*Por Gustavo Ramírez
La imagen, en su contraste, es elocuente. El pasado 25 de Mayo Macri llegó a la Catedral acompañado solamente por sus funcionarios de confianza. Nada más. Unos instantes después Monseñor Poli, en línea con el Papa Francisco, dejó en claro que la opción de la Iglesia es por y para los pobres. Fue una homilía política que puso nervioso al Gobierno y lo dejó desnudo y sin palabras ante su propia miseria ideológica.
A pocas cuadras de allí, parte del Movimiento Obrero, organizaciones sociales y políticas, expresaban su disconformidad contra el modelo económico de Cambiemos. El contraste. La propia imagen fue la crónica que los seudos periodistas del régimen negaron con rancia verticalidad. Sin caer en falsas expectativas, ni en románticas interpretaciones de la épica popular, quedó en claro que un importante sector de la sociedad le dio la espalda a un modelo que no hace más que atacarlo y dañarlo.
Fue una semana importante para el sindicalismo. Sobre todo por aquello que no se ve. La Multisectorial 21F potenció su propia unidad en el acompañamiento a distintas movilizaciones. Sin dudas la Marcha Federal Docente y el 25 de Mayo contra el FMI fueron las más importantes por volumen, masividad y heterogeneidad. Sin embargo, la marcha de los trabajadores marítimos, portuarios y navales, fue una pieza clave en el engranaje gremial. La confluencia de sectores sindicales que durante mucho tiempo se repelieron da cuenta de un proceso de reordenamiento político inédito en los últimos 30 años, quizás.
Juan Carlos Schmid, titular de la FEMPINRA, la CATT y referente del Triunvirato, mostró que el ejercicio de la unidad no solamente encuentra andamiaje en la suma de voluntades. En el ajedrez cada movida es pensada y elaborada. Aun más cuando se trata de pasar a la ofensiva. El ataque por el ataque mismo puede caer en un vacío anárquico que abriría la defensa y dejaría expuesta la estrategia. El sindicalismo, sus dirigentes, suelen ser subestimados por quienes consideran que los procesos de aceleración tienen que ser caníbales mientras observan los procesos de resistencia desde la redes sociales.
El sindicalismo vive un punto de inflexión en su propia estructura interna. Los espacios de contención ya no quedan circunscritos a los moldes tradicionales. El capitalismo ha cambiado a nivel internacional y eso obliga a repensar que tipo de estructuras son necesarias para dinamizar las fuerzas sociales. En ese marco se puede comprender las acciones de la Corriente Federal de Trabajadores, pero también las acciones que desde hace un mes comenzó a impulsar el conductor de Dragado y Balizamiento.
La semana pasada Hugo Moyano y Schmid volvieron a pensar en sintonía. Lo que suma un caudal de relación de fuerza importante en la puja interna de la CGT. “Yo estoy a favor del paro general”, sentenció el líder marítimo y puso en evidencia al resto del Triunvirato. Si el próximo 30 de mayo, cuando se reúna el Consejo Directivo de la CGT no surge un plan de lucha que convoque, además, a una huelga general, varios dirigentes quedarán de espalda a sus bases y al pueblo. Ya no hay margen para discusiones fútiles, ni para dilatar los tiempos.
Dos datos más. Hugo Yasky expresó la necesidad de unir a las centrales obreras. Es decir abrió la puerta para que la CTA regrese a la CGT. Por otro lado, la CTEP sumó adhesiones para la Marcha Federal que empezará el 28 de Mayo y culminará el 1° de Junio en el Congreso. Un segmento importante y nutrido de la CGT acompañará. En el tablero las fichas negras mueven con alfiles, caballos y torres. De alguna manera es considerar que existe un movimiento compacto, conformado por diversos actores sindicales, que van por todo. La pieza clave, en esa osada jugada, es el moyanismo con sus distintas vertientes.
Por estas horas llama la atención lo desdibujado que ha quedado el MASA. Sin conformar un frente sólido el espacio ha recalado en el silencio y el efecto de esa decisión es observarlo como un territorio diezmado por su actitud pasiva. Sin dudas emergerá cerca del 22 de agosto pero quedará rezagado en el protagonismo coyuntural.
En medio de este proceso de unidad de fuerzas sociales Macri se reunió con altos mandos de las Fuerzas Armadas. No son pocos los analistas que consideran que el gobierno pretende profundizar el proceso represivo ante la escalada del conflictividad social. No es un tema menor si se tiene presente lo que ocurre en Brasil. Salvo que la diferencia entre uno y otro país son abismales en cuanto a movilización popular. El Movimiento Obrero argentino tiene a favor el peso de su organización y la organización vence al tiempo. En todo caso lo que evidencia la reunión de Macri es la propia debilidad de un gobierno que se ha quedado solo en la vorágine de la dinámica de lo impensado.
*Director Periodístico de AGN Prensa Sindical
Periodista: La Señal Medios / Radio Gráfica