Por Redacción
Durante el mes de agosto, Israel denegó o dificultó el 46% de los operativos humanitarios llevados a cabo por las Naciones Unidas y sus socios en la Franja de Gaza. Así lo informó este viernes la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que destacó la creciente violencia que afecta tanto al personal humanitario como a las instalaciones de socorro.
La OCHA señaló que el Ejército israelí impuso ventanas de tiempo cada vez más restrictivas e impredecibles para los movimientos humanitarios entre el sur y el norte de la Franja. Estas restricciones se comunican por la mañana, justo cuando los convoyes están listos para partir, lo que provoca demoras significativas y limita el tiempo disponible para completar las tareas en Gaza y su norte.
Además de los horarios limitados, las fallas técnicas en los puestos de control agravan la situación, aumentando el riesgo para la seguridad de los trabajadores humanitarios. Un incidente notable ocurrió el 24 de agosto, cuando una barrera supuestamente rota en un puesto de control bloqueó un convoy durante cuatro horas, impidiendo la entrega de 10,000 vacunas, 58 cargas de medicamentos, suministros médicos esenciales para mujeres embarazadas y 24,000 litros de combustible.
A pesar de que Israel afirmó que el puesto de control estaría abierto de 10:00 a 16:00 horas, los convoyes a menudo no pueden acercarse hasta bien pasadas las 10:00. La OCHA documentó casos trágicos, como dos operativos críticos en busca de supervivientes entre los escombros. En la ciudad de Hamad, una misión fue obstaculizada durante tres días a pesar de indicios de supervivientes, incluidos niños. En Rafah, otro operativo también enfrentó bloqueos, y cuando finalmente se permitió el acceso, no se encontraron sobrevivientes.
Por otro lado, se negó un operativo destinado a recuperar los restos de 30 personas para darles un entierro digno. La OCHA alertó sobre el aumento de la delincuencia inducida por la guerra, que plantea un alto riesgo de robos de asistencia humanitaria y violencia contra los trabajadores humanitarios.
Los convoyes humanitarios son frecuentemente obligados a esperar en puntos de espera, lo que los expone a entornos peligrosos. Actualmente, el movimiento de productos humanitarios se limita a una sola ruta desde Karem Shalom, convirtiéndola en un blanco fácil para asaltos. Esto resultó en el robo de suministros esenciales, como artículos de higiene y alimentos, que no llegan a las comunidades afectadas.
La violencia contra los trabajadores humanitarios en los puestos de control es otra preocupación grave. La OCHA recordó incidentes de disparos dirigidos a convoyes claramente identificados, como el ocurrido el 27 de agosto, cuando fuerzas israelíes dispararon contra un convoy del Programa Mundial de Alimentos (PMA) que había coordinado su movimiento con anticipación.
Con más del 88% de Gaza afectada por órdenes de evacuación, la situación humanitaria se deteriora aún más. Estas órdenes obligan a la población a desplazarse constantemente en busca de refugio, lo que afecta los almacenes y las instalaciones humanitarias esenciales. Actualmente, solo un centro logístico permanece accesible sin necesidad de un proceso de traslado coordinado, el cual es a menudo negado por las fuerzas israelíes.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advirtió sobre el peligro de la propagación de enfermedades debido a la falta de agua y saneamiento en Gaza. La población se refugia en espacios abiertos, careciendo de redes de alcantarillado y sistemas de drenaje, lo que favorece la proliferación de reptiles, roedores e insectos.
Las reservas de cloro, necesarias para purificar el agua, están a punto de agotarse, y su efectividad requiere el doble de solución purificadora. Frente a esta crisis, la UNRWA ha intensificado sus esfuerzos para proteger a las familias de enfermedades, rociando pesticidas y retirando desechos en un intento por mitigar el impacto de las condiciones sanitarias en la población.
20/9/2024
