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La última voluntad de Francisco: un funeral austero y un descanso en Santa María la Mayor

Por Redacción

El papa Francisco será velado según un ritual fúnebre que él mismo reformó antes de morir. En noviembre pasado, modificó el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el documento que regula las exequias papales, para dejar asentado que no quería un funeral ostentoso. Rechazó el triple ataúd de ciprés, plomo y roble que utilizaron sus predecesores y eligió descansar en uno simple, de madera con interior de zinc. Asimismo,  pidió ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, y no en las grutas del Vaticano, donde suelen sepultar a los pontífices.

La ceremonia comenzará, este lunes,  con el acto de constatación de su fallecimiento. A diferencia del antiguo protocolo, que indicaba golpear la frente del pontífice con un pequeño martillo, Francisco dispuso que se realice una reunión en la capilla privada del Palacio Apostólico. Allí, a las 20 horas, el cardenal camarlengo Kevin Farrell presidirá el rito acompañado por la Guardia Suiza.

El camarlengo, que asume funciones clave tras la muerte del Papa, será el encargado de anunciar la defunción, quitarle el Anillo del Pescador y destruirlo junto con el sello papal, para evitar falsificaciones. Luego se sellará la habitación donde vivió el pontífice. Las campanas de la Basílica de San Pedro doblarán a muerto y anunciarán oficialmente la noticia al mundo.

El cuerpo de Francisco será expuesto en la Basílica de San Pedro sin el catafalco habitual ni el báculo papal a su lado. El ataúd no estará elevado ni adornado, tal como él lo solicitó. Tampoco se seguirán otras formalidades litúrgicas tradicionales. Durante el velorio se entonará el Libera me, Domine, de morte aeterna y se rezarán letanías.

La fecha del funeral será determinada por el Colegio Cardenalicio en una reunión plenaria previa al cónclave. Tras la misa exequial, que se celebrará en la Plaza de San Pedro, el cuerpo de Francisco será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde descansará según su deseo. Con su muerte, también se iniciarán los novendiales, las misas en su honor que se celebrarán durante nueve días consecutivos.

La despedida de Francisco se produce en un contexto particular: el Vaticano se encuentra colmado de fieles tras la Pascua y atraviesa un nuevo Año Jubilar. El último domingo, el Papa había encabezado la misa del Domingo de Pascua desde el balcón de la basílica vaticana, donde ofreció la tradicional bendición Urbi et Orbi.

En su mensaje final, pidió por “la libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones”, y llamó a quienes detentan poder político a “no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados”. Francisco marca una ruptura con la ostentación del pasado y reafirma una idea que sostuvo a lo largo de su pontificado: la humildad como signo de grandeza.

21/4/2025

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