Por Redacción
Tras casi cinco meses de bombardeos, escasez de alimentos, enfermedades y un sufrimiento implacable, la vida en el norte de Gaza está siendo rápidamente estrangulada. Según relatos de algunos desplazados que han hablado con Noticias ONU, muchos de los últimos sobrevivientes finalmente han alcanzado su límite.
Durante meses, distintos organismos humanitarios han advertido sobre una inminente hambruna, especialmente en el norte de Gaza, donde todo lo necesario para mantener la vida ha sido destruido o simplemente se ha agotado, por los ataques sistemáticos que Israel ejecuta sobre la población civil. Esta situación redunda en la muerte de niños, no por proyectiles o balas, sino por la falta de nutrición adecuada o incluso de alimentos básicos.
“Todo lo que beneficia al cuerpo, interna y externamente, no está disponible en el norte”, dijo Abdullah Qarmout, explicando por qué se vio obligado a abandonar su hogar en el campo de refugiados de Jabalia, donde había pasado toda su vida.
Según el relato de los reporteros que trabajan para Noticias ONU, los signos de angustia y agotamiento eran visibles en el rostro de este hombre de 64 años. Se reunieron con él al oeste de la ciudad de Gaza, en la calle al-Rachid, la principal carretera costera de la Franja. Junto con otras personas, Abdullah y su esposa, Aisha, decidieron emprender el largo y peligroso viaje hacia el sur en busca de sustento y seguridad.
En ese escenario dijo: “Hemos llegado a un punto en el que una hogaza de cebada que no tiene ni tres gramos de harina cuesta un séquel, y una hogaza con cinco gramos está por dos séqueles. Desde ayer no pruebo un trozo de pan ni bebo agua”.
El último martes, un convoy de ayuda de 14 camiones fue rechazado por el ejército israelí tras tres horas de espera en el puesto de control de Wadi Gaza. Se trataba del primer intento del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de reanudar incluso pequeñas entregas de alimentos en el norte, tras verse obligado a suspender sus operaciones el 20 de febrero debido a la falta de un acceso humanitario seguro.
Los camiones fueron detenidos más tarde por una gran multitud de personas desesperadas que se llevaron alrededor de 200 toneladas de ayuda alimentaria, demostrando en la vida real las señales de alarma lanzadas por la ONU en relación con la ley y el orden, y lo que el Secretario General António Guterres calificó de “cementerio de niños”.
Aisha declaró a Noticias ONU que ella y Abdullah habían convencido a su hijo, Mohamed, para que emprendiera el viaje hacia el sur junto con su familia de siete miembros tras agotar todas las demás opciones: “Juro que sus hijos dormían por hambre. No tenían comida. No podía comprar pañales ni leche. Lo juro”.
La abuela, de 62 años, contó que la familia se vio obligada a pedir dinero a parientes y vecinos tras agotar sus propios recursos, pero que ni siquiera eso era ya una opción: “Pedíamos dinero prestado para comer y beber. Al final, pedíamos préstamos, pero la gente ya no nos prestaba. Se lo dijimos a nuestro hijo: ‘Querido, los niños se mueren de hambre. Morirán y su sangre estará en tus manos. Llévalos al sur; allí encontrarás comida. Hay mucha gente buena que les dará de comer“.
La deshumanización
Otras de los testimonios es el de Khudur al-Sultan. Él y su familia se mantuvieron firmes durante cinco meses y se negaron a abandonar la ciudad de Jabalia, a pesar del nivel de devastación que había sufrido. Su amor por su ciudad natal les obligó a alimentarse de comida para animales y a soportar una de las peores catástrofes humanitarias del mundo en la actualidad.
“Nos mantuvimos firmes durante cinco meses. Intentamos conseguir comida para nuestros hijos, pero ¿de dónde se supone que vamos a sacar comida? La harina que compré sólo duró un mes. Empezamos a moler cebada y forraje. ¿Es esto aceptable para Dios?”, relató.
Más del 70% de todas las viviendas de la Franja de Gaza han sido destruidas, y esa cifra asciende a más del 80% en el norte. El experto independiente de la ONU sobre una vivienda adecuada, Balakrishnan Rajagopal, dijo al Consejo de Derechos Humanos que la escala y la intensidad de la destrucción en Gaza “es mucho peor que en Alepo, Mariupol o incluso Dresde y Rotterdam durante la Segunda Guerra Mundial”.
Khudur. expresó: “Nos destruyeron. Destruyeron nuestras vidas y demolieron nuestros hogares. Mi casa ha desaparecido, sin ninguna razón. No nos buscan ni nada parecido, gracias a Dios. ¿Por qué? ¿Qué hemos hecho?”.
Mientras en conjunto de occidente conmemoraba en Día Internacional de la Mujer, las mujeres palestinas “viven bajo un sistema de control, deshumanización, puestos de control militares, arrestos arbitrarios, y el constante terror que emana de los asentamientos y los ataques de sus colonos. Por otra parte, y tras 5 meses de genocidio, las mujeres palestinas han sido asesinadas, heridas o desplazadas”, según detalló una fuente oficial.
El desprecio por la vida y la degradación de la persona human se ponen de manifiesto en las declaraciones del rabino Eliyahu Mali, director de la escuela ieshivá de los colonos en Jaffa: “Hoy es un bebé, mañana será un luchador… La ley – ningún alma vivirá. Si no los matas, ellos te matarán a ti”. Cuando se lo interrogó sobre si los bebés y niños podían ser catalogados de semejante manera, respondió: “Lo mismo, dispárales… Los terroristas de hoy son los niños de las operaciones anteriores que mantuviste con vida. Las mujeres son en realidad quienes crean a los terroristas”.
Según datos del Ministerio de Salud de Palestina, hasta el momento Israel mató a 12.800 niños, 8.150 mujeres y 1049 ancianos. Por estos momentos la cifra de personas desaparecidas asciende a 8.100, entre ellos 4.000 niños. Existen en Gaza, 1.93 millones de desplazado: el 15 % de ellos tiene capacidades diferentes. El ejército israelí mató también a 364 miembros del personal de salud, a 160 trabajadores de la ONU y a 133 periodistas.
9/3/2024