*Por Juan Carlos Schmid
Faltan 365 días para que nuestra Organización cumpla medio siglo de vida. Nacimos en medio de los turbulentos finales de los 60 y dimos nuestro primer paso en el año 71, sin saber que pronto se abrirían las puertas a la mayor tragedia de nuestra historia.
Hemos visto caer gobiernos democráticos y dictaduras, sufrimos el terrorismo de estado, atravesamos una guerra absurda con Gran Bretaña. Padecimos hiperinflación con saqueos, desempleo crónico, destrucción de la actividad, pobreza mezclada con miseria, gobiernos populares y de los otros. Promesas incumplidas, sueños rotos, pérdidas dolorosas, pero siempre mantuvimos renovada la esperanza en nosotros mismos.
Hay una percepción del tiempo madurado con nuestra propia experiencia; signado por los acontecimientos vividos, amarrados a la sensación de no haber alcanzado todo lo que nos propusimos. No obstante, cabe señalar que hemos dado pasos trascendentes en nuestra vida institucional en defensa de los intereses de nuestros compañeros/as. Tal vez, esa es la fuerza que moviliza nuestro accionar. El hecho de que nuestros dirigentes hoy estén liberados para ejercer su función fue un largo camino lleno de discusiones al interior de nuestro gremio.
Como es natural, el aprendizaje se adquirió con unidad, organización y ejemplos en la conducción. Como nuestro pasado (absolutamente estatal) todavía es cercano, cada uno lo siente de una forma distinta. No es sencillo aceptar que la vieja repartición ya no existe. El pasado no puede ser borrado, reconocerlo como tal asume un valor socio-cultural que le da sentido a los desafíos que tenemos por delante.
Podríamos evaluar nuestra gestión desde las limitaciones enormes de los comienzos, pasando por los laberintos de la política económica, de las tratativas con variados ministros, del incansable trajinar por los despachos oficiales en la búsqueda de preservar nuestra fuente de trabajo, hasta llegar a este incierto presente acechado por la pandemia.
Los primeros 20 años fueron clave en darle contenido a nuestra profesión y al reconocimiento laboral. El reglamento de trabajo a bordo en el cual se fundamentan nuestros Convenios Colectivos se firmó en 1974. En 1977 cuando era temerario protestar nuestra organización realizó un paro en demanda de mejoras salariales. La respuesta fue: intervención sindical, detenciones y la comisión directiva cesanteada.
Podemos decir con orgullo que cinco años después el SIPEDyB reincorporó a todos sus dirigentes. A partir de la ola privatizadora de los 90 nos abocamos de lleno a enlazar nuestras luchas con el sindicalismo que se opuso al saqueo nacional; así fue como padecimos represiones y caímos detenidos en las “ollas populares” del MTA en agosto de 1997. Hasta allí, pocos eran quienes conocían nuestras siglas y nuestro compromiso que se mantuvo sin desmayo a lo largo de los años.
En el año 2016 el Movimiento Obrero nos convocó a asumir una responsabilidad histórica. Esta vez al frente de la Confederación General del Trabajo. Por segunda vez en la historia una organización considerada “pequeña” ocupaba la Secretaría General de la CGT. La anterior fue la legendaria figura del compañero Saúl Ubaldini.
Desde la precariedad de la antigua sede de Finochietto hasta las nuevas sedes, desde el colectivo estatal hasta los “cumpas” del sector privado, desde el litoral hasta el sur bonaerense fundamos una identidad asentada bajo el escudo de la hélice y el ancla. Sin embargo haber multiplicado nuestro patrimonio, firmado nuevos convenios, asegurado las jubilaciones y brindado nuevos beneficios, no es todo para comprender nuestro aniversario. En todo caso representa el capital simbólico y real de nuestras convicciones y de nuestro origen.
Hace algunos días la O.I.T. presentó un informe donde señala que los efectos primarios de la pandemia golpeará a casi el 80% de la fuerza laboral. En nuestro ámbito específico, existen mercantes “varados” en la economía global, mercado de fletes en crisis, puertos amenazados por la incertidumbre, etc., lo cual nos ubica en un panorama sombrío que apenas podemos divisar.
Se podría decir que estamos fondeados sobre un islote lejano, porque nuestra tarea al ser considerada como un servicio esencial atenúa los efectos. Nadie sabe a ciencia cierta hasta cuando se extenderá la pandemia del COVID 19, virus que alcanzó hasta el último rincón del planeta, demostrando la fragilidad del modelo neoliberal así como la sorpresa de estados, científicos y analistas políticos.
Ante este panorama es necesario ir orientando el rumbo, activar la brújula, empuñar el timón. ¿Se retomará el camino trazado por el gobierno de Juan Domingo Perón, donde el Estado era el promotor del bien común, o simplemente estamos ante una suerte de retorno del “PLAN MARSHAL”?
A simple vista resulta obvio que habrá que practicar reformas en dirección opuesta a la predominante, hegemonizada por el mercado. Es por eso que invito a los compañeros a repasar los últimos 20 años de administración en DNVN tratando de ubicar sin especulación alguna que tipo de gestión realizó el PATRÓN-ESTADO en materia de dragado.
En circunstancias difíciles como las actuales recobran significado las dudas sobre las que trabaja nuestro Sindicato, al finalizar la pandemia lo que necesitará el país no es una vuelta a lo conocido, a la comodidad de lo viejo, tendrá que ajustar el rumbo hacia una transformación que abarque la Argentina toda, incluida nuestra actividad.
No queremos el retorno de un estatismo retardatario y burocrático sino un Estado inteligente, con recursos, formateado profesionalmente, presente en nuestras áreas estratégicas, forjador de la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
Este es el desafío que tiene nuestro Sindicato de cara al 50 aniversario.
08/06/2020