*Por Guadi Calvo
Los Estados Unidos, junto al sionismo, han concretado, en estos últimos años, el holding criminal más siniestro de la historia. Con sus infinitos recursos militares, financieros y publicitarios, desde prácticamente el fin de la segunda guerra mundial, se han lanzado a apoderarse del mundo, lo que ya han logrado en una gran medida, por lo que ahora, al parecer, van por escriturarlo.
Las pruebas son infinitas: invasiones, golpes de estados, deudas externas, guerras, desplazamientos forzados, asesinatos masivos, asesinatos selectivos, la creación de sistemas propicios para el surgimiento de la ultraderecha descaradamente nazi, en las formas y en los métodos, aunque subordinadas al liberalismo, o neo liberalismo, cómo se autodenomina ahora, para darse una pátina de renovación.
Además de teorías como el terraplanismo, salida de un laboratorio de la CIA, para medir la credibilidad ¿o de la imbecilidad?, de las personas a nivel global; la tergiversación de la historia enlodando figuras con Stalin y sacando lustre a tipejos como Churchill, responsable de la muerte por hambre de más de tres millones de indios, (Bengala 1943) y multitudes de matanzas en el Sudeste Asiático, Medio Oriente y África; la negación de la crisis climática; el supremacismo ario y hasta el reciclado de la Hindutva, la teoría supremacista hindú, que la nueva estrella global Narendra Modi, el primer ministro indio, socio y amigo íntimo de Netanyahu, ha puesto a caminar bajó la consigna: “Una nación, un todo” apuntado especialmente contra la “minoría” de 220 millones de musulmanes indios
Todo esto, claro, sazonado con cantidades industriales de feke-new, que justifican la reacción, ya debidamente planificada, desde mucho antes que la excusa se haya disparado.
Dos ejemplos claros fueron los ataques a las torres de Nueva York, en septiembre del 2001, que permitió, que George Bush lanzara su personal “guerra global contra el terrorismo” que más allá de sus avatares que le depararon victorias en Libia, derrotas en Afganistán y Siria y disputados empates en Irak. O la Operación Inundación de Al-Aqsa, en parte consensuada entre Hamas y Netanyahu, en octubre del año pasado, que habilitó, que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) invadan Gaza y decretando prácticamente el fin de la poca Palestina que todavía permanecía viva. Además de haber puesto en altísima tensión a Siria, el Hezbollah libanes e Irán, esperando una guerra, que más temprano que tarde, llegará.
El cuentito es el de siempre: mantener, los altos intereses de la paz, la democracia y la libertad de todos los pueblos del mundo, que adscriben, claro, al “Consenso de Washington”, una etapa superadora finalmente, del neo conservadurismo, que emergió de la obscena copula de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, santificada por el antiguo admirador de las Hitlerjugend, Karol Józef Wojtyła, cuyo nom de guerre, más tarde, sería Juan Pablo II.
Esta alianza criminal, más allá de sus logros que no son pocos, continua al asecho por la porción del mundo que le falta conquistar, de allí, la guerra contra Rusia en Ucrania y la provocación permanente a China, desde Taiwán, y todo en cinturón que conforman los países del indicio que tienen a Filipinas y Australia como sus cabeceras de playa.
Israel, “negocia” con varias naciones subordinadas, particularmente, con la República Democrática del Congo (RDC), un país que se cuece en una antigua guerra civil, de innumerables frentes e innumerables protagonistas, para la reubicación “voluntaria” de gran parte de los dos millones trescientos mil gazaties, que pronto serán desplazados de las tierras que les han pertenecido desde hace miles de años. Casualmente, el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, había anunciado, quince días antes del ataque de Hamas, que instalaría su embajada en al-Quds (Jerusalén), requisito previo, para quien quiera beneficiarse con la mafia atlantista.
Criminales S.A.
Al despliegue pacifista del engendro sionista, en Gaza, hay que sumarles ataques y atentados, ya fuera del punto central del conflicto, a la luz del día y frente al mundo que ya, ni siquiera, mira atónito, sino que no mira y tolera mansamente.
El ataque que provocó la muerte de Saleh al-Arouri, referido como el segundo de la organización palestina y fundador del ala militar de Hamas las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, fue realizado por cuatro misiles de precisión disparados por drones contra la vivienda del dirigente palestino, ubicada en Dahiyeh, al sur de la capital libanesa, uno de los más barrio más populosos de Beirut por lo que se puso en riesgo la no solo la vida de miles de civiles, sino que, de haber errado, hoy el mundo estaría hablando de la extensión de una guerra abierta contra Líbano e inevitablemente también contra Siria.
La muerte de al-Arouri, abre una serie de preguntas, que tendrá que responder, con hechos Hamas, en los próximos días, ya que, de no hacerlo, tendríamos que interpretar que la operación sionista, que la lleva casi noventa días en el campo, ha conseguido diezmar a la organización palestina a tal punto, que ni siquiera cuenta con posibilidades para una respuesta acorde a semejante crimen.
Dado, que nada se sabe cómo se localizó a al-Arouri. Hamas, deberá replantearse todos sus sistemas de seguridad, evitando más filtraciones, intervenciones en sus comunicaciones y detectar la red de espías, que han facilitado este crimen. Todavía la cúpula de la organización, continúa incólume, habiendo sobrevivido hombres cómo: Yehiya Sinwar y el jefe militar Mohammed Deif, a quienes se los considera los arquitectos de la operación del siete de octubre, y cuyos últimos paraderos se ubicaban en la misma Gaza. Además del líder de la organización, Ismail Haniyeh, radicado en Qatar, que hasta poco tiempo atrás, era frecuente verlo en actos y reuniones públicas, hoy se ha convertido en un blanco móvil.
El cuerpo del comandante asesinado ha sido despedido en Beirut, por miles de personas que, a riesgo de sus vidas, lo acompañaron hasta el cementerio.
Tampoco ni los servicios de inteligencia norteamericanos y sionistas no están exentos de la responsabilidad de los atentados del pasado día tres, mientras se realizaban los actos de conmemoración por el cuarto aniversario del asesinato del general iraní, Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds el cuerpo élite de la Guardia Revolucionaria, por ende una figura central en la región, que además, tras su retiro del servicio activo, se le auguraba una carrera política, dentro y fuera de su país, descollante.
El general había sido sorprendido por un misil norteamericano en cercanías del aeropuerto de Bagdad (Irak), junto a otras seis personas. Ataque que la inteligencia iraní, tomo rápida cuenta, ya que pocos días después fue localizado y ejecutado, el agente de la CIA, Michael D’Andrea, jefe de operaciones encubiertas de la Agencia contra Irán, por ende, responsable del asesinato del general Suleimani. Conocido como el Príncipe Oscuro, que apenas dos días después, fue iluminado por un misil, que lo sorprendió volando sobre las montañas del Hindu Khus.
Las detonaciones del miércoles, en cercanías al cementerio de la ciudad de la ciudad de Kerman, a uno ochocientos kilómetros al sureste de Teherán, se sucedieron con diferencia de diez minutos, con dos artefactos explosivos operados por control remoto. El primero estalló a setecientos metros de la tumba del mártir iraní y la segunda a casi un kilómetro.
La notable distancia es consecuencia de estrictos controles, por los que los terroristas no pudieron acercarse más. De haberlo logrado, los muertos cerca de ochenta, y los heridos doscientos veinte, se hubieran multiplicado de forma fantasmagórica.
Si bien nadie se adjudicó el atentado, más allá de que con total certeza proviene desde Tel Aviv, no sería que extraño que se lo atribuyan el ataque un grupo, que actúa cada tanto en el interior de Irán, usando el nombre de Moyahedin-e Jalq (Muyahidines del Pueblo de Irán) que dicen ser tributarios del Daesh, los que finalmente trabajan tanto para Israel, como para los Estados Unidos, un instrumento más de la colosal alianza terrorista, que pone al mundo al borde de un conflicto, que dejará a la Segunda Guerra Mundial, a la altura de una travesura infantil.
*Escritor, Periodista, Analista Internacional: especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
5/1/2023