*Por José Luis Ponsico
El joven Santiago Caputo, apenas 40 años, hijo de un escribano y exasesor del consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, es el “Goebbels” de Javier Milei. “Santi”, así lo llaman, en dos años de ser “consejero en la sombra” tiene bajo su órbita el manejo de la ex-SIDE con una caja millonaria. Desde el estudio que le cedió su padre, supervisa distintas áreas del gobierno. Un “todoterreno”.
Caputo “chico” puso en funciones hace poco al ministro de Salud, Mario Lugone, padre de su amigo Rodrigo. Antes ubicó al segundo suyo debajo de Mariano Cúneo Libarona (Ministerio de Justicia). Lo “supervisa”, dicen cerca de los hermanos Milei. Sin embargo, el ministro y parte del gobierno no parecen estar de acuerdo con una de las últimas demostraciones de poder del joven Caputo.
El tema que produjo fuerte impacto en los medios tuvo que ver con un acto político en San Miguel, el sábado anterior, 16/11, cuando el “alfil” de Santiago, el “Gordo Dan”, Daniel Pasirini, pronunció un discurso ante fanáticos del gobierno de Milei, en el oeste del conurbano bonaerense. Aludió a “fuerzas del cielo” y sugirió algo así como ser “brazo armado” para defender al presidente. De Ripley. Del Créase o no.
El periodista Ricardo Ragendorfer, no hace mucho, puso sobre el tapete el recuerdo de los comienzos de Joseph Goebbels allá por 1924 y su importancia en la creación del nazismo, cuando el cerebro de la “propaganda nazi” convenció a Adolf Hitler de la importancia de la cultura y los medios masivos, por entonces emisores como la radio y el cine. Un genio hace un siglo.
Hace treinta años, Ragendorfer, cuando nadie se metía con la Policía Bonaerense, publicó un libro de investigación sobre las andanzas de la llamada “Maldita Policía”. Se recuerda que en buena medida su fama se acrecentó cuando, hace diez años, repitió la hazaña con otro libro de lectura imprescindible: Patricia Bullrich, de guerrillera a gendarme. Otro “bestseller”. La Bullrich mandó a comprar la primera edición.
Goebbels tenía 30 años cuando se puso en marcha un ámbito de espionaje que luego el cine difundió durante décadas: la “Gestapo” de Hitler. La persecución de los judíos en pleno apogeo del nazismo. Cuando Alemania se adueñó de Europa del Este, con la invasión a Polonia y Checoslovaquia, ya el poder lo tenía el “Tercer Reich”. En la metáfora, los hermanos Milei y el joven Caputo.
En 1924 el nazismo ya generaba terror entre los empresarios de origen judío. La quema de comercios, antes casas de los inmigrantes que estaban radicados en la Alemania nazi. El signo trágico de las ejecuciones de algo más de cinco millones de judíos remite a un tiempo que parecía enterrado para siempre.
Cerca de Durán Barba se recuerda al Caputo chico como un muchacho con sueños del Príncipe de Nicolás Maquiavelo. El propio expresidente de la Nación, Mauricio Macri, no se cansa de advertirles a los hermanos Milei el supuesto “daño” que puede causar que “Santi” tenga tanto poder.
El final es una anécdota: dicen que, antes de la ruptura entre Macri y Patricia Bullrich, cuando la exguerrillera se sumó al gobierno de Javier Milei en Seguridad, el ingeniero Macri tuvo una reunión con Santiago Caputo. El tema fue compartir algunos espacios de poder, una mera co-conducción por la falta de experiencia de los Milei.
La respuesta de “Santi” no se hizo esperar: “Mauricio, cuando sacaste el libro Segundo Tiempo, mucha gente pensó en la idea que tenía que ver con tu vuelta al poder. Bien, así se pensó. La realidad indica que este tiempo es el tiempo nuestro”, respondió el muchacho.
Todo dicho.
Ampliaremos.
*Columnista de La Señal Medios, Mundo Amateur (Víctor Lupo), Agencia Nacional y Popular, De Memoria y AGN-Prensa.
22/11/2024