*Por Damián Descalzo
En un reciente reportaje concedido para la señal televisiva C5N, la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) apreció la actualidad política del país; expresó que las elecciones presidenciales de este año van a ser “totalmente diferente” a las últimas y “totalmente atípicas”, porque van a ser “de tercios”, a diferencia de las de 2019, que fueron “de techos”, porque hubo solo dos partidos -Frente de Todos y Juntos por el Cambio- que agruparon el 90 % de los votos. De tal circunstancia concluyó que ahora conseguir el “piso” para poder acceder al ballotage, es más importante que lograr el “techo”.
Pero es bueno recordar que en los primeros meses de 2019 no pocos analistas y encuestas presentaban un panorama de tres tercios o cercano a eso. Además del oficialismo macrista y la oposición del espacio liderado por CFK, también se encontraba un sector del peronismo no cristinista que se englobaba bajo el nombre de “Alternativa federal”. Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto aparecían como sus principales figuras y vinculados a esa línea también estaba Roberto Lavagna. A veces se tendía a sobredimensionar sus posibilidades electorales pero era común en aquella época que se lo considerase como una tercera fuerza con ciertas expectativas. Ni hablar de lo que pensaban en el seno propio del también llamado “peronismo federal”.
El 26 de febrero de 2019, el entonces senador Miguel Ángel Pichetto señaló que imaginaba “un escenario electoral de tres tercios” (Agencia Télam). Diversas encuestas marcaban también que esa facción podría llegar a tener una performance de esa relevancia. Por ejemplo, el estudio de Ricardo Rouvier en febrero de ese año, apuntaba que entre Massa y Lavagna rondaban los 27 puntos en intención de voto (Clarín, 20 de febrero de 2019).
Por aquella misma época, la Universidad de San Andrés publicó un trabajo en el que entre Lavagna, Urtubey y Massa acumulaban el 22 % de posibles sufragios (El Cronista, 12 de marzo de 2019). Hacia mayo, en un trabajo de Management & Fit se manifestaba que la suma de los posibles candidatos de Alternativa Federal se encontraba por encima de los 22 puntos porcentuales.
Más allá de que es probable que ese espacio nunca haya configurado efectivamente un “tercio”, sí es real que le alcanzaba con esos guarismos para establecer una marca que le quitase al peronismo cristinista los votos necesarios para quedarse con el triunfo, tal como había sucedido en 2015 cuando se quedó con alrededor del 20 % de los sufragios (en las PASO de ese proceso electoral, la alianza de Massa y De la Sota -quienes compitieron bajo el nombre de UNA, Unidos por una Nueva Alternativa-, reunieron más del 20 % y, en las elecciones generales, el actual ministro de Economía superó los 21 puntos).
Con los antecedentes de 2015 sobre la mesa era fundamental para las aspiraciones del cristinismo lograr un acercamiento con sectores peronistas que se habían ido alejando hacia otros armados políticos. Estaba claro, entonces, que era necesario disolver o, por lo menos, neutralizar a ese incipiente “tercio”. Consideramos que fue mérito de CFK lograr ese objetivo cuando designó como candidato a presidente de la Nación a Alberto Fernández.
Su sorpresiva decisión liquidó las chanches de esa tercera opción, la que motivó, además, la elección de Pichetto -otro integrante de ese supuesto tercio- como compañero de fórmula de Macri, lo que redujo todavía más su volumen. La diluida Alternativa Federal terminó llevando a Lavagna y Urtubey en las boletas de Consenso Federal y no llegó a los dos dígitos, ni en las PASO ni en las generales de aquel año.
La estrategia de 2019 logró su finalidad en un ambiente no del todo favorable. CFK reconoció que en 2019 muchos gobernadores consideraban que estaba terminado su ciclo político, apuntó que no estaba claro si la CGT “estaba con Macri o con el peronismo” y también expresó que había dudas entre los movimientos sociales sobre su figura. En cambio, recordó que había una muy buena relación entre su hijo Máximo y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. En ese contexto, precisó que era necesario “agrupar” a todas las fuerzas para “asegurar” el triunfo del peronismo. En definitiva, reivindicó como “buena” aquella estrategia de nombrar a Alberto Fernández. Los resultados electorales lo avalan. La evaluación de la gestión configura otra etapa.
Pero ahora parece que CFK iría por un sendero distinto. Si en 2019 buscó ampliar la base de apoyo -y lo logró-, ahora da la sensación que apuntalará una candidatura más “propia”, más identificada con su proyecto político, más cercana. Todo esto porque ahora supuestamente ya no es relevante buscar el “techo”, sino asegurar el “piso” para llegar al ballotage, aunque también es dable imaginar que evalúa su incapacidad en esta oportunidad para neutralizar el nuevo tercio que ha surgido, según su propia interpretación, de la “bronca” del electorado. Ante esa afirmación a uno le surge la siguiente duda: Una candidatura que podríamos llamar “ïdentitaria” del cristinismo, más “pura”, menos abierta al resto del movimiento peronista, ¿no será contraproducente a la hora de una hipotética y muy probable segunda vuelta? Dejamos pendiente el interrogante y más adelante lo retomamos.
En otro momento de la mencionada entrevista, CFK manifiesta que hay que entender porque existe un tercio ahora y, en cambio, no se habría verificado tal situación en 2019. Parece que lo vincula a la memoria de su mandato presidencial y a la mala experiencia macrista. Ya hemos indicado que existía hace 4 años algo aproximado a un tercio y que se pulverizó luego de la conformación del Frente de Todos, pero el probable “tercio” actual está representado exclusivamente por una sola persona -Javier Milei-, a diferencia de la multiplicidad de nombres -y su consiguiente dispersión- que contenía la Alternativa Federal en 2019. Eso puede hacer más sólida su candidatura, pero también es probable que operen causales cualitativas más que cuantitativas (por lo menos parece que es así en el análisis de la vicepresidente).
Pero a pesar de lo dicho, vale la pena preguntarse si efectivamente Milei va a representa a un tercio de la población. La consultora Management & Fit planteó un escenario en abril de este año de tres tercios de cara a los comicios y aseveró que el libertario rondaría una cifra cercana a los 24 puntos (Infobae, 17 de abril de 2023). En las últimas horas diversas encuestadoras (Zuban Córdoba, CELAG) han afirmado que el ascenso de Milei generaría un verdadero escenario de tres tercios e incluso ubican al economista liberal en primer lugar de las preferencias.
Confieso que me generan muchas dudas tales guarismos y que sería muy llamativo que suceda eso en un país como la Argentina que cuenta con estructuras políticas sólidas. No es un dato menor que, mientras Milei ya está hace meses en su rol de candidato e incluso ha conformado su binomio presidencial, todavía no están definidas las candidaturas ni en el oficialismo ni en Juntos por el Cambio.
Retornando al tema de la posible estrategia de CFK, es posible suponer que sea polarizar con la figura en ascenso de la política nacional. Fue notorio que, desde el inicio del reportaje, buscó confrontar con Milei (hizo referencia, por ejemplo, al latiguillo de la “casta” instalado por el economista liberal). Tal vez comprenda que sea el enemigo más débil en la segunda vuelta y anhele acceder a un enfrentamiento con él en la instancia definitiva. De ser así, parece arriesgado suponer que Juntos por el Cambio quede relegado al tercer lugar pero no deja de ser posible. Entendemos que más razonable sería seguir apuntando hacia el “techo” más que al “piso”.
Todavía queda más de un mes antes del cierre de listas y sobran los interrogantes sobre qué podría suceder con las candidaturas. La cuestión se irá develando en las próximas semanas.
*Abogado, Magister en Derecho Laboral. Autor de los libros: Haciendo Justicia Juntos; General Leal: Héroe del Polo Sur y de la Patria Grande; ¿CÓMO SE GESTÓ EL PERONISMO? y Francisco, 10 años del Papa Argentino.
22/5/2023
