*Por Martín Tomassini
“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”
George Orwell
El país vive un panorama desolador, el Gobierno no tiene control. Empiezan a aflorar importantes focos de resistencia. Es sabido que es un mal momento para fracturar, aunque hay quienes lo ven de otra manera. Aun así, nos encaminamos hacia un paro nacional de 24 horas, un nuevo paro nacional.
En el último plenario de Secretarios Generales de la CGT se resolvió la medida fuerza. Se sumó, a esta iniciativa, la otra Central Obrera. Como siempre, intentan mostrar su poderío y se redobla la apuesta: Paro de 36 horas y movilización.
Parte de la Corriente Federal de Trabajadores estuvo en el plenario y sin dejar de mantener su posición, se sumó a la medida. Otra parte del sindicalismo, salió a pegar carteles apuntando con el dedo a la Central Madre. Sin respetar historias ni luchas, sin análisis ni ea culpa. Sólo para romper, sin tener en la mira que el enemigo real está en La Rosada.
Hubo otro gran ausente, Camioneros, junto con un pequeño grupo de gremios disidentes. El sindicato que conduce Hugo Moyano había decidido abandonar la sede de Azopardo para sumarse a la sede de alguna de las dos CTA. Como se dijo en el plenario, nadie está en contra de la disputa de poder que están dando algunas de estas organizaciones. Lo que se pone en discusión es el modo como lo hacen.
Nadie va a cuestionar la medida que tomó Camioneros, lo que se cuestiona es la forma. Desde la CGT no se han escuchado voces opinando sobre las actuaciones de otros espacios. No se habla de la fracturas internas que tiene la CTA o de la CFT ni de las organizaciones de izquierda.
El conjunto de sindicatos confederados viene preparándose para la lucha y aunque a algunos no les guste la CGT está en la calle. La vemos al frente de la movilizaciones, también discutir con distintos actores. Plantar posición contra el FMI y organizar las acciones directas contra el gobierno. Todo esto entre tires y aflojes internos y externos.
“Si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír“, escribió George Orwell, en Animal Farm.
Aunque la tecnología avanza, se crean nuevas formas de comunicación, estamos más conectados, más cerca, la desinformación es moneda de cambio. Nos encontramos x-distantes de la realidad. Por un lado están los que creen en la mentiras ciegamente, sin lugar a dudas y por el otro están los que no creen en nada o deducen o crean su información. Los primeros están captados por el sistema, no son capaces de corre el velo que le cubre los ojos. Los otros, quizá sean peores. Crean un mundo tan distanciado de la realidad que los lleva a errar en el diagnóstico. Entre estos dos puntos de referencias están los actores sociales y los comunicadores.
El Movimiento Obrero es el bastión de la resistencia de los trabajadores. Por eso el ataque constante del gobierno neoliberal. Este ataque no es posible sin uno de sus cómplices directos: El periodismo. Como siempre los medios masivos de comunicación, la corporación de medios, juegan un papel preponderante en la guerra de la desinformación.
El problema recrudece cuando desde los medios alternativos se le hace el caldo gordo a la corporación. Los medios populares deberían ser un oasis para que el ciudadano – consciente de la operación – pueda encontrarse con la otra cara de la realidad. Los que no sucede, ya que se ve la línea editorial de muchos medios comunitarios, está sesgada por la ideología de muchos de sus miembros.
Se suscribe a la falsa idea de tener “agenda propia”. Si el medio se informa con los diarios de la “corpo” – aunque sea para mostrar lo diferente que son – cabe preguntarse si Clarín miente siempre o sólo cuando a “mi me conviene”. ¿Puedo tomar como fuente a Infobae o a Página 12? . La agenda propia no es sólo un discurso para captar la atención del público, ganar oyentes o lectores, es una posición filosófica que nos obliga a informarnos por nuestros propios medios e informar lo que verdaderamente conocemos.
“La guerra es la guerra. El único ser humano bueno es el que ha muerto”, sentenció Orwell en Animal Farm.
En todos lados se cuecen habas. Moyano se va de la CGT porque hace su propia jugada y lo hace con un documento en donde cuenta las razones. Bien, entonces tenemos dos opciones: Reproducimos como loros lo que dicen todos o investigamos. Si investigamos veremos que algunos de los puntos, por los que Camioneros dice que se aleja, son un argumento falaz.
Dos ejemplos, la versión esgrimida por Camioneros da cuenta que la CGT no brindó apoyo al gremio contra la multa impuesta por el Ministerio de Trabajo. No obstante, sumado al comunicado que salió desde el seno de la Confederación General del Trabajo, se escucharon voces de muchos dirigentes del Consejo Directivo, incluyendo a los Secretarios Generales que por varios medios salieron a rechazar la medida. Incluso uno de los integrantes del Triunivirato trabajó junto a Hugo Moyano hijo para hacer una presentación en la OIT.
El otro ejemplo es el que da cuenta de que la CGT se juntó con el FMI. Como es sabido, la Confederación General del Trabajo mantuvo una entrevista con representantes del Fondo, en dicha reunión los representantes cegetistas no aceptaron ni una coma del acuerdo con el gobierno. Haciendo un poco de memoria, en los ’90, una comisión de dirigentes viajó a reunirse con el FMI, en aquel entonces mandados por Moyano.
El periodismo, y sobre todo el que se dice independiente, tendrá que hacer una autocrítica. Tendrán que dejar de etiquetar al sindicalismo según su conveniencia y empezar a trabajar como predican que hay que hacerlo. Porque sino, por conveniencia, para ello “todos los sindicalistas son iguales pero a veces, algunos son rubios y de ojos claros”.
*Miembro del Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento.
Conductor del Programa Puerto Base: Lunes de 15 a 16 horas, por Radio Gráfica. FM 89.3