*Por Guadi Calvo
Con la ex Primer Ministra Sheikh Hasina, en India y que posiblemente se exilie en Bielorrusia, y el economista y Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, creador de las microfinanciaciones, un hombre del establishment internacional y bien visto por los Estados Unidos, interinamente a cargo del ejecutivo, es claro en el lugar que estará Bangladesh, en este nuevo capítulo de la Guerra Fría. El hostigamiento a China, por parte de Washington, hasta convertir a Taiwán en una nueva Ucrania.
El nuevo gobierno provisional, que indudablemente será tutelado por el ejército, en apariencia el gran ganador de estos largos meses de revueltas y crímenes, si quiere conducir al país a la pacificación, tendrá que las turbas, que protagonizaron la violencia a lo largo de prácticamente todo el mes de julio, hasta el cuatro de agosto cuando se conoció la “renuncia” de Hasina, continúen con hechos como el asalto y saqueo de la sede de gobierno, el Palacio Ganabhaban, donde las turbas también se concentraron en derribar y destruir monumentos a la memoria del sheikh Mujibur Rahman, además de padre de la ex Primer Ministra Hasina, conocido popularmente Bangabandhu (el amigo de los bengalíes), considerado el fundador del Bangladesh moderno, que estableció el secularismo, el alineamiento no occidental y con una estrecha alianza con India, país que colaboró en la guerra de 1971 con el movimiento independentista contra Pakistán y siguió operando desde entonces como dique de contención a los intereses de Islamabad.
El estrecho sendero de Yunus
Yunus, de 83 años, quien estaba en París como asesor de los organizadores de los Juegos Olímpicos, volvió con urgencia a Bangladesh. Se había convertido en un importante crítico del gobierno de Hasina, inmediatamente después de que esa administración abriera una serie de investigaciones sobre él. Anteriormente, antes de que llegara al cargo de Primera Ministra, Hasina denunció públicamente a Yunus y a su Banco Grameen por usar métodos poco amables para recuperar los famosos micropréstamos a mujeres rurales.
En 2011, Yunus fue obligado a abandonar el puesto de director ejecutivo de ese banco presuntamente por violar normas gubernamentales sobre aportes jubilatorios, y en 2013, acusado de no blanquear los fondos recibidos por su Premio Nobel y las ganancias por sus libros. Más tarde, también fue investigado por el manejo de otras empresas en las que tenía parte, como la Grameen Telecom, la compañía de telefonía móvil más grande del país. Según sus partidarios, todas las causas fueron armadas por intereses políticos. Aunque bueno, ya sabemos qué dijo Bertolt Brecht respecto a este gremio.
Tras enterarse de la destitución de Hasina, Yunus declaró que: “Hoy deberíamos celebrar. Nos hemos librado de un gobierno muy autoritario” y calificó el golpe orquestado por la CIA como una “revolución” y reiteró: “Lo estamos disfrutando, estamos disfrutando de nuestra libertad y se abre una nueva era para Bangladesh”. (Bangladesh, jaque mate a la reina.)
El famoso banquero cuenta constitucionalmente con noventa días para la realización de elecciones y, para alcanzar esa meta, antes deberá sortear los focos de violencia que encendieron los días de julio y amenazan con prolongarse por un buen tiempo más. Además, habrá que saber si tendrá la muñeca y la templanza política para dirigir el país en estas condiciones.
Deberá resistir a las presiones del ejército, el establishment y la embajada norteamericana, que laboriosamente ha cincelado esta oportunidad para avanzar sobre el golfo de Bengala, en miras de seguir sus políticas de hostigamiento a China. Aunque quizás encuentre algún atisbo de solución a la endeble situación económica del país: desocupación, inflación y deuda, ya que sin duda, con lo valiosa que resulta la estratégica posición geográfica, el Pentágono hará que el Fondo Monetario encuentre rápidamente líneas de crédito para socorrer a Yunus y endeudar al país.
Mientras, sabe que tanto desde China, con quien Hasina tenía importantes acuerdos comerciales, e India, un aliado estratégico, lo estarán observando con mucha atención para que ni los Estados Unidos ni los pro-pakistaníes tomen demasiada injerencia en su gobierno y en lo que pueda sucederle.
Como cada año, los monzones han llegado a Bangladesh, puntales en el mes de julio y se prolongarán a lo largo de los siguientes tres meses. Este año no ha sido diferente; los monzones han vuelto a golpear rigurosamente al pueblo bangladesí, pero este año mucho más con violencia política.
*Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
9/8/2024