Por Redacción
El Senado de Estados Unidos dio un paso clave hacia la aprobación de un paquete presupuestario bipartidista destinado a poner fin al cierre gubernamental más prolongado en la historia del país, que ya superó los 40 días y paralizó gran parte de la administración federal.
La Cámara Alta votó por 60 votos contra 40 en una instancia procesal decisiva para habilitar el tratamiento del proyecto, que busca financiar la mayoría de las agencias federales hasta el 30 de enero y asegurar recursos anuales para el Departamento de Agricultura, Asuntos de Veteranos, proyectos de construcción militar y las operaciones del Congreso.
El acuerdo contempla la continuidad del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), amenazado por la falta de fondos derivada del cierre. Sin embargo, los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, que ayudan a millones de estadounidenses de bajos ingresos a pagar su seguro médico privado y vencen a fin de año, quedaron fuera del paquete, lo que generó tensiones dentro del bloque demócrata.
El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, aseguró a los legisladores de su partido que habrá una votación “a más tardar en la segunda semana de diciembre” para extender los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, cuya expiración preocupa al ala progresista del partido.
El senador Richard Blumenthal, demócrata por Connecticut, expresó su rechazo a la propuesta. Dijo: “Para mí, sin atención médica, no es un acuerdo. En lo que a mí respecta, la salud no está incluida, así que voy a ser un no”. Su postura reflejó la división interna entre quienes priorizan el restablecimiento de los servicios federales y quienes consideran innegociable la cobertura sanitaria.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, también votó en contra del avance del proyecto, lo que evidenció el desacuerdo dentro de la bancada opositora. Si el paquete es aprobado en la votación final, la medida deberá pasar a la Cámara de Representantes y luego al presidente Donald Trump, quien decidirá si la convierte en ley.
Mientras tanto, el impacto del cierre federal se sintió con fuerza en todo el país: el domingo se cancelaron cerca de 3.000 vuelos y más de 10.000 sufrieron retrasos, un reflejo de cómo la parálisis administrativa golpeó la vida cotidiana de los estadounidenses.