Por Redacción
La Organización Internacional del Trabajo y la Comisión para América Latina y el Caribe presentaron el informe conjunto sobre Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe: “La dinámica laboral en una crisis de características inéditas, desafío de política”. Allí, ambos organismos, coincidieron en señalar que la recuperación del empleo será muy lenta en la región.
“Si se mantuviera una tasa de crecimiento promedio del producto interno bruto (PIB) regional de 3,0%, solo se alcanzaría en 2023 el nivel de PIB que existía en 2019. Sin embargo, con la tasa promedio mostrada en la última década (1,8%), se alcanzaría recién en 2025 el nivel de PIB de 2019. Y con la tasa promedio anotada durante el último sexenio (0,4%) no se alcanzaría en la próxima década”, indicaron ambas instituciones en el documento.
Asimismo se estableció que “los mayores efectos se sintieron en el segundo trimestre del año en el que se estima una pérdida de aproximadamente 47 millones de empleos en el conjunto de la región con respecto al año anterior. Gran parte de las personas que perdieron su trabajo no vieron oportunidades para una pronta reinserción laboral o estuvieron impedidas de buscar empleo por las restricciones a la movilidad y se retiraron de la fuerza laboral. Por ello, las pérdidas de empleo se expresaron solo parcialmente en un aumento de la desocupación abierta, que se incrementó de 8,9% en el segundo trimestre de 2019 a 11,0% en el segundo trimestre de 2020”.
El informé precisó que “entre las personas que se vieron fuertemente afectadas por la crisis sanitaria se ubican las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes. Específicamente, la segunda parte del documento examina la manera en que se vieron afectados los jóvenes en la actual coyuntura laboral”.
Fuentes oficiales destacaron que “la crisis sanitaria en el empleo afectó sobre todo a los grupos vulnerables, profundizando la desigualdad en el mercado laboral. Las mujeres han sido más afectadas por la pérdida de empleo y la caída en la participación laboral. Una mirada estratégica debe vincular el desarrollo sostenible con la creación de empleo”.
En términos de registro social “muchas de las personas que perdieron su trabajo no
cumplieron las condiciones para ser clasificadas como desocupadas, sino que salieron del mercado laboral y pasaron a la condición de inactivas, con lo cual la tasa global de participación se redujo considerablemente (alrededor de 9,5 puntos porcentuales para el mencionado grupo de países)”.
Por otro lado se especificó que “este retiro del mercado laboral atenuó el impacto de la masiva pérdida de empleos en la tasa de desocupación, que en el grupo de países examinados aumentó del 8,5% al 11,0% en comparación con el segundo trimestre de 2019. Extrapolado a la región en su conjunto, esto implicaría un incremento de la desocupación abierta de alrededor de 2,8 millones de personas, que llevaría el número total de desocupados en la región a unos 29 millones de personas”.
El informé de la OIT-CEPAL indicó que “la pérdida de empleo asalariado se concentró en el sector privado, mientras el empleo público disminuyó levemente o, en algunos países, incluso registró una expansión interanual. Cabe aclarar que, si bien el empleo asalariado muestra la menor tasa de contracción, es la categoría que más empleos ha perdido en términos absolutos. Debido a su peso en la estructura ocupacional, la reducción del empleo asalariado en el conjunto de países de referencia representa aproximadamente un 45% del trabajo perdido en el segundo trimestre de 2020, frente al 31% del trabajo por cuenta propia, el 10% del trabajo contratado por hogares, el 7% del trabajo familiar no remunerado y el 7% de los empleadores”.
“Si bien son pocos los países para los cuales se dispone de información sobre la pérdida de empleo diferenciada por grupos de edad (en parte por los ajustes en el levantamiento de información), los datos disponibles indican que los jóvenes han sido afectados más que proporcionalmente por la pérdida de empleo. Por ejemplo, en Chile, Costa Rica y la Republica Dominicana, la proporción de jóvenes de 15 a 24 años en el empleo disminuyó del 8,3% al 6,0%, del 12,1% al 9,6% y del 15,0% al 13,3%, respectivamente, entre el primer y el segundo trimestre de 2020. Entre los jóvenes de 14 a 24 años del Brasil y el Perú, esta reducción fue del 13,4% al 12,0% y del 17,3% al 14,9%, respectivamente. En la Argentina, la proporción de jóvenes de 14 a 29 años entre los ocupados bajó del 22,8% al 19,8%, y en Colombia la proporción de jóvenes de 14 a 28 años ocupados pasó del 25,4% al 23,9%6″, se detalló en el documento.
Sobre los datos disponibles, el informe dio cuenta que en Argentina “de acuerdo con la encuesta realizada a empresas afiliadas a la Unión Industrial Argentina, el 72,2% de las empresas sufrió una reducción de las ventas de más del 60%. Esta contracción se verificó incluso en sectores de producción esenciales y la mayoría de los empresarios declaró tener serias dificultades para pagar los sueldos”.
El documento de a OIT-CEPAL dio cuenta que “según el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC) de la Argentina, que realizó encuestas a empresas del sector manufacturero, el 11,1% de los establecimientos estuvo cerrado en mayo y el 50% operó parcialmente. Estas proporciones disminuyeron al 5,6% y el 48%, respectivamente, en junio de 2020″.
“Los sectores más afectados corresponden a textiles, prendas de vestir y calzados, donde el 23% de las empresas se declaró sin actividad productiva en junio (en comparación con el 39% en mayo), y muebles y otra actividad manufacturera, en que el 11% se declaró sin actividad. Entre los sectores que declararon operar en forma parcial están los de automotores y otros equipos; equipos, aparatos e instrumentos, y productos minerales no metálicos e industrias metálicas básicas. Muchas empresas señalaron que, aunque estaban habilitadas para operar, no contaban con el personal necesario para trabajar o no tuvieron pedidos”, se pudo verificar en el documento.
En tal sentido se agregó que “con respecto al comercio, la encuesta realizada en mayo indicaba que casi el 40% de los establecimientos no estaba operando y el 56,1% lo hacía solo parcialmente (véase el gráfico I.9A). La poca actividad se sintió también en el sector de bienes esenciales. En efecto, la encuesta realizada por el INDEC al sector de supermercados y mayoristas reveló que el 50% de las empresas de supermercados y el 46,2% de los autoservicios mayoristas encuestados sufrieron una reducción de las ventas en mayo (INDEC, 2020). Por último, el 48% de las empresas de la construcción estimaba que su facturación sería un 50% o menos de lo planificado”.
Por último las autoridades de la OIT y la CEPAL manifestaron que “se debe promover la inserción laboral de los jóvenes combinando entrenamiento en aula con una etapa posterior de pasantía en empresas. Esto debe complementarse con subsidios monetarios para asegurar la asistencia y participación de los jóvenes, así como servicios de empleo para apoyar la reinserción laboral. Además, se requieren programas de formación profesional que faciliten la recalificación o reconversión laboral para los jóvenes que han perdido sus empleos y también se deben aprovechar las tecnologías digitales para potenciar la capacidad de aprendizaje y así cerrar brechas digitales entre ellos”.
16/11/2020