*Por Juan Manuel Martínez Chas
Se cumplen 73 años de uno de los hechos más importantes y de mayor emoción de la historia popular argentina: El 17 de Octubre de 1945. En esa fecha los obreros, del Gran Buenos Aires y del resto del país, confluyeron en la mítica Plaza de Mayo para rescatar a su líder. Aquel que había comenzado a instaurar un régimen protectorio basado en una legislación obrera, que tenía cierta antigüedad en nuestro país, pero que se hizo carne en los corazones y en cada uno de los sectores de las fábricas y del campo donde se instauró.
Había comenzado, con la asunción del entonces Coronel Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, la revolución Justicialista. Aquella que hizo parte a la clase trabajadora, a los Descamisados, a los desposeídos de la época, de un proyecto de Nación que los integraba, que los hacía parte de la construcción de una sociedad más justa, más digna y más solidaria.
De vital importancia podemos destacar la conformación y las fuerzas que adquirieron las organizaciones sindicales de trabajadores, la inspección del trabajo, los estatutos del periodista, del peón rural, del canillita. La ley de negociación colectiva, la creación de la Justicia Nacional del Trabajo en el año 1945, separando a los conflictos entre patronos y obreros del entonces. De la entonces justicia comercial de la Ciudad de Buenos Aires y fundamentalmente la necesidad de establecer, desde el Estado, todo un sistema de tutela y de garantía de los derechos sociales y laborales que posteriormente se plasmaron en la Constitución de 1949.
Con Perón encarcelado en Martín García, como metodología de la entonces revolución ya en decadencia, para truncar su proyecto social, el pueblo rebasando a las orgánicas sindicales se volcó a las calles para defender a su líder con el convencimiento de que estaba defendiendo su patrimonio, su pasaporte a la vida. El sello de amor que había logrado confluir a través de una Patria más justa e igualitaria, tanto con Péron como Eva Perón. La manifestación fue espontánea, una de las más grandes que recuerde la historia argentina. En ella, obreros de todas las latitudes de Capital y de Provincia de Buenos Aires, confluyeron para rescatar a su conductor.
La multitud fue tan numerosa que se logró el objetivo de rescatar a Juan Perón de la Isla Martín García, su lugar de confinamiento, y arrancarle entonces, al proceso en curso, elecciones democráticas. Ese día nació el peronismo pero además, ese día, nació un movimiento sindical pujante construido de abajo hacia arriba, comprometido con la Justicia Social y comprometido con un modelo de país donde el hijo de un obrero pudiera llegar a la universidad, donde las escuelas de artes y oficios y la Argentina Industrial fueran una realidad. Donde el pan sobre la mesa y la dignidad que da el trabajo fueran los elementos indispensables para constituir un esquema de Nación que fue un símbolo en Latinoamérica y en el mundo.
Sí, fue un 17 de octubre, de aquellos octubres que al Movimiento Obrero le dieron ínfulas revolucionarias. Desde octubre del ’17 hasta ese mismo año donde la revolución mexicana instauró una constitución social. Pero fundamentalmente ese día nació un Movimiento Sindical potente, transformador, revolucionario. Aquél que expresaba, en palabras de John Willian Cooke, de la mejor manera a ese gigante invertebrado que cuando tomara el mando de la Nación daría vuelta la escala de valores para transformar la paz y la equidad en el emblema mayor de la Justicia Social y de un trabajo que comenzó a ser parte del esquema central de integración de nuestra sociedad.
Como diría Alfredo Carlino, a quien tanto extrañamos, ese día fue un día de flores. Fue el día donde florecieron miles de corazones para un proyecto, que a 73 años, sigue más vigente que nunca. Por supuesto amoldado a los tiempos pero con los principios y los valores que dieron origen a ese movimiento histórico, sigue siendo hoy el peronismo, como nos enseñaba con sus versos Leopoldo Marechal, el subsuelo de la Patria Liberada. Ese subsuelo que en cada conflicto, en cada lucha obrera a los largo y a lo ancho de nuestro país, en cada expresión de la economía popular, recuerda aquellas jornadas que nos llenaron de gloria pero, que también, nos llenaron de enseñanzas. Enseñanzas que supo el Movimiento Obrero argentino, en la resistencia mirando el 17 de octubre, recordar y comprender. Hoy más que nunca la unidad es la consigna porque sólo los trabajadores salvarán a los trabajadores.
*Abogado Laboralista. Docente. Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (Universidad de Castilla La Mancha). Asesor de Organizaciones Sindicales .