García Cuerva pidió diálogo y protagonismo social al empresariado

Por Redacción

Más de 400 empresarios y ejecutivos se reunieron en Buenos Aires en el marco del 28° Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que llevó como lema «Forjadores de un nuevo mundo. La persona, principio y fin del desarrollo». El evento se llevó a cabo el 1 y 2 de julio en la sede del Regimiento de Patricios, en el barrio porteño de Palermo.

Durante la apertura del encuentro se leyó una carta enviada por el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva. En su mensaje, convocó al empresariado argentino a involucrarse de manera activa en la realidad social del país. “Les pido ser protagonistas de nuestra sociedad, ser forjadores de un mundo nuevo en el que los avances tecnológicos no deben eclipsar los valores de nuestra comunidad”, expresó el prelado.

En tal sentido, el Obispo de Buenos Aires remarcó: «Me gusta la palabra que eligieron para comenzar el lema de este 28° Encuentro Anual: forjadores. Una palabra que nos recuerda nuestra misión: estamos llamados a ser protagonistas en la construcción de nuestra sociedad; forjadores de una cultura del encuentro, tal como nos propuso tantas veces el Papa Francisco».

«Forjadores de un mundo nuevo. Un nuevo mundo donde las grandes transformaciones tecnológicas no eclipsen los valores que hacen de nuestra sociedad, un lugar para todos: paz, fraternidad, solidaridad, equidad y justicia», añadió García Cuerva.

Al mismo tiempo, agregó: «Iluminados por esta misión de forjadores de un mundo nuevo, en la Argentina de hoy necesitamos generar acuerdos entre nosotros, sustentados en la paz y en el diálogo. Es imposible pensar en el desarrollo integral de la persona, de la sociedad y de nuestro país, si no lo fundamentamos sobre estos cimientos tan indispensables».

Por último, Monseñor expresó: «quisiera compartirles unas palabras del Papa Leon XIV: «Los animo
comprometerse y a estar presentes: presentes en la masa de la historia como levadura de unidad, de comunión, de fraternidad. La fraternidad necesita ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y testimoniada, con la esperanza confiada de que es posible gracias al amor de Dios, «derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo». Rezo por su misión como forjadores del nuevo mundo».

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