Opinión

La selección de Lionel Scaloni en Modo “Carasucias”

El juego de asociaciones en todo el campo, pases cortos y cambios largos —como aquel apotegma de Renato Cesarini “Dos cortas y una larga”, River ’65— ante Brasil, sombra de su propia historia, ubica a la Selección “de Scaloni” en el podio. Con “Los Carasucias” Lima 57. Los jugadores propios, desde Lionel Messi, Rodrigo De Paul y el resto, no olvidan que en los comienzos, “era Scaloni”, buena parte de la prensa especializada <bajaba> el precio al seleccionado. “Un equipo sin identidad” se lee. O la selección “Messi y diez más”. Lo mismo.

Hace cinco años o algo más, el proceso parecía bastante al del ataque a Carlos Bilardo en 1985. Cuando periodistas, “Gran Diario Argentino”, charlas con futbolistas del equipo que iba a ir a México ’86, sugerían: no dar bola al DT y que jugaran la de ellos. De Ripley. La fiesta en el Monumental dejó lo que alguna vez dijo Marcelo Bielsa de Lionel Scaloni: “Construyó un seleccionado de autor”, pintó con hidalguía el DT de Uruguay, que tiene el rótulo de “revolucionario táctico”. Con ganadas y perdidas.

Argentina, sin Messi ni Lautaro Martínez, brindó una lección de fútbol. Juego asociado, de tenencia y aceleración en distintos momentos. El ingreso de Leandro Paredes, otro acierto del DT. Soltó a Enzo Fernández y Alexis Mac Allister. Hizo a De Paul “manija” de equipo. Salida lenta desde el fondo. Con un arquero, Emiliano Dibu Martínez, de pegada para sorprender al rival. Un error del sobrio Cristián “Cuti” Romero —quitó la mirada a la pelota— terminó en “regalo”. Exceso de confianza. Antes y después, Brasil “partenaire”. Como nunca.

Los goles en sucesión de pases. De Paul, cambio de frente, Tiago Almada al vacío para el inteligente Julián Álvarez, siempre movedizo, perfilado y jugando a espaldas del adversario. Ganó el pibe que Marcelo Gallardo hizo jugar en la final de Madrid con 18 años. El segundo, larga sucesión de pases. Contaron más de treinta. El recuerdo del Mundial ’06 Alemania, a Serbia-Montenegro, goleada del equipo de José Pekerman, “taco” de Hernán Crespo y llegada de Esteban Cambiasso.

Aquí, la pelota guiada por Enzo Fernández, suelto “a lo” Ricardo Bochini, también los ’60, Ermindo Onega y más cerca en el tiempo, Juan Román Riquelme. Cabeza levantada. Luego del <toqueteo> llegó a Nahuel Molina. Centro fuerte, roce en un rival dejó al ex River, ahora conductor del Chelsea. Otro gol de colección. La pelota al claro de Enzo Fernández para la llegada por sorpresa de Mac Allister es una pelota de otro notable, Daniel Willington para Juan Carlos Pichino Carone, Vélez, 1965. Todos los goles de una colección del mejor fútbol argentino.

Un propósito: Brasil en los ’40 vivía a la sombra de la Argentina. En tiempos de Guillermo Stábile, nuestro seleccionado en el fútbol de oro, ganó los Sudamericanos, Copa América Chile ’45, gran torneo de Norberto “Tucho” Méndez. El gol del campeonato, Mamucho Martino. En el Sudamericano disputado en River, 1946, cuando el brasileño Jair fracturó al capitán argentino José Salomón, crack de Racing, Argentina con goles en el suplementario impuso su juego ante Brasil. Antes, Vicente De la Mata se había consagrado contra los brazucas.

Ecuador, Sudamericano “Extra”, Guayaquil ’47, adelante Boyé, Méndez, Pontoni, “Charro” Moreno (de “10”) y Enrique “Chueco” García. Ingresaron al promediar Alfredo Di Stéfano, Ángel Labruna y Félix Loustau. Le hicieron doce goles a Ecuador. Hoy, imposible. Alguna vez el gran Enrique Omar Sívori comentó: “El mejor equipo que integré fue la selección de Lima ’57. Hicimos ocho a Colombia, seis a Chile, cuatro a Uruguay, tres a Brasil, antes tres a Ecuador, salí por un golpe, ingresó el ‘Nene’ Sanfilippo e hizo el tercero”, al que escribe.

Estaba el propio Sanfilippo en la entrevista evocando a Los Carasucias de Lima ’57. “Hice el cuarto Cabezón contra Uruguay. Stábile te cuidaba. Te hacía salir cuando estábamos tres arriba. El cuarto lo hice entrando cuando no faltaba mucho”, pintó el “Nene”. Rogelio Domínguez al arco. En mayo pasó al Real Madrid. En la defensa, Pedro Dellacha y su inseparable Federico Vairo, marcando punta. Lateral derecho Juan Carlos Giménez. Los tres de Racing, Vairo ex Central, pasaron a River en el ’55.

En el medio, Néstor “Pipo” Rossi, factor clave. Mando, inteligencia para salir jugando y dureza a la hora de enfrentar rivales. El “5” clásico. Postergó al “Nene” Juan Héctor Guidi, crack de Lanús. Cerca con el “6” Ángel Schandlei. De Gimnasia y Esgrima. Atildado. Luego en Boca. Arriba, los inmortales: Oreste Corbatta, habilidad, gambeta endiablada, ayudando a Rossi cuando la tenían los rivales. Yendo por la raya al fondo. Todos hicieron goles por el juego del Loco. Un genio. Del medio para adelante, Humberto Maschio, cerebral. Gran pegada.

El 9, un fino delantero, Antonio Valentín Angelillo, ex Racing, Boca e Inter de Italia. De goles memorables. Hábil, sutil. En el Calcio, 33 goles en el torneo italiano de 1961. Dirigido por Helenio Herrera. Un crack. El Cabezón Sívori, padre no genético de Diego Maradona. Un compendio con la zurda, medias caídas. Habilidad infinita. Valiente, el zig-zag como arte para propios y ajenos. El Rey de Lima.

Considerado el mejor futbolista del torneo. “Los Carasucias” completaron con el puntero izquierdo Osvaldo Cruz. Eficaz “11” de Independiente. “Equipo de ensueño”, Los “Diablos Rojos”, Micheli, Cecconato, Lacasia, Ernesto Grillo, notable de los ’50 y Cruz.

Un recuerdo: el titular hasta unos días antes, puntero izquierdo, Antonio Garabal, “11” de Ferro. Adquirido por el Atlético de Madrid, Garabal, veloz, pegada, goles importantes, viajó en barco a Europa llorando. Sabía lo que venía.

Siguió Sívori, noche inolvidable, primavera 2002, Café De la Paix, Recoleta. Encendido con sus amigos, otro inolvidable Omar “Pato” Pastoriza, junto a Sanfilippo, organizador con su año y el cronista invitado por el inefable “Nene”, eterno goleador de San Lorenzo.

“Los peruanos nos amaban. Noches de 60 mil personas. Lástima que no hubo televisación directa para la Argentina. Aquí no nos vieron jugar. Hicimos 25 goles, bailamos a todos, pero no nos vieron”, relató el “Cabezón” Sívori.

Hoy, Claudio Tapia deberá apurarse. Todos piensan lo mismo: “Que el Chiqui le haga un contrato al flaco Scaloni por diez años, antes que se lo afanen”. En una exageración en Brasil compararon a Argentina 4-1 con el “scracht” 1970.

Aquel ballet de “Pelé”, “Tostao”, Rivelino y “Jairzinho”, con el genial organizador, el zurdo Gerson, y el apoyo de otro notable en el medio, Clodoaldo. El equipazo que armó Zagalo por pedido de Carlos Alberto, capitán y el resto. Una cooperativa que quedó en la historia.

Algo parecido con lo que alcanzó Scaloni en este tiempo. Ganaron todo, son millonarios, famosos y no aflojan. Quiere seguir jugando como si estuviera en el barrio. O en los potreros del suburbio. El fútbol es mágico.

La Argentina, la historia sin igual. Desde “La Máquina” los ’40 hasta la sinfonía que brindó la banda del “Flaco de Pujato” a los eternos rivales. Ahora extrañando el pasado. Entre los citados, no olvidar a Ronaldo, Ronaldinho, Zico, Falcao, Sócrates y siguen firmas.

Ah… sin Messi, Lautaro, Dybala, Montiel, antes Di María. ¿Qué tal?

Ampliaremos.

*Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur (Víctor Lupo), Agencia Nacional y Popular, De Memoria, AGN-Prensa.

28/3/2025

Subir