*Por Guadi Calvo
No deja de ser muy llamativo que, a pocas horas del debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump, en el que claramente el expresidente fue golpeado por la actual vicepresidenta, se haya abortado un nuevo atentado contra Trump.
Abriendo un panorama nada ventajoso para Kiev, ya que el expresidente ha anunciado en reiteradas oportunidades que vetará el apoyo militar y financiero de Washington tanto para Ucrania como para la OTAN, lo que los dejaría a las puertas del colapso militar. A pesar de que el plan de Trump es congelar el conflicto en la Línea de Contacto, fortificar la frontera con coordinación de los miembros de la OTAN y firmar acuerdos que garanticen la seguridad.
En este contexto, el ciudadano norteamericano Ryan Wesley Routh, un hombre blanco de 58 años, votante del Partido Republicano y oriundo de Carolina del Norte, radicado en Kaaawa, Hawái, fue detenido en West Palm Beach, Estado de Florida, el domingo quince de septiembre, cuando intentaba escapar, después de que agentes del Servicio Secreto (USSS) detectaran la punta de un fusil Kaláshnikov (AK-47) que emergía de entre unos arbustos del Trump National Golf Club, a una distancia aproximada de entre 400 y 500 metros. Mientras, el expresidente y actual candidato del Partido Republicano se encontraba practicando golf.
A diferencia del intento del pasado julio, durante un mitin en Pensilvania, el USSS actuó con mayor velocidad e impidió que Routh abriera fuego, como si lo hiciera Thomas Matthew Crooks con su fusil semiautomático tipo AR-15 (Ver: Trump, un disparo en varias direcciones).
Routh, al verse rodeado, abandonó su arma con mira telescópica, junto a dos bolsas, presumiblemente con pertrechos y una cámara GoPro, huyendo en un vehículo, cuya patente había sido tomada por un hombre que descubrió la maniobra y quien habría alertado a la seguridad. Por lo que la búsqueda y detención fue sencilla. El presunto atacante, una vez detenido, se entregó a las autoridades, sereno y desarmado.
La “hoja de servicios” de Routh, quien maneja una constructora de viviendas económicas en Hawái, no deja de ser curiosa: ha amontonado diversos cargos por violencia y robo, como en 2002 en Greensboro (Carolina del Norte), localidad de donde es originario. Tras un incidente de tránsito, terminó atrincherado en un local comercial de su propiedad, desde donde se tiroteó durante varias horas con la policía. Por lo que fue condenado a varios meses de prisión por tenencia de armas de destrucción masiva en el Departamento Correccional de Adultos de Carolina del Norte. En 2010 fue detenido y condenado por posesión de objetos robados con violencia.
En abril pasado, Routh había enviado un mensaje por X, justamente a su dueño de esa compañía, Elon Musk, en el que le pedía que le vendiese un cohete. Decía: “Deseo cargarlo con una ojiva para lanzarlo contra la mansión del Mar Negro de Putin para acabar con él”. “¿Puedes darme un precio, por favor?”. Por alguna razón, difícil de suponer, finalmente el negocio no se concretó.
Si bien en los últimos años, según sus publicaciones en las redes sociales, se había decepcionado de Trump, por lo que apoyó la fórmula Joe Biden-Kamala Harris, después del atentado de julio, Routh les pidió tanto al presidente como a su vice que visitaran a los heridos del tiroteo y que asistieran al funeral del bombero muerto en el ataque de Crooks.
En 2020, dice haberse comunicado con el líder norcoreano, Kim Jong-un, para convertirse en enlace entre Washington y Pyongyang, con el fin de generar acuerdos que regularicen las relaciones diplomáticas entre ambos países. También declaró que había comunicado con opositores del gobierno de Beijing durante las protestas conocidas como “la revolución de los paraguas”, una operación británica finalmente abortada por el gobierno chino.
En 2023, el New York Times entrevistó a Routh para un artículo sobre los voluntarios estadounidenses alistados para combatir en Ucrania, pero fue rechazado debido a su edad y su falta de experiencia en combate. Routh, entonces, declaró que había viajado el año anterior a Ucrania, donde permaneció por varios meses, con la intención de organizar un programa para recaudar fondos y reclutar ex militares afganos, ahora refugiados en Pakistán, tras la victoria del Talibán en agosto de 2021, para llevarlos a luchar por Kiev. A donde serían trasladados de manera ilegal, pasando desde Pakistán e Irán y desde allí seguir a Europa.
Había anunciado que estaba dispuesto a comprar los pasaportes al gobierno de Islamabad “ya que es un país muy corrupto”. A pesar de estas declaraciones, el gobierno del Primer Ministro provisorio del país centroasiático, Shehbaz Sharif, un aliado incondicional de los Estados Unidos, no ha desmentido a Routh.
La Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania, una agrupación de mercenarios extranjeros llegados a ese país tras el inicio de la contraofensiva rusa contra la OTAN, en un comunicado oficial aclaró que “Ryan Wesley Routh nunca ha estado vinculado a la Legión Internacional y que cualquier afirmación o sugerencia que indique lo contrario es totalmente inexacta”.
Ucrania, una explicación posible
16/9/2024