Poliedro

Francisco, la Iglesia Católica y el problema social del capitalismo liberal

Bergoglio ocupó el cargo institucional más importante entre los argentinos de todos los tiempos: condujo una institución de más de 2000 años y con 1400 millones de creyentes. Continuó la tradición humanista y social de la Iglesia Católica: vivió austeramente como buen jesuita y su papado honró la figura de Francisco de Asís, quien profesó la virtud de la pobreza como el apóstol Santiago y fundó una orden (franciscanos) llevando el credo a la periferia de Oriente.

Francisco recuperó y actualizó la crítica al capitalismo liberal de León XIII y la encíclica Rerum Novarum, y de Pío XI y Quadragesimo Anno.

En nuestro país, la Doctrina Social de la Iglesia favoreció la creación de una militancia laica en los Círculos Obreros Católicos, los Cursos de Cultura Católica y Acción Católica. Este activismo fue fundamental para el nacimiento de la legislación social argentina (BAS y Cafferata son dos ejemplos). La Doctrina Social fue refundada a partir de Juan XXIII y Mater Magistra, texto doctrinario del cual Francisco se consideró admirador. También afirmó muchos de los principios del Concilio Vaticano II y del legado de Pablo VI y la Populorum Progressio.

En nuestra región, la reforma de la Iglesia auspició la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. En Santo Domingo (1992), Juan Pablo II sostuvo que “En continuidad con las Conferencias de Medellín y Puebla, la Iglesia reafirma la opción preferencial en favor de los pobres”.

Durante los años sesenta y setenta estuvo vinculado a la Universidad del Salvador y a pensadores de la Teología del Pueblo como Lucio Gera, Ismael Tello y Juan Carlos Scannone. Estos últimos (y también Francisco) se distanciaron de la Teología de la Liberación y del marxismo y cuestionaron las vinculaciones con la guerrilla.

En 2007 intervino en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, adelantando muchas de las ideas de la Iglesia que haría suyas en el papado.

En el año 2013 lanzó Evangelii Gaudium y, a diferencia del planteo progresista, allí no inventó la doctrina sino que reflejó y revitalizó con estilo propio la tradición institucional. Criticó la “teoría del derrame” y la supuesta “mano libre del mercado” y denunció que el “nuevo colonialismo adopta diversas fachadas… es el poder anónimo del ídolo dinero”. Denunció el “descarte” humano y la explotación de obreros, pibes, abuelos, migrantes y mujeres.

En su papado bregó por la construcción de una religión revitalizada desde las periferias, siguiendo la imagen de un Cristo surgido en los márgenes (posteriormente el cristianismo sería adoptado por el centro occidental romano). Profundizó el tema del medio ambiente, continuando las reflexiones de Juan XXIII y el peligro atómico, y las definiciones críticas de Pablo VI sobre “civilización industrial”.

Lamentablemente, no fue profeta en su tierra y vivió personalmente la decadencia argentina, reflejada en la pobreza estructural, la marginalidad, la brutalidad del narcotráfico y el descarte de los pibes como política de Estado de todas las fuerzas partidarias.

Dejó un ejemplo personal como otros tantos religiosos a lo largo del tiempo. Legó una obra institucional muy importante y una obra doctrinaria a debatir y a continuar.

Gracias por tanto.


*Sociólogo, Doctor en Comunicación y Secretario de Investigación y Posgrado de la Universidad Nacional de Lanús.

5/5/2025

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