Crisis en Boca: ¿la historia se repite?

*Por José Luis Ponsico 

El episodio de la extraña salida de Miguel Merentiel, contra Huracán, estando el partido empatado y siendo el delantero uruguayo el mejor «rankeado» por la hinchada de Boca, especialmente por sus cruces contra Benfica y Bayer Munich en el Mundial de Clubes, agudizó el mal momento deportivo: once partidos sin ganar.

Todo el ciclo agravado por antecedentes: la eliminación en instancias de clasificación Copa Libertadores, ante Alianza Lima —el declive del uruguayo Edinson Cavani—, luego otras decepciones, no clasificar en el torneo anterior, significó la renuncia de Fernando Gago, sumado Mundial de Clubes con el Aukland de Nueva Zelanda.

Antes, 1957, Boca vivió una racha adversa de diez partidos sin ganar. Para colmo, en el mismo tiempo, River ´57 llegó a 19 sin perder. Lo que agrava el clima de tensión del hincha de Boca. En el camino hubo protestas contra la «Comisión de Fútbol» que acompaña a Juan Román Riquelme.

Hoy le toca al experimentado Miguel Russo, con plantel numeroso, encontrar el rumbo.

Hace treinta años, Boca, desde el ciclo de Carlos Heller que dos veces contrató a César Menotti, tuvo técnicos notables y planteles de más de 30 futbolistas. Todo eso terminó en frustración. La llegada de Carlos Bianchi, primavera del ´98, cambió todo. Hasta ahí hubo nombres y apellidos cotizados. Pero muchas divisiones internas. Antes, Menotti, Silvio Marzolini, Carlos Bilardo y Héctor «Bambino» Veira.

En abril ´98, Diego Latorre, al regreso de Europa, tras ciclo exitoso en Boca, 1989/92, en medio de un mal momento con derrota ante Platense en «La Bombonera», fines febrero ´98, el «Calamar» lo «humilló» 4 a 0 lapidario, gran partido del «Turco» Mauricio Haunch.

Estando Héctor Veira DT en Boca, Latorre inmortalizó la escena: «Boca es un cabaret», dijo ante un grupo de periodistas.

Enseguida debió irse de Boca. Lo contrató Racing, tiempos del excéntrico presidente Daniel Lalín. Había llegado Ángel Cappa DT y el club hizo inversión importante. Con ellos, Ángel «Matute» Morales. Ninguno duró demasiado y «La Academia» vivió una frustración con decenas de embargos. En 1999 el club vivió una bancarrota y virtual hundimiento.

Boca había ganado, Apertura ´92, después de once años, con «el Maestro» Oscar Wáshington Tabárez y el regreso de Alberto «Beto» Márcico, destacado en Francia. El equipo exhibía a Carlos Navarro Montoya, Alejandro Giuntini, el paraguayo Cabañas, el cordobés José Luis Villarreal, con Latorre y el goleador Sergio «Manteca» Martínez. Boca campeón.

Esa base siguió con Menotti y los extranjeros que pidió el DT campeón del mundo: el colombiano John Jairo Tréllez y el chileno Ivo Basay. No anduvieron. Estaba Alejandro Mancuso y se había ido Alberto Acosta. Boca no pudo cambiar el clima que se pintó riverplatense:

Passarella + Gallego. Tres torneos para River desde 1990/94.

Silvio Marzolini reemplazó a Menotti, 1995. Un pedido de Antonio Alegre por el recuerdo del notable ex lateral izquierdo, el mejor del mundo, Mundiales Chile ´62 e Inglaterra ´66, tres vueltas olímpicas con Boca, 62/64/65, ganador con Diego Maradona y Miguel Brindisi, Clausura ´81. Silvio estuvo a punto de repetir. Lo frustró el Vélez de Carlos Bianchi.

En dic ´95 ganó Mauricio Macri y contrató a Carlos Bilardo. Llegaron otros refuerzos. De pronto, a la base anterior se sumó el «dream team»: el «Negro» Fernando Cáceres, la vuelta de Latorre, los zurdos Roberto «Tito» Pompei y Facundo Sava.

Seguían Navarro Montoya, Néstor Fabbri, otro llegado José «Pepe» Basualdo, con el impacto de Claudio Caniggia.

En el ciclo Marzolini ´95, sobre el segundo semestre, un impacto significó la vuelta de Diego Maradona, tras paso corto por Ñuls, luego de la suspensión por los episodios de «dóping» del pasado. El ex o Platense, Diego Scotto, otro «9», luego Julio Toresani, con la llegada del «Bambino».

En el ´97 también los colombianos Oscar Córdoba, salida de Navarro Montoya, el duro Jorge Bermúdez, en tanto el centrocampista para otro rocoso, Mauricio «Chicho» Serna. A poco, Veira no encontraba la vuelta.

Antes, Bilardo había hecho debutar a la gran promesa, Juan Román Riquelme, apenas 18 años. Nov ´96: Boca 2 Unión 0. Acontecimiento que nadie recordó en la despedida de Riquelme, un estadio repleto, la mítica «Bombonera xeneize».

La suma de futbolistas y técnicos, cuatro años, los ´90, es parecida al tiempo que lleva hoy Riquelme en el poder y «grupo asesor»: el «Mosquito» Raúl Cascini, Serna, antes Bermúdez y siempre Marcelo Delgado, cercano en el afecto de Román.

Falta uno, cuestionado: Cristián «Chanchi» Riquelme, hermano menor del «Jefe».

Latorre ejerce desde hace más de diez años como comentarista, todo indica que arrepentido de aquella impronta, pero Boca repite ciclos: llegan futbolistas, algunos cotizados, también técnicos, pero no siempre el clima interno recicla en armonía.

En todo el tiempo revisado hubo aciertos: cuando llegaron los «Mellizos» Guillermo y Gustavo Barros Schelotto y Martín Palermo.

Pero especialmente, Carlos Bianchi. A veces, una persona cambia el destino.

River hace diez años lo vivió con Marcelo Gallardo.

Hoy le toca a Miguel Russo resolver el dilema.

Un momento difícil para él, los jugadores y dirigencia donde, curiosamente, todos fueron campeones con el «Virrey» Bianchi, hoy en Francia, donde reside seis meses al año.

Continuará.

* Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur, Víctor Lupo, Agencia Nacional y Popular, AGN  Prensa y De Memoria

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