*Por Gustavo Ramírez
Las semana que se inicia abrirá un espacio de movilizaciones enmarcadas en la resistencia y en la lucha contra las políticas económicas de un gobierno que se aferra a las cuerdas flojas. El vigor del Movimiento Obrero se nutrió con la decisión, de las centrales obreras, de consolidar las huelgas generales para las jornadas del 24 y 25 de septiembre. Si bien en principio las fechas parecían transitar por una franja de tiempo un tanto amplia para los márgenes del vértigo social, lo concreto es que ese espacio temporal terminará por servir como lazo de fortalecimiento de las medidas.
Los paros nacionales se construyen más allá de los anuncios. Las movilizaciones, los encuentros entre organizaciones sindicales y sociales juntos a los cuerpos políticos, la confluencia de sectores gremiales a priori distantes entre sí, son ejes de fortaleza ante la proximidad del futuro cercano. Durante la semana pasada hubo contundentes señales que rompieron con la hegemonía del sentido común de propios y ajenos. Ese mismo sentido común que afirma, sin precisiones, que “no hacen nada” o que existe una quietud alarmante desde la centrales obreras ante el avance de las políticas del Gobierno. La realidad refutó con firmeza esos presupuestos vacíos, esgrimidos, por lo general, desde a comodidad de las redes sociales.
La fosilización de la ideología anti-cegetista es la representación cabal de la ceguera progresista. El aburguesamiento intelectual es nocivo para las aspiraciones de unidad del campo nacional y popular. Sobre todo porque termina de darle crédito al rodaje mediático cómplice del pretendido absolutismo oficialista. Entre otras expresiones, las movilizaciones de Córdoba y Rosario, con fuerte presencia de la CGT Nacional, irrumpen en la fantasía discursiva y descomponen el magma jacobino de los actores morales de la Matrix ideológica.
El proceso aceleracionista, imbricado en las políticas cínicas del gobierno sin rumbo, tiene su correlato en la inmediata respuesta del Movimiento Obrero. La calle está ganada por la clase trabajadora en sus diversas expresiones. Y recién ahora comienza a observarse un despertar del cuerpo político para capitalizar la lucha de los sindicatos. La Federación Argentina de Municipios dio un paso trascendente en esa dirección. Su recorrido por los distintos estamentos sindicales consumó un espacio de articulación amplio par sostener, más allá de los enunciados de ocasión, las prestaciones necesaria de la unidad.
Existen territorios de inflexión también para el Movimiento Sindical. Luego del paro del 25 de septiembre habrá definiciones importante en la CGT para de una vez por todas disipar las dudas sobre el presente y el futuro inmediato de la conducción. Las tensiones internas no son sinónimo de debilidad como algunos intentan forzar la lectura. Son parte de la coyuntura política. No obstante hubo sectores que lograron imponer la racionalidad que demanda la confrontación y lograron desplazar las fibras conservadoras. Por estas horas, contrariamente a versiones distorsionadas, nadie se aferra a ningún cargo y existe la convicción de ir hacia la profundización de la lucha de la misma manera que se acerca la hora de la realización de un Comité Central Confederal para elegir una nueva línea de conducción.
Quien considere que existen vectores hegemónicos dentro de la CGT desconocen con profundidad lo que ocurre en el campo sindical. Ningún sector pude imponerse sobre el otro por las relaciones de fuerza son más parejas de lo que se presupone. Por eso la salida hacia el Confederal es una negociación permanente, más aun si se pretende continuar con el desplazamiento de los espectros conservadores. Vale de decir que la decisión del paro nacional para el próximo 25 de septiembre, fue determinante en ese sentido.
En la insistencia narrativa de la presunción se da por hecho que sustancias externas al organismo, por presión social y política, obligaron al Triunvirato a decidir el paro. Se soslaya, así, que la decisión partió de los sectores confrontativos internos y que se discutió en el Plenario de Secretarios Generales el pasado 19 de agosto. Lo que subyace en esta apreciación, que suele timbear pronósticos en la mesa de la tertulia ideológica y moral, es una permanente subestimación de los debates internos en la estructura sindical y de sus dirigentes.
Suele confundirse diferencia interna con ruptura permanente, tal vez más como proyección psicológica que por convicción. Antes de dicho plenario hubo encuentro donde facciones, supuestamente “antagónicas”, acercaron posiciones y decidieron combatir juntos dentro del mismo espacio cegetista. Parte de ello es la resolución adoptada por la Corriente Federal de Trabajadores, por ejemplo. Dicho espacio funciona como un cuerpo autónomo, con posición tomada pero que no demanda una ruptura con la CGT. Esa decisión ha servido para sostener, de cierta manera, una cierta alianza tácita con Juan Carlos Schmid.
El desafío del campo popular es desprenderse del virus progresista que surfea en las aguas verdes de la funcionalidad política con el régimen y la doctrina anacrónica de la izquierda anti-peronista. En ese no lugar, esa franja social, mínima por cierto, intoxica la discusión con la centralización del sentido común. Esa perspectiva anquilosada y de bajo costo, no logra distinguir el interesante momento que atraviesa el Movimiento Obrero en su lucha y en su discusión interna. Sobre todo porque se parte siempre del mismo diagnóstico porque el límite y el enemigo es Macri y el modelo que encarna.
El parasitismo ideológico es tan dramático como la anorexia política. La imputación moral infiere la proscripción sectaria de la CGT. Desde estos mares se pretende azuzar el oleaje de la pasividad histórica como pantalla plana donde se metamorfosea el devenir de la praxis sindical. Ello no es más que la aplicación del programa expuesto por Fukuyama como fin de la historia. Cuando los cuerpos morales del progresismo actúan, dentro del nudo nacional y popular, como elementos alienígenas, no hacen más que servir a la reproducción pedagógica del realismo capitalista. Enamorados platónicos de su propia ideología.
*Director periodístico de AGN Prensa Sindical
Periodista de La Señal Medios / Palabra Sindical/ Puerto Base / Radio Gráfica