Por Redacción
El Papa Francisco participó este viernes en el Vaticano del Simposio organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. El encuentro conmemoró el décimo aniversario del primer encuentro mundial del pontífice con los Movimientos Populares, bajo el lema “Plantando bandera frente a la deshumanización”.
En ese contexto, su Santidad expresó: “Conmemoramos un momento que cambió su historia y la mía. Se cumplen diez años del primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, aquel día en Roma plantamos una bandera: Tierra, Techo y Trabajo. Tierra, Techo y Trabajo son derechos sagrados, que nadie les quite esa convicción a ustedes, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague esos sueños”.
Al mismo tiempo, Francisco aseguró que la misión de los movimiento populares “es trascendente, si el pueblo pobre no se resigna, el pueblo se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las tesituras de injusticia social. Más tarde o más temprano las cosas cambiarán para bien”.
El Papa, señaló que los trabajadores pobres “salieron de la pasividad y el pesimismo, no se dejen abatir por el dolor ni por la resignación. No aceptaron ser víctimas dóciles, se reconocieron como sujeto, como protagonistas de la historia. Este es quizá el aporte más lindo de ustedes, ustedes no se achican, ustedes van al frente”.
En ese marcó, agregó que “tampoco trazan planes en el aire, una de las cosas que me gusta es que quedan en documento ideológicos, no se la pasan de conferencia en conferencia, jarabe de pico, ¿no?. Se que van paso a paso sobre la tierra firme de lo concreto. Trabajan cuerpo a cuerpo, persona a persona. No solo protestan, que está muy bien protestar, sino que realizan innumerable obras, incluso desde la más absoluta precariedad de los medios, a veces sin ninguna ayuda del Estado y otras perseguidos”.
Francisco, afirmó: “Sigo creyendo, como les dije en Bolivia, que de la acción comunitaria de los pobres de la tierra depende no sólo su propio futuro, sino también, el de toda la humanidad. Sí, de los pobres dependemos todos, también los ricos. Lo dije al principio del pontificado, me cita a mi mismo: “Mientras no se resuelva radicalmente el problema de los pobres renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando la causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva, ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”. Sé que esto molesta pero es verdad”.
“Un hermano alguna vez me ha dicho:”Padre usted habla mucho de los pobres y poco de la clase media”. Puede ser cierto y por eso le pido perdón, cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos pero no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el evangelio. Y esto no es comunismo, es evangelio puro. No es el Papa sino Jesús quien los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se pude negociar”, dijo el Santo Padre.
Asimismo, remarcó que “algún hermano también me dijo: “No sea tan duro con los ricos”. Jesús fue más duro que yo, eh. Lean lo que dice de los ricos: “Ay ustedes los ricos” y les da. Reconozco, claro, que los empresarios crean puestos de trabajo, contribuyen al desarrollo económico, es justo decirlo. Lo dije recientemente en Singapur viendo el bosque de rascacielos que atestiguan ese aporte. Sin embargo, los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien”.
En esa línea agregó: “Esta es una realidad evidente que si no se modifica va a engendrar peligros cada vez mayores. Si no hay políticas buenas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan Tierra, Techo y Trabajo, para que todos tengan un salario justo, un sistema de derechos sociales adecuados, si no hay esto, la lógica del descarte material, descarte humano, se va a extender dejando a su paso violencia y desolación. O es la armonía de la justicia social o es la violencia después de la desolación”.
Del mismo modo alegó que “lamentablemente son, muchas veces, los más ricos los que se oponen a la realización de la Justicia Social o a la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan sí, esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces presionan a los gobiernos para que sostengan más políticas que los favorecen económicamente. Mie abuela nos repetía siempre: “Estén atentos que el Diablo entra por los bolsillos”. El Diablo entra por los bolsillos siempre, que una coima aquí que una cosa allá”.
Francisco profundizó su reflexión y añadió, “dicen que el sistema que les permitió amasar fortunas a las personas ricas es inmoral, que debe se rectificado, que debe haber más impuestos a los billonarios, esos está muy bien y rezo para que los económicamente poderosos salgan de aislamiento. Rechacen la falta de seguridad del dinero y se abran para compartir bienes que tienen un destino universal porque todos derivan de la creación”.
En esa línea afirmó que “es difícil que eso pase, pero, para Dios todo es posible. Si ese porcentaje tan pequeños de billonarios que acaparan la mayor parte de la riqueza del planeta se animara a compartirla, pero no como limosna, no, compartirla fraternalmente, que bueno sería para ellos mismos y que justo sería para todos. Pido a los privilegiados en este mundo que se animen a dar este paso”.
Por otro lado, resaltó: “Hace tiempo dije que los pobres no pueden esperar. Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, si ustedes no despiertan conciencias, las cosas vana ser más difíciles. Pregunto a ustedes, también las personas de clase media tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes, pregunto a las personas que tienen que pagar alquileres altísimos, que no pueden ahorrar, que tal vez dejan a sus hijos una situación peor que la que recibieron ¿ustedes creen que los más ricos van a compartir lo que tienen con los demás o van a seguir acumulando insaciablemente? “.
“No tengo yo el monopolio de la interpretación de la realidad social. Escucho. Tampoco tengo la bola de cristal y no existen las bolas de cristal mágicas, esas son estafas. Si veo una cosa que me preocupa, que avanza de una forma perversa, una forma de ver la realidad. Una forma que salta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud. Les digo no es una virtud, es un vicio. Las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizar. Acumular no es virtuoso, distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba sino que multiplicaba y su discípulos distribuían”, manifestó Francisco.
En virtud de ello, el Obispo de Roma, subrayó que “la competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza, un camino a la perdición, es una conducta irresponsable, inmoral, irracional, destruye a la creación y divide a los pueblos. No dejemos de denunciarlo”.
“Los gritos de los excluidos también pueden despertar las conciencias de tantos dirigentes políticos que son en definitivas los que tienen que hacer cumplir los derechos económicos, sociales y culturales que ya están consagrados por la Constitución, por las leyes, pero no se cumplen. Derechos reconocidos por casi todos los países”, enfatizó Francisco.
El Papa resaltó la justicia social como una “expresión creada por la Iglesia”, subrayó los atributos de Dios: cercanía, misericordia y compasión. El Pontífice afirmó que cualquier acción social debe basarse en estos principios y agregó: “La justicia social es inseparable de la compasión”.
En su discurso, Francisco también criticó las ideologías deshumanizadas, destacando que promueven una “cultura muy fea”, la del ganador, parte de lo que él denomina “la cultura del descarte”. El Papa expresó que, en muchas ocasiones, las grandes fortunas no son fruto del mérito, sino de rentas, herencias, explotación, especulación financiera, evasión impositiva, corrupción o crimen organizado. “En general, muchas fortunas se amasan así”, señaló.
El Pontífice advirtió que nadie, con o sin méritos, tiene derecho a menospreciar a otros, y que la indiferencia o desprecio hacia los demás es el preludio de la violencia. En tal sentido, manifestó que “hace una semana, un poco menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle, y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad porque no tenían derecho a reclamar lo suyo. Porque eran revoltosos, comunistas, no, no, no, y el gobierno se puso firme y en vez de pagar justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso, eh. Todos debemos levantar a los demás. Todos debemos hacerlo”.
Acto seguido expresó: “Que nadie quede tirado, por favor. Y hay tantos tirados por la calle, tantos tirados, tanta gente que no tiene qué comer y que está ahí por la calle pidiendo algo, que perdió la casa, que perdió el trabajo o que simplemente es gente que no tuvo la capacidad de andar adelante. Puede ser gente enferma, lo que vos quieras, pero están tirados. Miremos al tirado, que nadie quede tirado, y ahí sí mirar de arriba abajo para levantarlo”.
El Santo Padre pidió recuperar el camino para “generar una sociedad distinta, pero no desde las lógicas refundacionales que, en definitiva, terminan reproduciendo la cultura del descarte, en este caso, del descarte cultural”, y pidió mirar con gratitud la memoria histórica que nos ha precedido. “Que nadie nos robe la memoria histórica y el sentido de pertenencia a un pueblo, aun la memoria histórica de las cosas salvajes, de las brutas (…) Memoria histórica total”.
Pidió a las organizaciones populares que ayuden a los políticos “para que no se entreguen a los cocodrilos, para que no se arrodillen ante la estatua de oro por miedo al horno. Ustedes tienen que ser custodios de la Justicia Social. Tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están. Ustedes tienen que estar ahí como la viuda del evangelio, insistiendo, insistiendo, rompiendo la paciencia para que hagan justicia. Esa es una táctica que nos enseñó Jesús. Seguramente encontrarán otras tácticas, pero siempre dentro de la no-violencia, por favor trabajen siempre por la paz. La guerra es un crimen”.
En un mensaje directo a las grandes empresas tecnológicas y a las plataformas digitales, Francisco fue tajante: “No se crean superiores a nadie, un consejito: paguen los impuestos”. A continuación, criticó el rol de las plataformas de apuestas en el deporte, advirtiendo que “son una adicción más que un juego”. El Papa insistió en que estas plataformas no deben apropiarse de los datos de los ciudadanos: “No pueden expoliar para su exclusivo beneficio los datos que brindan los ciudadanos”.
En esos términos indicó que “tienen también la obligación de evitar que las redes se usen para diseminar la ludopatía, la pornografía infantil o facilitar el crimen organizado. No pueden expoliar para su exclusivo beneficio los datos que brindan los ciudadanos o que crean las entidades públicas sin devolver algo a los pueblos. Por favor, no se crean superiores a nadie, un consejito: y paguen los impuestos. Es muy importante. Yo no me acuerdo, pero muy poca gente -yo no me acuerdo que alguna vez haya escuchado: “Se acusa de no pagar impuesto”. Más bien, son maestros en hacer trampa. Cuántas veces vas a un restorán o a un supermercado y vas a pagar y te dicen: “¿Quiere el ticket o no quiere el ticket?”.
“Nuestro camino sigue soñando y trabajando juntos para que todos los trabajadores tengan derechos, todas las familias techo, todos los campesinos tierra, todos los niños educación, todos los jóvenes futuro, todos los ancianos una buena jubilación, todas las mujeres igualdad de derechos, todos los pueblos soberanía, todos los indígenas territorio, todos los migrantes acogida, todas las etnias respeto, todas los credos libertad, todas las regiones paz, todos los ecosistemas protección”, aseveró el Obispo de Roma.
Al mismo tiempo, resaltó que “es un camino permanente, habrá avances y retrocesos, habrá errores y aciertos, pero no tengan duda: es el camino correcto. Y si algún día están aburridos y quieren confrontarse, confróntense con la sonrisa de un bebé, de un niño y con la sonrisa pícara de un viejito o una viejita. Esa será la piedra de toque”.
El Papa renovó su propuesta de un Salario Básico Universal “para que, en tiempos de automatización e inteligencia artificial, en tiempos de informalidad y precarización laboral, nadie esté excluido de los bienes básicos necesarios para la subsistencia. Eso es compasión, sí, porque no se explica sin amor… pero además es de estricta justicia”.
Por último, dirigiéndose a los representantes de los Movimientos Populares, pidió que Dios los proteja y bendiga, “que los llene de su amor y los guíe en su camino, otorgándoles generosamente esa fuerza que nos sostiene, esa fuerza que es la esperanza. La esperanza no defrauda, es la virtud más débil, es la más débil, pero no defrauda. Esa esperanza que no defrauda. No nos cansemos de decir: ¡Ninguna persona sin dignidad! ¡Ninguna persona sin esperanza!”.
20/9/2024