Opinión

El Gobierno ataca a Pablo Moyano: Sindicalismo indomable.

*Por Gustavo Ramírez

La estrategia del Gobierno contra los sindicatos es simple y explícita, se basa en dos componentes elementales de su rosca política. Apretar y extorsionar. En la etapa de profundización del modelo económico neoliberal el Ejecutivo necesita gremios disciplinados y sin capacidad de lucha. Por ello no es casual que durante las últimas horas se arremeta contra Pablo Moyano.

El dirigente de Camioneros es uno de los sindicalistas que más ha batallado contra las políticas macristas, no lo ha hecho de manera aislada o en soledad. De manera inteligente hilvanó las redes de dialogo necesario para conformar una unidad que represente a los sectores sindicales que no encuentran interlocución en cierta pasividad del Triunvirato. Esa potencia se expresó en las últimas expresiones populares en la calle. Primero en la manifestación del 29 de noviembre donde la confluencia gremial de las dos CTA, la Corriente Federal de Trabajadores y la CGT a través del moyanismo, sirvió para abrir un surco que permanecía, hasta entonces bloqueado.

Las masivas movilizaciones posteriores contra la reforma previsional, hablamos del 14 y 18 de diciembre, pusieron en alerta al Gobierno. Sin respuesta de contención social lo único que atinó a hacer fue diagramar una estructura sistemática de represión que los medios amigos presentaron como meros desbordes violentos. Un eufemismo por cierto cobarde y mañoso, amén de falaz. La organización popular en torno a las estructuras sindicales han causado pánico en el Ejecutivo. Se niegan a verse débiles y sin rumbo y tratan de ahuyentar el fantasma de De La Rúa que pesa sobre la cabeza de varios funcionarios.

El Ministerio de Trabajo ideó un plan para avanzar lo más que se pueda sobre dichas estructuras. La administración de Jorge Triaca ha sido consecuente con la línea patronal que conforma el gobierno de CEOS. El dialogo planteado con los sindicatos le es útil en la manera que pueda imponer su perspectiva y su asfixia. De lo contrario el ataque no es sutil y sí frontal. Para muestras basta observar las diversas intervenciones que se han producido durante éste período.

Sin embargo el sindicalismo argentino puede resultar indomable. Pablo Moyano juega sus cartas con paciencia y eficacia sin propiciar escenarios de ruptura, al menos dentro de la CGT. En ese sentido el dirigente camionero ha sido uno de los grandes ganadores en las elecciones del SOMU. Allí el Gobierno perdió un bastión sustancial para sus planes. Por eso arremete por donde vea un vestigio.

Otro caso emblemático es el del gremio del caucho, SOCAYA, que conduce Juan Ponce. Un sindicato identificado con el moyanismo. Tras una maniobra poco clara en términos legales y después de cinco meses el Ministerio de Trabajo reconoció como ganadora de las elecciones de mediados de año a la agrupación opositora. El argumento que se expresó en el fallo fue que el oficialismo no presentó la documentación pertinente para acreditar su triunfo. Una documentación que se encuentra en manos de la justicia luego de una allanamiento que se produjo previamente a la decisión del Ministerio. El dato curioso es que en todas las elecciones gremiales dicha entidad oficial manda a sus propios veedores y en éste caso no se había detectado anormalidad alguna.

Pablo Moyano representa un estorbo y una amenaza potente para el Gobierno. Es una de las figuras que concentra la mayor atención para conducir, en un futuro cercano, a la Confederación General del Trabajo. Por eso la acción gubernamental no se hace esperar. Los allanamientos en Independiente no tienen que ver con una acción meramente judicial.  En todo caso habrá que ver porque esto no sucede en otros clubes con barras activas y en plena connivencia con las dirigencias. Podríamos poner el caso de Boca pero seguramente por estas horas el Presidente del Club, Daniel Angelici, sea un intocable.

Mientras tanto el Triunvirato de la CGT busca aire. Lo tiene, pero las altas temperaturas del verano lo vician. Y hay movimientos que buscan una salida institucional definitiva en otro sentido. El encuentro que realizó la Corriente Federal en la Federación Gráfica da cuenta de ello. Un brindis de fin de año donde se pensó en un nuevo diseño estratégico para elaborar con una Central Obrera que asuma el protagonismo que la coyuntura demanda.

El Ejecutivo con se equipo de CEOS a la cabeza anunció que la reforma laboral será tratada en febrero. En el medio dio carta libre a medidas económicas que dañan aun más a los trabajadores. Se producen más despidos en organismos del Estado y empresas que ya no ven conveniente mantener sus puertas abiertas. La crisis se volvió a instalar en diciembre. Y sin dar cuenta del cambio en el clima social Cambiemos juega al poderoso, apreta y extorsiona. Acciones que denotan cierta desesperación. Los margenes se acotan y las fronteras comienzan a ser claras. Tic tac, tic tac, tic tac.

 

*Director periodístico de AGN Prensa Sindical

La Señal Medios/ Radio Gráfica

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