Por Redacción
El juez federal Ernesto Kreplak salió al cruce de las críticas del presidente Javier Milei sobre la investigación por el fentanilo contaminado que provocó 97 muertes en el país, recordándole su “obligación constitucional de abstenerse de interferir en una causa penal en curso”. El magistrado subrayó la necesidad de mantener la imparcialidad judicial y preservar el respeto hacia las víctimas y las instituciones.
Milei, durante un acto de campaña en La Plata, cuestionó la actuación del juez y denunció un supuesto “encubrimiento atroz” hacia Ariel García Furfaro, propietario del laboratorio HLB Pharma. El libertario, flojo de lengua y sin hacerse responsable de la crisis sanitaria, expresó: “¿Les parece casualidad que el juez que tiene la causa sea justamente el hermano del ministro de Salud bonaerense?”.
En paralelo, la administración reaccionaria difundió un comunicado en redes sociales anticipando la posibilidad de recusar al juez si no ordena la detención inmediata de García Furfaro. Según el mensaje oficial, existiría un supuesto “conflicto de intereses” por el vínculo familiar entre el magistrado y el ministro provincial.
Frente a estas acusaciones, Kreplak sostuvo que la pesquisa “debió superar suficientes omisiones y dificultades” como para que se pretenda “politizar un trabajo judicial bien hecho”. El juez remarcó que corresponde mantener “respeto por las víctimas y por las instituciones” y rechazó las insinuaciones del Presidente sobre su imparcialidad.
El ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, cargó contra HLB Pharma y su propietario, Ariel García Furfaro, responsabilizándolos por la tragedia del fentanilo contaminado. El funcionario afirmó: “Tiene manejos oscuros y vínculos con la política. Viene haciendo negocios espurios con cobertura política” y reclamó que “reciba su merecido”. El funcionario vinculó directamente al empresario con el kirchnerismo, en un intento por desviar la atención de la gestión de Milei y de su propia cartera en la supervisión sanitaria.
El ajuste que Milei impuso sobre las instituciones estatales derivó en una crisis sanitaria. La inacción de los funcionarios libertarios puso en evidencia la fala de conciencia social de la que adolece este gobierno. Al mismo tiempo, pone de relieve la incapacidad oficial de asumir sus responsabilidades de gobierno, la destrucción del Estado puede ser fatal para el conjunto de la población que queda a merced de los intereses del capital. Milei, como Lugones, desvían el foco de atención en una estrategia que se agota en la realidad efectiva.