Córdoba: el arzobispo Ángel Rossi criticó la indiferencia ante la pobreza y afirmó que «hay manos que tienden miseria y hay manos que bendicen y cuidan»

Por Redacción

El Arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, crítico con dureza la indiferencia frente a la pobreza y llamó a reafirmar el compromiso cristiano con los más humildes. Durante su homilía dominical, el sacerdote instó a la comunidad a despertarse y a revisar las » actitudes de epulones», en alusión a un pasaje bíblico que hace referencia al  rico y Lázaro.

Al mismo tiempo, citó al autor del libro Evangelios molestos, Alejandro Pronzato: «Y ciertamente el de hoy es uno de ellos. Es molesto en el sentido de que chusan, que interpelan, que nos ponen frente a situaciones del corazón y opciones exigentes. Se podría sintetizar en un imperativo: despiértense. O despertémonos. Estamos a tiempo. Es una exhortación al amor a los pobres y a la responsabilidad que debemos tener respecto a ello».

Sobre el pasaje de Lázaro y el rico, Rossi explicó: «Epulón es un adjetivo, no merece un nombre propio. Es tan esclavo de sí mismo que no merece ser llamado. En cambio, Lázaro, que significa ‘Dios ayuda’, concentra en sí todas las pobrezas posibles. Lo único que posee es su nombre. El rico no es malo, pero su bienestar no le permite ver. Es un apoltronado, un asegurado que se va volviendo miope, termina siendo ciego».

En otro tramo de su homilía, el arzobispo criticó la tergiversación del mensaje cristiano en el debate público y aseguró que  “hoy se escucha que cuando uno habla de los pobres o está lucrando con ellos o es comunista. Pero esta exigencia del servicio a los pobres no tiene su fuente en ninguna ideología: es exigencia cruda y clarita del Evangelio. El pobre es Cristo, decía San Alberto Hurtado”.

El cardenal vinculó su mensaje con la situación social y política actual. Sostuvo: «Tiende tu mano al pobre. Es un símbolo que recuerda la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos tiempos vemos también manos que comercian muerte, desde el narcotráfico, la trata, o la venta de armas. Hay manos que tienden miseria, y hay manos que bendicen y cuidan».

«Qué lindo hubiera sido que nuestros representantes se hubieran reunido para suavizar las penurias de los jubilados que tienen que optar por un remedio o comer; o para restablecer la atención digna a la discapacidad. Qué lindo hubiera sido. Hubiera sido lindo porque ese es el antídoto que tiende puentes en nuestras grietas. Nada nos une más que estas realidades», expresó al referirse a la realidad nacional.

Al mismo tiempo, citó nuevamente a San Alberto Hurtado: “No puede pretender llamarse cristiano quien cierra su corazón al prójimo. Se engaña quien acude con frecuencia al templo pero no va a las necesidades de los pobres. Se engaña quien piensa en el cielo pero olvida las miserias de la tierra”.

Rossi concluyó su homilía con un llamado a la conversión personal y comunitaria: “Revisemos nuestras actitudes de epulones, que nos despertemos. La comodidad, incluso sin opulencia, trae olvido y tentación de indiferencia. Que el Señor nos conceda esta gracia, y que la Virgen, consuelo de los afligidos, nos acompañe”.

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