Por Redacción
Luis Adolfo Galván, defensor de la Selección argentina campeona del Mundial de 1978 y máxima figura en la historia de Talleres de Córdoba, falleció este lunes a los 77 años. Permanecía internado desde hacía un mes en la Clínica Reina Fabiola por una infección que derivó en neumonía.
Nacido el 24 de febrero de 1948 en Fernández, Santiago del Estero, Galván fue uno de los jugadores fundamentales del equipo dirigido por César Luis Menotti que logró el título mundial en Argentina. Disputó todos los partidos del certamen, al igual que Ubaldo Fillol, Américo Gallego, Mario Kempes, Jorge Olguín, Daniel Passarella y Alberto Tarantini. También integró el plantel que participó del Mundial de España en 1982.
En Talleres dejó una huella imborrable. Jugó 503 partidos oficiales, la mayor cantidad registrada en la historia del club, durante 17 temporadas: entre 1970 y 1982, y luego entre 1986 y 1987. También pasó por Loma Negra, Belgrano, Central Norte de Salta y Bolívar de Bolivia, pero su vínculo más fuerte siempre fue con el club de Barrio Jardín.
Daniel “La Rana” Valencia, su compañero en Talleres y en la Selección, lo despidió con un mensaje que publicó en sus redes sociales, en tal sentido remarcó: “Sobre todo a los más jóvenes, quiero contarles algo. Antes de que las luces y los flashes invadieran cada rincón que nos correspondía. Antes de la tercera y la segunda, llegó la primera. Y en esa primera hubo artífices de todo tipo. Algunos ruidosos, otros celebrados. Pero hubo uno —silencioso, tímido— que fue, sin lugar a dudas, un maestro. Los diarios lo calificaron con un 10 en aquella final contra Holanda. Para mí, se quedaron cortos“.
“Porque desde Santiago del Estero, desde el interior profundo del país, no había nacido solo un campeón del mundo. Había nacido una leyenda. ¡Qué privilegio fue disfrutar tantos años de vos, Luisito! No sólo con la celeste y blanca, sino en nuestro querido Talleres, donde tu entrega fue siempre una enseñanza más que un espectáculo. El sábado vi que te hicieron una bandera. Ojalá hayas podido verla. Era un mimo que te merecías hace muchísimo tiempo”, escribió Valencia en un sentido homenaje.
Por último, expresó: “Tal vez sí la viste. Tal vez era ese último saludo que estabas esperando para irte. A los que quedamos acá nos duele. Duele mucho. Y a mí, en lo personal, me pesa haber tenido que escribir tantas despedidas. El tiempo avanza sin pedir permiso, llevándose pedazos de lo que fuimos. Pero no se lleva todo. Porque allá donde vayas, estoy seguro de que vas a seguir enseñando. Gracias por tanto, Luis. Un abrazo eterno. Para siempre”.
5/5/2025
