Fiel a su estilo anti-nacional y anti-popular, la ahora libertaria Patricia Bullrich, oficializó en las últimas horas la creación de un consejo académico para capacitar a agentes encubiertos en tareas que incluyen la infiltración digital y el uso de identidades falsas en redes y plataformas online. La medida se formalizó mediante dos resoluciones publicadas en el Boletín Oficial y están alineadas con políticas coercitivas para sustentar el control y el disciplinamiento social.
La resolución 828/25 aprobó un protocolo para la actuación de agentes encubiertos y reveladores digitales. Este será obligatorio para la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Servicio Penitenciario Federal. Señala que las plataformas digitales crecieron exponencialmente y se utilizan para cometer delitos, aunque no detalla cuáles. Por ello, autoriza el uso de identidades ficticias y otras técnicas para infiltrar y seguir a usuarios en Internet.
El protocolo define dos roles específicos: “agente encubierto digital” y “agente revelador digital”. Sin embargo, no establece límites claros para sus tareas ni controles judiciales estrictos. El documento menciona la necesidad de “adaptarse a nuevas formas de criminalidad”, pero no delimita el alcance de esta adaptación. No obstante, la decisión oficial da un paso más para horadar los principios básicos de la democracia y le permiten a Bullrich concentrar un poder determinante como represora de la clase trabajadora y de la oposición política. Estos sectores fueron señalados por el gobierno libertario como enemigos del régimen reaccionario.
Por otro lado, creó el Consejo Académico para la Formación y Capacitación de Agentes Encubiertos, destinado a brindar formación especializada para intervenir en delitos complejos y crimen organizado. El juez federal Ricardo Ángel Basílico presidirá este consejo, que colaborará con la unidad especial de agentes encubiertos y coordinará con el Poder Judicial y las fuerzas federales.
Si se tiene en cuenta la biografía de Bullrich y sus relaciones con los servicios de inteligencia tanto de Estados Unidos como de Israel, no es casual que asuma este tipo de decisiones. El régimen neocolonial necesita condicionar a la democracia para concretar su plan de disolución nacional. Al mismo tiempo que se promociona la violencia institucional, se expande la violencia política y la violencia económica como directriz del gobierno libertario.