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Cachemira, Gaza, aires de familia

A medida que avanzan las maniobras sionistas para la solución final a la cuestión palestina, se hace más evidente que el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, al menos, toleró la operación Tormenta de al-Aqsa del siete de octubre de 2023, preparando lo que vendría de inmediato.

Frente a la maniobra monstruosa de la resistencia palestina, la opinión pública mundial y los gobiernos occidentales le concedieron a Israel la posibilidad de una respuesta acorde, aunque quizás muy pocos supieron o imaginaron de antemano que la respuesta acorde iba a ser casi veinte meses de bombardeos constantes, cientos de miles de muertos, entre ellos un número escalofriante de niños, y una hambruna programada que, si bien todavía no termina de dar sus frutos, las imágenes están mostrando cuál es el fin último de Netanyahu, que, convertido en un Herodes moderno, aspira a aniquilar de raíz a la niñez palestina, lo más pronto posible, y continuar con la expulsión de los sobrevivientes, a donde puedan llegar, detalles que a nadie le interesan nada.

Con el exterminio de Gaza y Cisjordania, la ocupación de Siria y Líbano, ya no se puede dudar que lo del siete de octubre fue un bulo en toda su regla. Aquello había sido preparado como detonante propiciatorio del genocidio más publicitado y menos condenado de la historia.

Todo fue parte de un formidable plan de la inteligencia sionista, una de las mejores del mundo, si no la mejor de la historia. Que, habiendo sido capaz, por recordar sus últimas hazañas, de intervenir docenas de móviles para detonarlos y asesinar a sus usuarios de manera remota; que cuenta con capacidad para haber filtrado las inteligencias del Hezbollah, con la que pudo detectar y eliminar a toda su comandancia, incluso al propio Hassan Nasrallah, al tiempo que también penetraba a la inteligencia iraní, se hace difícil creer que se le fuera a pasar entre las piernas la operación de Hamas.

Para lo que se debieron movilizar centenares de militantes y toneladas de material, en el lugar del mundo más vigilado y controlado del mundo. Monitoreo satelital constante, cámaras de seguimiento, espías e informantes en el territorio, controles y chequeos permanentes y, si fuera poco, la colaboración de otros servicios de inteligencia como la CIA; no haber detectado la maniobra con la suficiente antelación como para haber podido evitarla se hace imposible de creer. Como se dice por ahí, el diablo está en los detalles, y son esos detalles donde quedan marcadas las señas de este fraude.

En estos momentos, cuando el mundo descubre que está al borde de una guerra nuclear entre India y Pakistán, el primero para castigar la masacre de turistas indios en Cachemira el pasado veintidós de abril a manos de un, por lo menos, poco conocido grupo insurgente musulmán que pretende incorporarla a Pakistán, algo resuena a la operación Tormenta de al-Aqsa.

Tras aquel ataque, el ataque del veintidós de abril en el valle de Pahalgam, los muyahidines pudieron replegarse, sin volver a ser localizados. Ninguna información ha conseguido India, a pesar de las numerosas razzias que sus fuerzas de seguridad realizaron, deteniendo a más de dos mil personas, demolido centenares de viviendas y arbitrariedades muy similares a las que sufren a diario los palestinos. Además de un amplio abanico de sanciones y amenazas contra Pakistán, con que el primer ministro, Narendra Modi, se pone a la par de su amigo, Bibi Netanyahu, respecto a Palestina. (Ver Cachemira: La guerra está servida).

Para cualquier seguidor de la información internacional, no se le podrá escapar el notable aire de familia en los discursos y las acciones del primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, y el hindutva Narendra Modi, a la hora de castigar a sus rivales.

El odio visceral al islām y las necesidades políticas internas, que a veces se resuelven agitando ese mismo fantasma, llevaron a ambos a estrechar relaciones. En 2017, Modi se convertiría en el primer jefe de Estado indio en visitar Tel Aviv, al tiempo que abandonaba la histórica posición india a favor de los derechos de Palestina. Al año siguiente, Netanyahu devolvería la visita a Modi, donde además reafirmaron acuerdos comerciales en el área militar y de inteligencia. (Ver: Israel, un caballo de Troya en India).

Otra coincidencia entre Netanyahu y Modi es que ambos, además de sus excelentes relaciones con Washington, tras la nueva asunción de Donald Trump, ya lo han visitado: Modi en febrero y Netanyahu en abril, momento en que el presidente norteamericano lanzó su esplendorosa idea de crear una “Riviera del Medio Oriente” sobre los cadáveres y la memoria de miles de palestinos, masacrados desde la invasión sionista desde 1947.

Mientras en el encuentro entre Trump y Modi, el primer ministro indio habrá debido rendir cuentas sobre algunas libertades que se tomó en los cuatro años de ausencia de Trump, respecto a sus posturas comerciales y en otros temas sensibles como la estratégica área del Indopacífico, cierto acercamiento a Moscú y detalles similares, nada que entre viejos amigos no se pueda resolver.

Trump, un difícil equilibrio

Es imposible saber si el indio se trajo de Washington un cheque en blanco para cobrar en Cachemira, aunque por estos días podríamos ir intuyendo de cuántos ceros fue aquello.

Prácticamente, a las mismas horas que Israel lanzaba su ofensiva definitiva contra Gaza, Modi, después de dos semanas de disparos de un lado a otro de la Línea de Control (LoC), comenzó a cumplir algunas de sus amenazas.

En primer lugar, ordenó el cierre de los canales que desvían las aguas del río Indo hacia las regiones agrícolas pakistaníes, esenciales para la producción agrícola de las provincias del Punjab y Sindh, ambas fronterizas con el norte de India, las que ya están sumamente comprometidas por la ola de altas temperaturas de toda la región, cinco grados superior a la media y que en algunos casos sobrepasó los cincuenta grados.

Para de inmediato lanzar la Operación Sinddor (poner en orden), que comenzó con un raid de bombardeos del otro lado de la LoC, contra nueve objetivos donde cree la inteligencia india que hay una importante actividad terrorista. (Muzaffarabad, Kotli, Bahawalpur, Rawalakot, Chakswari, Bhimber, el valle de Neelum, Jhelum y Chakwal). Los ataques que Nueva Delhi calificó de “quirúrgicos” dejaron al menos veintiséis muertos.

En un discurso televisado a todo el país, el pasado miércoles, el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, prometió vengar “cada gota de sangre de los mártires”. En la mañana del jueves ocho, se conoció la versión pakistaní de que su artillería antiaérea había derribado veinticinco drones de fabricación israelí, provenientes de India dentro de su espacio aéreo, algunos de ellos en cercanías de Karachi, capital de Sindh, y de Lahore, la capital del Punjab, ambas con más de quince millones de habitantes.

Mientras que también Pakistán habría derribado un avión no tripulado cerca de la ciudad de Rawalpindi (Punjab), sede del cuartel general del ejército y oficinas claves de los inter-services, la poderosa agencia de inteligencia pakistaní. Fuentes pakistaníes informan que se han intensificado los disparos en la LoC, en los que murieron al menos dieciséis personas, del lado indio.

Al tiempo que Nueva Delhi informa haber neutralizado intentos de Pakistán de atacar objetivos militares con drones y misiles durante la noche del miércoles al jueves en el norte y el oeste de la India. En una reunión informativa con dirigentes políticos de la oposición, funcionarios del gobierno de Modi informaron haber asesinado a más de cien terroristas en Cachemira.

Mentiras y verdades corren de un bando y otro, mientras que Trump sabe que, a medida que más bajas y daños se puedan producir, más difícil será la desescalada. Una escalada en la que también ha participado. A los Estados Unidos tampoco les conviene acorralar tanto a Pakistán, ya que sería como empujarlo a los brazos siempre generosos de China, que se prepara para una guerra de mayor envergadura, aunque eso ya es otra historia.

*Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asía Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

8/5/2025

 

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