Por Gustavo Ramírez
En la Fuerza es el Derechos de las Bestias Perón escribió y describió “los hombres de las dictaduras militares, estás siempre enfermos de pequeñas cosas. Miran unilateralmente y ven salo un pequeño sector del panorama… no saben que el éxito es un con junto de aciertos y desaciertos donde los primeros son más que los segundos. Es que las pequeñas cosas constituyen los dominios de los brutos”.
“La técnica moderna de la propaganda y la guerra psicológica ha puesto en sus manos. un nuevo instrumento: la infamia. Así estos gobiernos han agregado a la brutalidad de la fuerza un nuevo factor, el de la insidia, la calumnia y la diatriba…La revolución argentina del 16 de septiembre de 1955 y su incestuoso producto, la dictadura militar, no han escapado a ninguna de las reglas de esta clase de abortos políticos”.
“Estos simuladores han torturado a numerosos ciudadanos, de los 15.000 presos políticos sin causa ni proceso, con que llenan las cárceles…un general temulento y ambiciosos se nombra Presidente por decreto, luego por decreto se declara Poder Legislativo y asume también por su cuenta el Poder Judicial…ocupan con tropas la redacción de los diarios, encarcelando y reemplazando su personal, al día siguiente de ponderar la libertad de prensa”.
El líder argentino dejaba plasmado para la posteridad lo que le había costado, al pueblo, el Golpe de Estado perpetrado por la mentada Revolución Libertadora. Con esta acción se habría en Argentina un proceso de largos años de sufrimiento y padecimientos para los sectores más humildes y postergados. La entrega y constitución de la neocolonia se propagaron incluso hasta nuestros días.
La democracia liberal, a través de sus mecanismos pedagógicos erigidos en el sistema educativo y en los medios corporativos de comunicación como elementos más visibles de la psicopolítica, desterritorializa a la historia en la medida que también borra a su sujeto histórico. La infamia se instala como precedente de la desmemoria para arrasar con los sembradíos de la conciencia nacional y popular.
1955 suele ser un año barrido de la agenda política, como casi todo lo que tenga que ver con el peronismo. El levantamiento costó la vida a 156 compatriotas que se deben sumar a la luctuosas jornadas de los bombardeos a Plaza de Mayo con 300 personas fallecidas. Estas tragedias nacionales no entran en el ningún debate que tenga como eje “a la libertad”. Es simple, para el proceso civilizatorio de la neocolonia no se debe escatimar sangre criolla si es necesario. Esto es lo que no se termina de comprender en Argentina cuando se esgrime el falso sentido democrático de la libertad.
En el presente persisten estas inclinaciones a la proscripción y destitución del peronismo. Incluso emergen también desde el seno propio en nombre de una renovación. Es que al ser un proyecto de vida el peronismo es un hecho maldito para el conjuro de la secta civilizatoria neocolonial. Defender lo nacional, nuestra historia de liberación y nuestros proceso revolucionario, iniciado en 1945, es situarnos y al situarnos somos y ese ser es el que vence a la colonia.
“El único nacionalismo auténtico es el que busque liberarnos de al servidumbre real, ese el nacionalismo de la clase obrera y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosas, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo”, expresó John Willian Cooke.
Allí está parte de la clave de lo que debe dirimirse en la actualidad. La unidad no puede ser un artificio adecuado a las necesidades electorales de facciones internas, tiene que estar puesta al servicio de los intereses del pueblo que son los de la liberación nacional. El gobierno actual tiene que atender a la historia y comprender que los enemigos de la Patria se repiten en su accionar si no se gesta un desarrollo a favor de los humildes, de la clase trabajadora, como hecho revolucionario. El peronismo es revolución social nacional.
El golpe de Estado materializado en 1955 es la instauración del sometimiento y la dependencia. Olvidar lo que ello representa es no dar cuenta de lo que los enemigos del pueblo pretenden para el futuro de millones de compatriotas. El olvido también puede ser servil a la neocolonización, si queremos una Argentina de pie tenemos liberarla y ello solo se podrá hacer si se empodera al pueblo y se gobierna a su servicio porque es el pueblo el que hará de nuestra país una Patria libre, justa y soberana.
16/9/2021