*Por Juan Manuel Martínez Chas
1. INTRODUCCIÓN
En el presente ensayo es nuestro objetivo desarrollar la importancia de la doctrina social de la iglesia en nuestra labor misionera en los ámbitos sociales, políticos y culturales que desarrollamos como católicos bautizados e hijos de Dios.
Sin duda alguna Pablo VI en Mater et Magistra, debemos destacar que estas enseñanzas, este corpus de doctrinas emanan del evangelio y colocan a la dignidad de la persona como fundamento, causa o fin de todas las instituciones sociales.
Es evidente que bajo la metodología tomada por la juventud obrera católica de ver, juzgar y actuar, reforzada en el Concilio Vaticano II, esta enseñanza de la Iglesia constituye un mensaje del encuentro evangélico con las exigencias del mundo actual, los signos de los tiempos, bajo el eje supremo de “amar a Dios y al prójimo con justicia”, y de acuerdo a las características y la naturaleza de las complejas sociedades en que vivimos, de naturaleza intercultural.
2. DESARROLLO
En primer lugar debemos tener en cuenta que la Doctrina Social de la Iglesia ofrece un aporte fundamental para la formación en la vida cristiana pone en contexto las enseñanzas sociales del evangelio, ese Cristo humanizado y acorde con la lectura del antiguo testamento y el nuevo testamento que coloca al pobre, al descartado, al oprimido, como el centro del mensaje que Jesús trajo a la Tierra y desde ese punto de vista constituye una base indispensable, no solo para la tarea pastoral o misionera, que como laicos podemos desarrollar en las distintas instancias de la vida, la pastoral social, los trabajos con las organizaciones de la sociedad civil, sino además ser levadura en la masa que nos ofrece Francisco en salida y en la periferia.
La Doctrina Social de la Iglesia puede ser definida como una enseñanza que surge del mensaje evangélico y que es adaptada con el criterio ver, juzgar y actuar, bajo el signo de estos tiempos a las actuales circunstancias de la vida. Digamos que la Doctrina Social de la Iglesia es el aporte fundamental, desde mi punto de vista, de ese mensaje misionero de la fe cristiana, si bien no es una repetición mecánica del texto bíblico, es el testimonio coherente de fe y de vida expresado en palabras comprensibles y que tiene como finalidad en el marco social abrirse al mensaje de Jesús, a ese mensaje de salvación que implica la adopción de criterios de dignidad humana y de justicia.
Al ser, la Doctrina Social de la Iglesia, una serie de orientaciones y enseñanzas de cómo desarrollar y vivir nuestra fe, en el marco de los desafíos actuales su finalidad última es evangelizar la realidad, la evangelización de la cultura del pueblo de Dios resulta trascendente para tal cometido y por lo tanto eso significa comprometernos en ser coherente con el plan de Dios.
Obviamente el mensaje es la solución de carencias y problemas en concreto humanos, pero la finalidad de la Doctrina Social no es la iglesia misma y sus pastores, ni la búsqueda de poder y prestigio, sino la evangelización del pueblo de Dios en un contexto de justicia social y de solidaridad. Por tanto la Doctrina Social de la Iglesia resulta un verdadero corpus fundamentalmente ético pero ademas de acción para lograr justamente la dignificación del ser humano.
La Doctrina Social de la Iglesia ofrece una perspectiva de una iglesia más cercana, una iglesia en salida, una iglesia misionera, que abraza la causa de los descartados, de los pobres, de los desposeídos que instala un concepto ético que de alguna manera descarta la tecnocracia, en tanto descarta al Dios dinero y pone en el centro a la persona del pobre, del trabajador y nos orienta, ese es el objetivo al aplicarlos en nuestra vida personal y pastoral para justamente, cumplir el rol que estamos llamados a cumplir como hijos de Dios en el marco de un plano de equidad, de solidaridad, y de movilización que llega a nuestros corazones con un mensaje de paz y esperanza pero de igualdad entre los hombres y mujeres del pueblo de Dios.
3. CONCLUSIONES
Debemos señalar que la Doctrina Social de la Iglesia ha sido el motor de la cuestión social en los últimos 150 años, ello desde las primeras encíclicas hasta el pontificado del actual Papa Francisco, con enseñanzas doctrinales y de vida, bajando el evangelio al lugar común de quien menos tiene, hacerlos comprensibles y darles una luz de esperanza. Como se dice en los textos propuestos para esta semana, nos ayuda a lograr posturas más acordes con la dignidad de la persona, nos hace partícipes de una fuerte conversión, sin esta conversión todo cambio no pasa de ser un engaño, una falacia, “un corazón más fraterno atento la palabra de Dios debe ir siempre unido a mejores y mayores espacios de justicia, solidaridad y libertad es la tarea de todo bautizado”.
4. BIBLIOGRAFIA
1) Las Encíclicas Sociales (desde León XIII hasta Juan Pablo II) Ed. BAC, Madrid, 1992.
2) Congregación para la Educación Católica: “Orientaciones para el estudio y enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes”, Roma, 1988.
3) Congregación para la Doctrina de la Fe: “Instrucción sobre la Libertad Cristiana y Liberación”, Ed. Paulinas. Santiago de Chile, 1986. (Especialmente el capítulo V sobre la “La Doctrina Social de la Iglesia”).
4) CELAM. “Doctrina Social de la Iglesia. Identidad Teológica y Social”, Santa Fé de Bogotá, 1994. (Especialmente el capítulo I: “El estatuto epistemológico de la DSI y el desarrollo teológico en América Latina”, Juan Carlos Scannone).
5) Scannone, Juan Carlos. “Teología de la Liberación y DSI”. Ed. Cristiandad y Ed. Guadalupe, Madrid – Buenos Aires, 1987.
*Abogado Laboralista. Docente. Doctor en Derecho del Trabajo (UNTREF). Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (UCLM) Asesor Legal de Sindicatos.