Por Redacción
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, presenta por segunda vez en 50 años, sus obras plásticas reunidas en la exposición La revolución de la No-Violencia. La muestra estará disponible hasta el próximo 29 de octubre en el Museo Evita. En la misma se podrá apreciar una faceta poco conocida del activista social y político con obras que abarcan distintos procesos de fuerza creativa. Se incluyen, además, cartas con el Papa Francisco y con el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama.
En el marco de la inauguración de la exposición, Esquivel, contó que junto con su padre en recorridas por el barrio de La Boca “pintábamos en el puerto e intercambiamos nuestras obras por sanguchitos y naranjina con los dueños de las cantinas. A veces subíamos al estudio de Quinquela Martín para verlo trabajar y comer tallarines. Caminito no es lo que era ahora, eran las vías del tren repletas de obreros que iban y venían. Allí vi el teatro callejero de Cecilio Madanes con escenografía de Raúl Soldi y conocí a Alfredo Palacios”.
Por otro lado, su obra está atravesada por la realidad continental, en tal sentido reconoció: “Todo está relacionado. América Latina tiene una gran importancia en toda mi obra: los pueblos indígenas, los campesinos, los movimientos de mujeres y de jóvenes. Creo que hay una dinámica permanente de transformación en la vida de los pueblos y que éstos son constructores que deben recuperar su cultura”.
Respecto al presenta nacional, Pérez Esquivel afirmó que “nos preocupa el negacionismo, la campaña de odio, porque una sociedad no se puede construir sobre el odio, sino sobre la verdad, la justicia, que es la democracia. Hay un negacionismo en aquellos que no quieren tener memoria. Y es la memoria la que nos ilumina el presente”.
Al mismo tiempo, sostuvo que “la democracia significa derecho e igualdad para todos, que no se nos mueran los niños de hambre y enfermedades evitables. Esto que Evita puso siempre como eje muy claro en su vida. Para mí, Evita tuvo mucho significado porque ella apoyó a mi viejo que estaba ciego para que le den la jubilación. Y esto no tenía nada que ver con la propaganda sino con una sensibilidad humana”.
“Si nosotros no tenemos amor por nuestro propio pueblo, todo lo que hacemos no sirve. Por eso uno reclama a la dirigencia política ética, responsabilidad y dignidad para estar al servicio del pueblo porque lo otro -el negacionismo, la violencia, el odio- es contra el pueblo. Por favor, que el pueblo no vote a sus verdugos”, puntualizó.
Para Esquivel “el arte es una fuerza vital que se dirige a los sentimientos, pero también al pensamiento. ¿Cómo leían antes las personas que no estaban instruidas? Leían por las imágenes. Y hoy vuelven las imágenes. Muchos jóvenes no tienen la lectura, pero sí la imagen”. En situaciones de crisis social, “el arte es comunicador””.
Asimismo, concluyó: “Lo que tenemos que generar es conciencia crítica, valores, porque no todas las imágenes son válidas. Hay imágenes que también dañan, dañan a los jóvenes en sus pensamientos, en sus comportamientos. Tenemos que valorizar muchísimo y rescatar a artistas, a músicos que estuvieron en la resistencia. ¿Cómo nos alimentamos en la lucha contra la dictadura? Por la cultura, por el arte. Mario Benedetti, León Gieco, la Negra Sosa”.
La revolución de la No-Violencia es organizada por el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón y la Asociación Museo Evita. Se puede visitar de martes a domingos, de 11a 19 horas , en Lafinur 2988, CABA.
15/9/2023