Poliedro

“El pueblo sabe que Mugica también se multiplicó, que vive cuando nos organizamos y que hoy está presente en cada villa y barrio popular”

Por Redacción

En el marco del 50 aniversario del martirio del Padre Carlos Mugica, miles de personas se dieron cita en la Catedral Metropolitana desde donde marcharon hacia el Luna Park, donde se realizó un festival y una misa que honró la memoria del Sacerdote Villero. El encuentro estuvo encabezado por el el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva y el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Argentina y de Familia Grande Hogar de Cristo.

El Papa Francisco estuvo presente en el acto a través de una misiva que envío a los sacerdotes que trabajan en los barrios más humildes del país. En la misma, destacó el rol ejercido por Mugica e instó a que “que todos podamos buscar lugares de integración descartando la descalificación del otro. Qué la grieta se termine, no con silencios y complicidades, sino mirándonos a los ojos, reconociendo errores y erradicando la exclusión”.

En tanto, los curas villeros destacaron que “la opción preferencial por los más pobres, más allá de las concepciones sesgadas que no lo quieren escuchar, es parte irrenunciable del Evangelio; está consignada en el magisterio latinoamericano y universal de la Iglesia”.

Al mismo tiempo, agregaron que “Mugica dio la vida, señalando con su sangre la dignidad absoluta de toda persona humana, tan menospreciada en esta sociedad del descarte. Su prédica le recordó a la sociedad que los pobres existían, y cómo vivían, y que el Estado es una herramienta irreemplazable para lograr su integración social”.

Asimismo, destacaron que “su martirio también nos recuerda a toda la Iglesia la necesidad de valorar positivamente la política, como la forma más alta de la caridad y búsqueda del bien común. Porque sin la política, como herramienta de transformación de la realidad y consolidación de sus logros, a la caridad sólo le queda la beneficencia”.

Los sacerdotes recordaron que en 2007 acuñaron el término “integración urbana” para referirse “a una correcta incorporación de las villas a la sociedad urbana, en la que la ciudad ofrece a los villeros el acceso a los derechos fundamentales que carecen (agua, luz, cloacas, escuelas, centros de salud), y estos aportan a la ciudad la riqueza de su trabajo y raíces culturales”.

“La integración urbana es tarea de toda la sociedad, pero principalmente del Estado. ¿Pero qué pasa cuando el Estado se desentiende? Lamentablemente, la integración urbana tiene un tiempo, y si no se realiza en tiempo y forma, las villas se favelizan, es decir, cristalizan formas urbanas tan inexpugnables como hacinadas e inhumanas”, añadieron.

Del mismo modo, enfatizaron: “Cuando los procesos de integración urbana llegan a tiempo pueden abrir calles, dotar de infraestructura, y con el paso del tiempo esos barrios terminan siendo barrios como cualquier otro, perfectamente integrados al ejido urbano. Ausencia del Estado es favelización, y la favelización es el caldo de cultivo de innumerables males de nuestra sociedad”.

Los sacerdotes, expresaron que “lo que menos se puede desfinanciar es la alimentación de los más pobres. La mala alimentación conlleva problemas de por vida. La ausencia del Estado en este tema está hipotecando el futuro. No se pueden sacrificar dos generaciones por una promesa de dudoso cumplimiento. No se pueden cerrar comedores en este momento, con tanto aumento de precios, con tanta gente perdiendo el trabajo. El hambre no es psicológico ni ideológico, no se combate con relato y redes”.

En tal sentido, expusieron que “los problemas relacionados con la droga tienen dos polos para analizar: el polo de la oferta y el de la demanda. Combatir el polo de la oferta implica destinar innumerables recursos al combate contra el narcotráfico. Esos esfuerzos son insuficientes si no se trabaja proporcionalmente en el polo de la demanda, tal como sugieren todos los organismos internacionales dedicados al tema”.

Los curas, denunciaron que la licuación “de los recursos destinados a la recuperación de las adicciones de aquellos que no podrían pagar un tratamiento, se traduce en la multiplicación de los robos y de la violencia. La ausencia del Estado en este tema multiplica la inseguridad, y los gastos en seguridad. Es mejor y más barato cuidar a nuestro pueblo”.

En esa línea, señalaron: “Volvemos a constatar que a Mugica lo siguen matando. Sí, hoy lo siguen matando en el olvido de los más pobres, en la injusticia, en el hambre, en la ausencia del Estado, en el comercio indiscriminado de armas y drogas que se llevan la vida de tantos pibes y pibas”.

Por último, subrayaron que  “el pueblo sabe que Mugica también se multiplicó, que vive cuando nos organizamos y que hoy está presente en cada villa y barrio popular, cuando hay fútbol en la canchita, música en los pasillos, murga en la plaza y aroma de fiesta, y en cualquier rincón donde la esperanza resiste”.

 

 

 

 

Fotografías: Tapa/Somos Télam. Interior/Prensa de Curas Villeros.

 

 

 

13/5/2024

 

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