Por Daniel Glancszpigel
Hasta ahora, todos los indicios políticos marcan que el nuevo gobierno asume el 10 de diciembre. Faltan tres meses y medio. Muchísimo en este contexto.
La situación social que afecta a gran parte del pueblo argentino es sencillamente dramática y no hay señales de que el macrismo declare la emergencia alimentaria. No tiene votos allí para disputar. Así de cínica es la cosa.
Elevó el piso de Ganancias y anuló el IVA en un puñado de productos que nadie percibe, obviamente. Pero se resiste a transferir urgentemente recursos a los comedores sociales.
Y en aquella barriada donde no esté funcionando el comedor popular, los pibes no comen. Así de simple. Así de catastrófico. Así de desesperante.
La escenografía callejera que veremos a lo largo de la campaña electoral estará compuesta con la presencia de mesas propagandísticas de los candidatos y ollas populares constantes que sostendrán las organizaciones sociales y sindicales, como lo vienen realizando en las últimas semanas.
Al final de su mandato, Mauricio Macri habrá dejado al 40 por ciento de la población bajo la línea de pobreza, cinco millones de pobres mas en los últimos cuatro años. Y 10 por ciento de extrema pobreza, después de haber logrado estar muy cerca del hambre cero en 2015.
Hemos asistido en los últimos meses a un tremendo ajuste en todos los niveles, que produjo un fenómeno de implosión en los hogares argentinos que generó depresión, angustia y altos grados de violencia familiar. También creció el delito social, el robo para poder comer, tal cual ya lo había expresado el propio Jefe de la Policía Bonaerense hace un año.
El proceso de implosión en los sectores populares tuvo su momento de explosión el domingo 11 de agosto en las urnas.
El hecho de que el ciclo de deterioro popular no se haya manifestado abiertamente en las calles, es una de las causas por la que propios y extraños no vieron con antelación que es lo que se venía en materia de pronunciamiento electoral.
El 11 de agosto se produjo un voto de protesta y castigo, también de esperanza y expectativa, pero con una fuerte demanda de soluciones inmediatas sobre las consecuencias mas extremas de este plan económico implementado desde 2015.
El martes 10 de diciembre a la tarde, será un día clave del nuevo gobierno popular.
Distintas áreas del Frente de Todos ya están diseñando un plan de urgencia para ser implementado apenas minutos después de la asunción formal del nuevo presidente, porque justamente esa es la demanda y también la vocación de los nuevos gobernantes.
El cambio se tendrá que sentir desde el primer día de gobierno. “Frenar de inmediato la caída en las condiciones de vida de los sectores populares”, dicen quienes preparan la emergencia social.
Se asignarán fuertes recursos financieros para reforzar, sin pérdida de tiempo, a todos los comedores escolares y comunitarios a lo largo y ancho de la Argentina.
En línea con lo mas urgente, se preparan créditos personales a tasa subsidiada para quienes han perdido toda posibilidad de desarrollar trabajos independientes. Serán préstamos de fácil acceso y fácil devolución, para equiparse con herramientas productivas que, en general, muchos no tuvieron otra opción que deshacerse de estas para comer.
La obra pública de mano de obra intensiva, la que sirve para emplear rápidamente a los pibes del barrio, será otro de los ejes de la emergencia.
Todas las medidas sociales que se implementen en este sentido, habrá que verlas en el contexto de políticas generales que se orientarán hacia la recuperación del mercado interno, el empleo y la industria nacional a partir del consumo popular, a través del aumento de los ingresos de los trabajadores y jubilados, los créditos blandos a las Pymes, la desdolarización de tarifas, nuevas pautas de recaudación estatal y una renegociación de pagos de la deuda externa pública y privada.
El verano 2020 será caliente y no solo por el clima. Deberá verse allí una modificación real en la vida de la mayoría. Es el mensaje de las urnas.
*Periodista de Télam. Productor de Palabra Sindical y Puerto Base /AGN Prensa Sindical.