Poliedro

García Cuerva: “La alegría cristiana no es la alegría de un carnaval, no es decir que está todo bien, es la alegría profunda de saber que Dios nos ama”

Por Redacción

En el marco de celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, arzobispo de Buenos Aires, ofreció una homilía centrada en reflexiones sobre la fe y la oración comunitaria. Durante la misa, que tuvo lugar en la Catedral Metropolitana, García Cuerva invitó a los fieles a compartir y rezar juntos en torno a dos consignas que presentó como ejes de su mensaje: “compartir entre nosotros y rezar juntos”.

La solemnidad de la Inmaculada Concepción se celebra cada 8 de diciembre y resalta el dogma que proclama a María libre de pecado original desde su concepción. En este marco, García Cuerva destacó la figura de María como ejemplo de humildad y servicio y  alentó a los fieles a seguir su modelo en la vida cotidiana.

“Como primer idea entonces, quería reflexionar y pensar si nosotros somos capaces de ponernos delante de Dios con toda nuestra humanidad, sin miedo. Podríamos pensar, si somos capaces de presentarnos delante del señor con toda nuestra desnudez, con nuestra fragilidad, con nuestro pecado. Sin excusas, sin echar la culpa a otro sino diciendo: “Acá estoy Señor” no me escondo de vos, no tengo miedo de Dios, confío en tu infinita misericordia”, sostuvo el sacerdote.

Al mismo tiempo, remarcó: “Qué necesidad tenemos de esta alegría profunda, la alegría de la buena noticia de que Dios nos ama, la alegría que seguramente vamos a experimentar en torno a la Navidad. La elegía que necesitamos en tiempos tan difíciles, la alegría que parece apagarse cuando se acerca fin de año por la cantidad de problemas acumulados, por la cantidad de angustias, de tristezas, que hace que parezca que somos cristianos quejosos, apesadumbrados”.

García Cuerva enfatizó: “Cristianos, como dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium, con cara de vinagre porque en definitiva nuestra mirada habla de lo que hay en el corazón y si en el corazón dejó de haber alegría lógicamente nuestra mirada no será una mirada alegre. No encontraremos sentido para la alegría, no tendremos un corazón agradecido que a todos nos pasan cosas buenas más allá de las dificultades”.

Al mismo tiempo, puntualizó que “la alegría cristiana no es la alegría de un carnaval, no es decir que está todo bien, es la alegría profunda de saber que Dios nos ama, que Dios nos ama con una misericordia tan infinita que jamás podremos comprender. Un Dios que se entregó por nosotros por amor en la cruz y que venció a la muerte para siempre y que, desde ese momento, la muerte ya no tiene la última palabra”.

Por otro lado, sostuvo que “esa es la alegría profunda que no podemos perder nunca, que no puede depender del estado del clima, ni puede depender de la política económica de turno, es la alegría del corazón. Es la alegría que hoy el Ángel le transmite a la Virgen. “Alégrate María” y creo que esta Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que lindo escuchar cada uno de nosotros esa voz que nos dice: “Alégrate””.

El arzobispo de Buenos Aires, señaló que “hay cosas en la vida que no tienen explicaciones, hay cosas en la vida que nos sostiene en la pregunta de ¿Por qué pasan determinadas cosas? y si no hay respuesta, ponernos delante de Dios y hacer de nuestras preguntas también una oración. Le pedimos a la Virgen que nos enseñe, por un lado, a tener esa relación de confianza con Dios y no escondernos de Él”.

“Le pedimos a María que nos podamos alegrar a pesar de las dificultades porque el Señor también está con nosotros y le pedimos a la Virgen que la confianza con Dios nos lleve incluso a preguntarle aquello que no entendamos y a sostener las preguntas porque no todo tiene respuesta”, agregó.

García Cuerva terminó su homilía con “una oración sencilla escrita por la poeta chilena Gabriela Mistral, una oración sencilla que le hace a la Virgen, y dice así: “Madre yo estoy aquí, a tus pies dejaré el corazón. Triste el vivir, el vivir sin tí. Larga el ansia y larga la aflicción, en el más hondo pliegue de tu ancho manto este viejo cansancio deja dormir llame a enjuagar mi llanto y dame el sol antes de morir. Madre ya estoy aquí lleve paz, traje tribulación sino descansa por fin en ti ¿Dónde va a descansar el corazón?”.

 

 

 

 

10/12/2024

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