Pensamiento Nacional

Las antinomias persisten

*Por José Luis Ponsico

Perón llegó al poder cuando enfrentó a los poderosos de la Argentina y mantuvo una consigna: “Braden o Perón”, citando al embajador de los EE. UU. en 1946. Es cierto que el impacto del 17 de octubre de 1945 le daba al Coronel una base política y social valiosa para las elecciones de febrero de 1946. Pero había que ganar. La sociedad ya estaba dividida. Quizá para siempre.

Los dos primeros gobiernos del Gral. Perón, ascendido ya al poder, permitieron a la Argentina un crecimiento impactante. El país de 15 millones de habitantes pegó el salto con la industria nacional, las leyes sociales, los Derechos del Trabajador, la Niñez y la Ancianidad. Algo que los medios hegemónicos ni el gobierno de Javier Milei destacarán. Nunca. Tampoco Mirtha Legrand ni Susana Giménez. El divismo.

Aquí, en la Argentina, a comienzos de los años 50, se fabricaban autos, el Institec, luego el “Justicialista”, camionetas “Estanciera”, el “Rastrojero”, motos “Puma”, tractores y hasta aviones a reacción nuclear, los “Pulqui” I y II, de 1952/53. El odio de afuera se llevó puesto al de adentro. En junio de 1955 cayeron 20 bombas de trinitrotolueno en la Plaza de Mayo, dejando 366 muertos y 800 mutilados.

Tiempos de las 40 manzanas fabriles en Córdoba con la IKA (Industrias Kaiser Argentinas) y el desarrollo industrial de la época. Todo el mundo con trabajo, también vacaciones, aguinaldo para los trabajadores y la chance de convertir a la Argentina en una Nación. El derrumbe de 1955 llevó a Perón al exilio, a decir: “Nos voltearon por lo que hicimos, no por lo no hecho”, escrito en República Dominicana en 1958.

Es posible que cuando el General Perón escribió aquel primer libro desde la caída del 16 de septiembre de 1955, no imaginaba que “La fuerza es el derecho de las bestias” sería un cruel anticipo de lo que vendría a 65 años de la impronta. “Un país sin deuda externa, sin desocupación ni marginalidad. Sin desempleo…” sostenía desde Santo Domingo.

Los jóvenes de hoy, muchos de los cuales votaron a “Motosierra” Milei, se encandilan con ciclos como “Gran Hermano” y no saben demasiado de aquella historia. No figura en libros de texto de los programas de estudio, tampoco en las pautas de los grandes diarios, apenas cuando de vez en cuando algún historiador hace de las efemérides un acto de justicia.

Desde antaño, los obreros son peronistas y los empresarios son antiperonistas. Tiene alguna lógica. Intereses opuestos. También las conquistas sociales han sido del peronismo y los grandes negociados han sido de los sectores dominantes. Lo que antes se conocía como la oligarquía. El Poder Militar, entre los años 60 (Onganía, Lanusse) y los 70 (Videla, Massera) hizo el resto.

La Argentina de la violencia política, fines de los años 60, PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), izquierda dura de Roberto Santucho, con brazo armado ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Organización “Montoneros”, peronismo revolucionario que Perón fustigó el 1° de mayo de 1974 —”Los echó de la Plaza” en el relato adversario— llevaron al extremo las diferencias. La tragedia.

Los atentados, secuestros —”Caso Born”, mediados de 1974, Rodolfo Galimberti y su ex cuñada Patricia Bullrich, implicados. El holding pagó un rescate de 60 millones de dólares—, llevaron a la caída del gobierno de Isabel ante la Historia contemporánea. “Lo pagó” el peronismo. Del otro lado, en la vereda opuesta, los antiperonistas en 70 años no dejaron nada. Las pocas obras públicas, gobierno de Onganía.

Perón al periodista Armando Puente, corresponsal de France Press, 1971, Madrid: “¿Por qué usted dice, General, que en la Argentina son todos peronistas?”, indagó el periodista, amigo de Perón. “Armando, la mitad son nuestros y la otra mitad vive de la crítica a lo que hacemos o dejamos de hacer”, con la ironía que lo caracterizaba, respondió el entrevistado.

En la otra gran pasión argentina, el fútbol, en modo insólito se entabló una “batalla cultural” en los 80 entre dos entrenadores, ambos DT campeones del mundo, que desde el periodismo exacerbaron el ánimo popular: Menotti vs Bilardo. Casi terminada, aunque siempre recoge algunos vestigios. “Clarín” y “El Gráfico” con el “Flaco”. Víctor Hugo Morales, Fernando Niembro, parte de TyC con el “Narigón”. Duelo al sol.

El fanatismo en estado puro. En “La Razón”, previo Mundial 86, se leía: “Bilardo, punto final”. El “Narigón” decía: “Si el equipo pierde seguido, rajan al técnico. Si el jugador decae en su rendimiento, debe buscarse otro club. Si los directivos no aciertan, pierden las elecciones. Ahora, cuando el periodista se equivoca, ¿qué pasa?”.

Daniel Scioli estuvo veinte años en el poder. En buena medida a una impronta de Néstor Kirchner que lo hizo gobernador de Buenos Aires. El ex motonáutico, con Carlos Menem, estuvo como diputado nacional y presidió la Comisión de Deporte. Alcanzó la Vicepresidencia de la Nación con Néstor Kirchner. Bien, ahora, después de un cuarto de siglo en el Estado, pasó a ser del club de los privados. Alienta las anónimas.

Hubo excepciones. El odio por cuestiones religiosas entre ingleses e irlandeses superó los 120 años de vigencia. El fútbol produjo, sin embargo, un milagro: George Best, nacido en Belfast, un extraordinario futbolista irlandés, lleno de habilidad y atrevimiento, resultó ídolo en el club Manchester United, en el aula magna del fútbol inglés en los 60.

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, Serrat, Barcelona, 1971. Antes, el poeta Antonio Machado, poco antes de su fusilamiento a cargo del Franquismo, 1941.

 

 

*Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur, Agencia Nacional y Popular y AGN-Prensa.

 

 

 

10/9/2024

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