Por Redacción
El modelo libertario de Javier Milei avanza sobre el aparato productivo con consecuencias visibles: destrucción de empleo, retroceso salarial, caída de la producción y virtual parálisis de la inversión. Así lo demuestra el último relevamiento realizado por la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), que abarca la situación de los gremios industriales entre noviembre de 2023 y marzo de 2025.
El dato más contundente lo ofrece el mercado de trabajo: desde que Milei asumió la presidencia, se perdieron 115.353 empleos registrados en el sector privado, según cifras del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). De ese total, 31.301 pertenecen a la industria manufacturera, lo que confirma que la política de desregulación y apertura económica se ha cebado particularmente con el sector fabril. Si se incorporan la minería y la construcción, la cifra alcanza los 96.138 puestos perdidos.
La situación se agrava al analizar los resultados cualitativos del sondeo. El 70% de los sindicatos industriales consultados aseguraron que la situación de su sector es igual o peor que en el trimestre anterior. En cuanto a ventas, más de la mitad indicó que se redujeron, aunque el número fue levemente menor al del período anterior. La producción muestra un patrón similar y el uso de la capacidad instalada permanece en niveles críticos.
La inversión productiva, clave para cualquier horizonte de crecimiento, se encuentra prácticamente paralizada: solo el 7,4% de los gremios reportó una mejora, frente a un tercio que señaló una fuerte disminución. El panorama exportador es incluso más preocupante: apenas el 3,7% percibió avances, mientras que un 30% marcó una contracción.
Respecto del empleo, la percepción sindical es categórica: el 75% sostuvo que la situación empeoró. A esto se suma un dato alarmante: creció la proporción de sindicatos que ya no tienen negociación paritaria vigente, que hoy alcanza el 15%. En aquellos casos donde aún hay paritarias activas, solo el 7,4% logró superar la inflación. El resto se divide entre quienes acompañaron el alza de precios y quienes perdieron poder adquisitivo de manera directa.
Desde CSIRA explicaron que “casi el 90% de los sindicatos industriales enfrentan serias dificultades para negociar paritarias”. Entre los principales obstáculos mencionaron “la ausencia de un horizonte económico claro, los retrasos en la homologación de acuerdos y la negativa de las cámaras empresarias a discutir mejoras”.
Al deterioro salarial se suma la precarización de las condiciones laborales. El 44% de los sindicatos informó recortes en las horas extra, el 37% denunció adelanto de vacaciones y suspensión de personal, y una cifra similar advirtió por licencias forzadas. Como parte del ajuste estructural, el 60% de los gremios detectó un aumento de los despidos, el 31% marcó un alza en los retiros voluntarios y el 26% observó más jubilaciones anticipadas.
La mirada hacia el futuro inmediato es desoladora. Más de la mitad de los sindicatos espera que el próximo trimestre sea “mucho peor”, mientras que otro 18% cree que será “moderadamente peor”. Solo una minoría confía en una leve mejora o en una estabilización.
En cuanto a las causas del deterioro, los sindicatos señalaron dos factores clave: la caída del poder adquisitivo y la apertura importadora, que desplaza la producción local. A esto se suma el impacto de la política económica pactada con organismos internacionales. “Para el 63% de los encuestados, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional va a empeorar la situación de la economía argentina”, concluyó el informe de CSIRA.
Mientras el gobierno de Javier Milei festeja equilibrios fiscales, los sindicatos industriales denuncian un país que se desangra en fábricas vacías, máquinas paradas y trabajadores despedidos.