Por Redacción
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, informó que tanques y francotiradores israelíes atacaron a cientos de civiles que intentaban recibir asistencia humanitaria en el norte de Gaza el domingo . Un convoy de 25 camiones con alimentos cruzó el paso fronterizo de Zikim para abastecer comunidades en situación crítica, pero al llegar al último control militar, multitudes de personas aguardaban el acceso a los suministros.
Fue entonces cuando comenzaron los disparos, que provocaron decenas de muertes, según confirmaron las autoridades sanitarias locales y el PMA. La agencia de la ONU afirmó que las víctimas “simplemente intentaban acceder a comida para alimentarse a sí mismos y a sus familias al borde de la inanición”.
En el comunicado, el PMA reprochó que el ataque ocurrió “a pesar de las garantías de las autoridades israelíes de que las condiciones operativas humanitarias mejorarían; incluyendo que las fuerzas armadas no estarían presentes ni se involucrarían en ningún momento a lo largo de las rutas de los convoyes humanitarios”. El organismo advirtió que, sin esas condiciones básicas, no podrá continuar con la distribución de ayuda en toda la Franja.
Ross Smith, director de Preparación y Respuesta ante Emergencias del PMA, explicó que más de 100.000 mujeres y niños requieren tratamiento urgente por malnutrición aguda grave. Smith indicó que un tercio de la población de Gaza pasa días sin recibir alimentos, mientras que una cuarta parte enfrenta condiciones equivalentes a una hambruna. El funcionario expresó que “los gazatíes son conscientes del riesgo que corren de ser tiroteados cuando se aglomeran por comida, y aun así van por pura desesperación”.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, condenó la violencia contra civiles y su portavoz, Stephane Dujarric, afirmó: “El asesinato masivo de personas que buscaban ayuda de las Naciones Unidas para sus familias en Gaza es un acto indignante e inhumano que condena tajantemente”. Resaltó que los civiles deben ser protegidos y que Israel tiene la obligación de permitir y facilitar por todos los medios el socorro humanitario.
Durante los últimos cinco meses, Israel bloqueó deliberadamente la entrega de ayuda humanitaria y medicinas a la población palestina en Gaza, provocando la muerte por inanición de más de 620 personas y dejaron a más de 2 millones al borde de la hambruna. Los bombardeos israelíes destruyeron infraestructura alimentaria esencial, como panaderías, molinos y tiendas de alimentos, lo que volvió imposible la supervivencia para miles de palestinos.
Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, denunció que las restricciones israelíes constituyen el uso de la hambruna como arma de guerra, un crimen de guerra según el Derecho Internacional. En marzo de 2025, Israel oficializó el bloqueo humanitario con declaraciones del Ministro de Defensa, Israel Katz, quien afirmó: “No entrará ayuda humanitaria en Gaza”.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que una orden militar israelí obligó al desplazamiento forzado de entre 50.000 y 80.000 personas en Deir Al-Balah, dividiendo aún más la Franja y dificultando la movilidad segura del personal humanitario. La OCHA advirtió que casi el 88% del territorio está bajo órdenes de evacuación o control militar, limitando gravemente el acceso a servicios esenciales.
Louise Wateridge, oficial de emergencias de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), sostuvo: “Los habitantes de Gaza no tienen escapatoria. Están atrapados. No pueden abandonar la Franja de Gaza. Están tratando de mantener a sus hijos con vida. Están tratando de mantenerse con vida” y agregó que la escasez de alimentos y agua obliga a miles a arriesgar sus vidas para acceder a los pocos centros de distribución abiertos.
Los trabajadores médicos de UNRWA confirmaron que observan cómo niños mueren frente a ellos por desnutrición, sin recursos para asistirlos. Según datos oficiales, en un solo día murieron más de una docena de personas, incluidos menores, por inanición.
El PMA, la UNRWA y la OCHA coincidieron en que sin cruces fronterizos abiertos, sin la retirada de fuerzas militares de corredores humanitarios y con la continua amenaza de ataques, la ayuda corre riesgo de detenerse completamente, dejando a millones sin alimentos, agua ni atención médica.