindical. Uno de los principales exponentes, será el ex presidente de la entidad, Funes de Rioja, adicto a la quita de conquistas obtenidas por la clase trabajadora, que es la que realmente genera la riqueza del país y de las empresas.
Según datos de la UIA, el rubro materiales para la construcción sufrió uno de los desplomes más severos, con bajas que llegaron a 25 % y 30 % por la falta de obras y la parálisis del mercado inmobiliario. Rappallini señaló el origen de la crisis: “Las ventas están muy bajas y eso tiene consecuencias graves en muchas ramas”.
El titular de la UIA volvió a cargar contra la estructura impositiva, a la que calificó de injusta. Denunció que los productores locales deben afrontar una carga tributaria que se repite en distintos niveles: “Nuestros productores cargan con impuestos nacionales, provinciales y municipales que se repiten varias veces a lo largo de la cadena”. Para graficar el contraste, insistió: “Un productor local paga cinco veces impuestos, mientras que el importado paga una sola vez”.
Desde la UIA insistieron en la necesidad de corregir estas “distorsiones acumuladas en los últimos 20 años” para evitar que la industria quede “fuera de juego” frente a competidores externos. Pese a la evidencia de fábricas sin demanda y despidos constantes, la conducción industrial mantiene su apoyo al modelo económico de Milei, que quitó obra pública, relajó controles a la importación y recortó el consumo de la población.